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Iba a ser una jornada de relax. Pero llegamos más pronto a Altea de lo previsto. Todavía eran las 8:30 horas de la mañana y en pleno verano, la preciosa localidad alicantina todavía dormía.
Mientras desayunábamos, observábamos la cúpula azul de la Parroquia de Nuestra Señora del Consuelo. Un amigo propuso un reto: «¿Subimos corriendo?». Tres de nosotras ni lo dudamos. Callejear por el casco viejo de Altea es uno de los mayores lujos que existen.
Tomamos la calle Costera del Mestre de la Música. Las escaleras y sus giros serán nuestra guía a la y comenzar a subir por esas escaleras reviradas, con giros y bocacalles que nos adentran en una zona con mucha historia y con un encanto singular que tienen esos lugares en los que los artistas continúan teniendo su espacio.
Mientras subimos, cuesta más de lo que pensábamos es inevitable girar la cabeza hacia esas calles perpendiculares a través de las cuales asoma el mar. Va ser un recorrido de algo más de dos kilómetros, pero muy intenso. Como siempre ocurre en estas rutas cortas pero con bastante pendiente, la exigencia la pone uno mismo.
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Pasamos por el Mirador del Portal Viejo y rodamos por el borde para ver, aunque sea rápidamente, la zona norte de Altea. El Carrer del Portal Vell será nuestro siguiente destino, comentamos, una vez más, la semejanza de esta calle de Altea con el Portal de la Valldigna ubicado en Valencia en el barrio de Ciutat Vella.
En esta calle, se puede hacer una parada para hidratarnos y asomarnos a las calles del Angel y Sant Joan para ver la Sierra de Bernia. El Portal Vell es la mejor entrada posible a la plaza de la Iglesia hacia la Parroquia de Nuestra Señora del Consuelo. Alguna de nosotras ya estaba pensando en almorzar pero cuál fue nuestra sorpresa al descubrir que los bares todavía estaban cerrados.
No hay excusa así que nos acercamos hacia el mirador Cronistas de España y echamos un vistazo en este caso a la zona sur de la bahía, vislumbramos la playa del Albir y la Serra Gelada.
Seguimos por las calles de Sant Josep y San Miguel. Los comercios siguen cerrados y apenas nos hemos cruzado con dos grupos de turistas un auténtico lujo para un mes de agosto.
El Mediterráneo es nuestro destino, bajaremos por el barrio de pescadores. Ponemos rumbo a la playa. No hay debate, después de un buen baño iremos a por ese merecido almuerzo.
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Javier Bienzobas (Gráficos) y Bruno Parcero
Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
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