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El aire aséptico y lánguido del septeto de Corea del Sur BTS está arrasando en el mercado musical anglosajón. r. c.
BTS grupo musical | La bomba coreana

La bomba coreana

El grupo asiático BTS conquista el número uno de la lista Billboard. Por primera vez en doce años con canciones que no son en inglés. Dicen que es la banda sonora del deshielo Estados Unidos-Corea

ANTONIO CORBILLÓN

Lunes, 11 de junio 2018, 00:35

Una banda coreana que se encarama al número uno de Billboard 200, la lista de los álbumes más populares de la semana en Estados Unidos? Si al público norteamericano le hacen esta pregunta hace unos meses, muchos la relacionarían con alguna campaña oficial del Gobierno de Donald Trump para completar el proceso de deshielo con el régimen de Kim Jong-un en Corea del Norte. Mientras los negociadores de Washington siguen en la península asiática y el propio Trump escribe en Twitter que «Corea del Norte tiene un potencial brillante y será una gran nación económica y financiera algún día», sus vecinos del sur le han puesto banda sonora a este amago de noviazgo político.

BTS, una banda de siete adolescentes de ojos rasgados con aire entre vaporoso y gótico, han conquistado esta semana el 'top one' del centro del negocio musical mundial. El título de su disco 'Love Yourself: Tear' ('Ámate a ti mismo: Lágrimas') no debe llevar a engaño. Meten alguna frase en inglés, pero el resto es un inextricable coreano (del sur). Lo que no les ha impedido ser los primeros artistas desde hace mucho tiempo que suben a lo más alto del Billboard 200 en un idioma que no es el del imperio capitalista. En busca de antecedentes, hay que bucear en la lista semanal de 'pelotazos' musicales hasta febrero de 2006, cuando el cuarteto vocal Il Divo (entre ellos estaba el barítono español Carlos Marín) grabó 'Ancora', con letras en latín, castellano, francés y alguna pieza en inglés.

Un 'pelotazo'

  • Expectación En el club de fans de BTS hay cola. Antes de lanzar su último disco ya se contabilizaban 1,5 millones de peticiones en lista de espera.

El disco de BTS, tercero en su meteórica carrera, colocó 135.000 copias en EE UU la pasada semana. En esta cifra se incluyen las ventas tradicionales y la transmisión en redes. Dejó atrás al gran favorito, el rapero Post Malone. Y es que la banda asiática es hoy el no va más de la capacidad de la industria surcoreana para fabricar ídolos. Estos grupos de música pop, conocidos como K-pop, rompen las estadísticas a lomos de las multitudes de fanáticos devotos que adoran cada uno de sus gestos. Cuando ponen un pie en la calle, en Corea dicen que es lo más parecido a la 'beatlemanía' de los años sesenta. Por eso, a estas hordas de cuidado histerismo las llaman en el entramado industrial de los BTS «el ejército».

Bien afinados

La banda, de la que algunos creen que ha venido a llenar el vacío que dejó One Direction, es la cara más visible de la 'hallyu', la ola de admiración por la cultura audiovisual y musical que Corea del Sur se esfuerza en internacionalizar desde hace veinte años. Y lo que están logrando con BTS supera todas las expectativas. El éxito en Estados Unidos y en el resto del mundo anglosajón refrenda el trabajo de la gran 'orquesta' mercantil que dirige sus pasos, tan afinada como las coreografías de los vídeos de sus canciones. Un mes antes del lanzamiento de 'Love Yourself: Tear' acumulaban pedidos cercanos a 1,5 millones de copias. Sus próximos dos conciertos en el recinto del O2 Arena de Londres tienen casi agotadas las 20.000 localidades de cada fecha, con precios que empiezan en 75 euros.

Desde que arrancó 2018, ya son las celebridades más tuiteadas del negocio musical. «Ningún otro género ha aprovechado con tanto éxito el poder de los fanáticos en las redes sociales para difundir el mensaje», explica en 'The Guardian' su más destacado crítico de rock y pop, Alexis Petridis. ¿Mensaje? Tras las letras de BTS resulta difícil saber de qué están hablando, aunque suelan insertar alguna frase elemental en inglés del tipo 'I want you' ('Te quiero'). O incluso en castellano, para robarle espacio al pop latino de éxitos como 'Despacito' (Luis Fonsi). En 'Airplane Pt2' se escucha: «¡Vamos de la ciudad de México a París! Cantan mariachi, mariachi».

En sus bailes y vídeos se presentan con melenas peinadas a juego y cortes de tazón con colores de neón teñidos. Todo apoyado en unas sincronías milimétricas en las que trabajan los mejores coreógrafos coreanos. Sus promotores han logrado incluso vencer la tradicional resistencia occidental hacia esas creaciones robotizadas, atadas a contratos de esclavitud y cuyas vidas (dietas, sexo o tiempo libre) están tiranizadas por una explotación despiadada. La cadena de suicidios de maniquíes y actrices de los últimos meses ha llevado a tratar de humanizar estos iconos de duración normalmente muy limitada. Hace meses, la joven escocesa Stephanie Fairfield (23 años) se marchó a Seúl para estar cerca de sus ídolos. Cuando se enteraron, hasta los propios miembros de BTS se asustaron un poco. Stepanie tendrá que esperar para entrar en el club de fans: hay lista de espera.

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