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ANTONIO CORBILLÓN
Jueves, 11 de mayo 2017, 19:55
Cuando a mediados de los años 90 Bernardo Provenzano se hizo con el poder en la Cosa Nostra siciliana heredó los rescoldos de un mundo en descomposición. Sus propios padrinos habían roto la regla sagrada de la 'omertá' (el silencio) y colaborado con la Justicia como 'pentiti' (arrepentidos). El asesinato de los jueces Falcone y Borselino acabó por destrozar el estatus de control y ramificación tentacular de la mafia en la sociedad. Las cárceles se llenaron de arrepentidos y, por una vez, pareció que el Estado italiano vencería a ese otro 'estado paralelo'.
Provenzano, natural de Corleone, 'zona cero' de los clanes, logró resucitar las formas de la Cosa Nostra. Pero entre las cinco biblias halladas en su escondite apareció una llena de anotaciones. Eran sus 'pizzini' (papelitos). Un juez entregó los textos a un sacerdote, un teólogo y un experto en evangelios. Concluyeron que Provenzano «había adoptado el lenguaje bíblico-simbólico para comunicar». Hasta entonces, la palabra dada era el único contrato de un mafioso. Una forma de no dejar huellas.
Por esas fechas en las que el capo siciliano redactaba su 'doctrina' criminal, Marta Ferrusola, esposa del todopoderoso presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, ideaba su propio 'lenguaje evangélico' para atender los movimientos de capitales familiares en la banca andorrana. Dinero heredado de su suegro, el estraperlista (otra forma de mafia) Florenci Pujol. Una fortuna siempre negada hasta la confesión de Jordi Pujol en 2014.
Marta Ferrusola se reconoció ante la Banca Reig como «la madre superiora de la congregación». Y como tal, les dio a sus gestores órdenes para mover sus capitales. «Reverendo Mosén, soy la madre superiora de la congregación, necesitaría que traspases dos misales de mi biblioteca a la biblioteca del capellán de la parroquia. Ya le diré dónde se tiene que colocar. Muy agradecida».
En aquellos años 90, la 'Martona', como la conocen en la intimidad, debió de tener claras las advertencias del capo Tomasso Buscetta, el más famoso de los arrepentidos, cuando dijo que la mafia era «el reino de los discursos incompletos». El doble sentido permite curarse de futuras investigaciones. De hecho, los letrados de Ferrusola hablan ya de que estos textos manuscritos son «una fotocomposición» y los rechazan como prueba.
Las similitudes entre el clan Pujol y el mundo siciliano no acaban aquí. Los buenos mafiosos que cumplen los valores básicos de su credo (honor, amistad y silencio) son 'uomo d'onore' (hombre de honor). ¿Acaso no era Marta la consorte del 'molt honorable' presidente Pujol? «El mafioso debe hacerse respetar sin necesidad de recurrir a la ley, aunque tenga que violarla», recuerda en sus estudios la italianista de la Universidad de Salamanca e investigadora de la jerga de la mafia siciliana Yolanda Romano Martín.
Sagrada familia
Lo más cerca que estuvo de romperse la 'omertá' de los Pujol fue en 1993. El entonces aspirante a sucederle Miquel Roca acudió a Madrid a advertir al Gobierno socialista de las operaciones que ya encabezaba el quinto de los hijos, Oriol Pujol, rival suyo en el liderazgo de Convergencia. «A la familia, ¡que no me la toquen!», estalló el president. Ahí se acabó todo. Y ahí empezó el coqueteo con los códigos mafiosos que, como recuerda Romano Martín en sus trabajos, tienen como norma que «quien recurra a la Justicia será considerado un espía, un infame». De hecho, la 'operación Roca' diluyó su futuro político como un azucarillo en el entonces todavía tibio café del catalanismo.
Estos paralelismos también los detectó a finales de 2015 el juez de la Audiencia Nacional que redactó el auto que abrió la veda para llevar a la 'famiglia' Pujol al juzgado. El texto habla de «asignación de roles» y del «particular sistema de rendición de cuentas para controlar ese reparto de fondos». Una suerte de «familia-organización», resume el magistrado en su escrito.
Marta supo copiar los códigos. Pero tal vez no había leído a Leonardo Sciascia, siciliano y el escritor que mejor registró los proverbios y mensajes mafiosos. Sciascia advirtió en su novela 'La parroquia de Regalpetra' que «uno debe desconfiar de los hombres de sotana, ya que son poderosos y corruptos fuera de sus funciones de la Iglesia». Una vez más se cumplió esta profecía y el «reverendo mosén» (título que se daba a los clérigos en el reino de Aragón) de la banca andorrana ha resultado fatal para la 'omertá' de los Pujol.
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