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Gidey vuelva por Valencia para batir el récord del mundo. EFE

Letesenbet Gidey bate en Valencia el récord del mundo de medio maratón

La etíope rebaja la anterior marca en más de un minuto y Kipchumba gana la carrera masculina en un día con miles de corredores por las calles | «Me siento como en mi segunda casa», afirma tras pulverizar el récord mundial de medio maratón

Domingo, 24 de octubre 2021

«En Valencia me siento como si fuera mi segunda casa». La frase de Letesenbet Gidey tiene todo el sentido. La mujer de los récords del mundo -desde este domingo posee cuatro- ha logrado dos en la ciudad. Entre medias, el infierno que la ha obligado a salir de su hogar para poder seguir haciendo en el atletismo. La miseria humana pudo arruinar la carrera de una atleta fantástica, que convierte cada zancada en arte. El conflicto bélico en Tigray le impidió venir hace once meses para debutar en medio maratón. «Me entristeció, pero me sentía capaz de batir el récord y ahora he podido hacerlo. En mi región sigue habiendo guerra», reivindicó en un momento en el que la etíope sabía que el universo la oía. Por si alguien quiere escuchar y entiende que es mejor que África sólo sea noticia por las gestas de sus deportistas.

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Como la de una Letesenbet Gidey que ya merece una calle en Valencia. Poseedora del récord del mundo de 5.000 logrado en el Estadi del Turia (14:06), la etíope reventó este domingo la plusmarca mundial en Medio Maratón, estableciéndola en 1:02:52. Perfectamente escudada por sus dos liebres personales, con una zancada ágil y elegante, destrozó a su compatriota Yalemzerf Yehualaw a partir del kilómetro 10 y corrió desde el 15 un minuto por debajo del anterior récord. Lo más impresionante de la jornada es que Yehualaw, de no haber participado Gidey, también se habría colocado al frente de los registros más rápidos de la historia de mujeres en los 21.095 metros, ya que ella paró el cronómetro en 1:03:51.

Gidey eclipsó a Abel Kipchumba, el ganador de la carrera masculina con la mejor marca del año y a los cerca de 9.000 corredores que pusieron en escena la victoria del atletismo en ruta frente a la pandemia. Miles de personas cumpliendo un sueño. Como Nora, que se abrazó a su entrenador, José Antonio Redolat, al constatar que había alcanzado la meta con mejor marca de lo previsto. Las semanas de duro entrenamiento, el madrugón, todo había valido la pena. Para muchos aún quedan zancadas, días de sufrimiento, pues el Medio Maratón Trinidad Alfonso EDP era para ellos un test de cara a su desafío al hermano mayor, el maratón, el 5 de diciembre.

Gidey no vendrá dentro de poco más de un mes, pero parece destinada a asaltar el Maratón Valencia Trinidad Alfonso EDP. Paco Borao, presidente de la SD Correcaminos, le dio cariño a la etíope. Exteriorizó sin tapujos que espera verla más veces por Valencia. Sabe a la perfección que es una atleta de ritmo: que cuando muerde la presa, pone una velocidad de crucero exigente y no afloja. Lo hizo para batir el récord del mundo en la pista del río y lo repitió ayer sobre el asfalto.

Exigió a sus dos liebres y desgastó a Yehualaw, que venía de completar cinco veces el medio maratón, el último el de Antrim Coast, donde ganó con una marca que era de récord del mundo (1:03:44), pero que la World Athletics no homologó: por ello, hasta este domingo seguía en vigencia la marca de Ruth Chepnegetich (1:04:02). Ella aportaba la experiencia y Gidey, la debutante, un talento innato por el cual muchos vaticinan que con el paso del tiempo será considerada una de las mejores atletas de la historia.

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Gidey es una deportista voraz y segura de sí misma, pero al mismo tiempo, una persona humilde. Cuando ayer entró en la sala de prensa, se sentó en un rincón, como si fuera una oyente más en lugar de la protagonista. El viernes, en cambio, estaba segura de que establecería un nuevo récord, como el día que pulverizó el de 5.000, o cuando se hizo con el de 10.000 y el de 15K.

Venía enrabietada de los Juegos, donde 'sólo' logró un bronce. Un escaso premio para una mujer que tuvo que estar escondida durante semanas para no convertirse en una víctima más de la guerra en Tigray. Tuvo que hacer de tripas corazón y emigrar a Adís Abeba, la capital de Etiopía, lejos de los suyos, para seguir entrenando. Para ganar y poder gritar ante el mundo que en su tierra siguen matándose.

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Por suerte -para ella y para todo buen aficionado al deporte- ha encontrado un segundo hogar donde es cada vez más admirada. Y Valencia, también la de Gidey, seguirá disfrutando cada día de la carrera a pie hasta que llegue la nueva ocasión e disfrutar de una chica humilde que muta en atleta elegante y voraz.

Quedan retos por asaltar. ¡Y tanto! Como ese récord de España de Fabián Roncero (59.52) que Carlos Mayo se ha empecinado en batir en Valencia. Los mejores atletas del planeta quieren venir a una ciudad donde la carrera a pie es una seña de identidad más que consolidada. Ni una pandemia ha podido con ella.

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