Bekele, una vida de contrastes: éxito en el deporte y desgracias personales

Apenas contaba con 23 años cuando se ganó el reconocimiento de ser el sucesor de Haile Gebrselassie. Kenenisa Bekele arrebataba a su compatriota algunas de sus plusmarcas. Era 2004 y mientras Etiopía se rendía a los pies de un atleta que mantenía a su país en lo más alto frente a la también potente Kenia, el corredor nacido el 13 de junio de 1982 todavía asimilaba la ausencia de su prometida, fallecida meses antes. Alem Techale tenía 17 cuando se desplomó entrenando junto a Bekele en Ararat, una zona montañosa próxima a de bosque próximo a la capital, Adis Abeba. No logró llegar con vida al hospital. La pareja se iba a casar en mayo de 2005.

Los éxitos deportivos cosechados a lo largo de su vida le generaron unos ingresos que invirtió en la construcción y la hostelería. Rondaba la treintena cuando la crisis empezó a afectar a sus negocios. Pero siguió corriendo. E invirtiendo. De hecho ahora es propietario de un hotel y una pista de atletismo en Suluta, a 10 kilómetros de la capital, Addis Abeba, unas instalaciones que acogen actualmente a unos 200 atletas diarios para entrenarse. Porque pese a todo no olvida su pasado.

De origen humilde, tuvo muy claro que quería dedicarse al atletismo desde muy pequeño, al igual que su hermano (Tariku 28 de febrero de 1987). A ambos les era muy difícil encontrar una pista atlética para entrenarse, tal y como ha reconocido en diferentes ocasiones.

Aunque las lesiones no le han dejado brillar durante algunos periodos, Kenenisa Bekele siempre es la estrella en la línea de salida, una presión con la que no debe ser fácil convivir.

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