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LOURDES MARTÍ
Valencia
Viernes, 4 de junio 2021, 16:31
«Correr descalzo es lo que me ha permitido no tener que plantearme parar de hacerlo, ni por lesiones ni por cansancio», Emilio Soro Sáez responde así de contundente cuando se le cuestiona por qué sus zancadas son con los pies desnudos. Nacido en Albacete y afincado en Castellón, el corredor, escritor, investigador y profesor universitario, celebró en 2019 su 40 aniversario como descalcista.
Así es como se les conoce a los que practican la carrera a pie descalzos. Este es un movimiento íntimamente ligado a los minimalistas que como cuyo nombre indica utilizan la mínima goma en los pies siempre manteniendo el tacón y la puntera a la misma altura y con cero amortiguación.
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Para entender cómo ha llegado Soro Sáez a cumplir más de cuatro décadas como corredor descalcista hay que remontarse al día en el que los dolores constantes de rodilla le llevaron incluso a plantearse a tener que dejar de correr: «Llevaba años en manos de podólogos deportivos y especialistas, con plantillas de uno y otro tipo, pero las molestias nunca se solucionaban».
Después de leer bibliografía, sobre todo norteamericana, decidió colgar las zapatillas. Literalmente. Era 2012 y el sufrimiento que había empezado en los 90 debía terminar: «Di el cambio y empecé de forma minimalista y luego totalmente descalcista. Al año siguiente, mis sensaciones eran maravillosas», fruto de todo aquello surgió su primer libro «La aventura de correr descalzo». En él cuenta el «inicio, la transición» y algunas etapas por las que pasó.
«En España apenas había literatura al respecto, estoy acostumbrado a escribir ensayos y seguir una metodología sistemática a la hora de estudiar algo», reconoce.
En 2014, llegó la confirmación de esas buenas sensaciones la plasmó en una obra literaria: 'El reto de correr descalzo: 13 maratones en un año. «Para cerciorarme que aquel paso que di era bueno para mi salud, me planteé ese objetivo, antes las lesiones no me permitían correr más de un maratón al año, y gracias que podía al menos uno». En 2018, escribió su último libro: 100 consejos para correr descalzo: «Es una guía en el que se despejan las dudas más habituales a las que debe hacer frente cualquier persona que corre».
Reflexiona Soro Sáez sobre una idea fundamental: «Este es un tema muy bonito pero hay que tener paciencia e informarse mucho, asesorarse y paciencia porque los pies y las piernas, tras muchos años calzados están débiles. Se debe hacer con tranquilidad y progresividad».
Este investigador forma parte de 5Dedos Valencia, el pionero club que fomenta el descalcismo: «Hay grupos de personas que se juntan, muchos foros de internet en el que la gente consulta pero como sociedad deportiva, la nuestra es la única». De hecho, cuentan con miembros de muchas partes de España que de vez en cuando se acercan a Valencia para disfrutar de las zancadas con los pies desnuedos. Ángel Martínez Pardo es el presidente y además de invitar a aquellos que tengan dudas a pasarse por sus perfiles de redes sociales para ponerse en contacto con el club, siempre intenta fomentar el compañerismo y trabajar para que sociedad deportiva que preside sea una familia.
La mayoría de personas que se interesan por este movimiento lo hacen por motivos de salud, los dolores les impiden realizar la práctica de la carrera a pie con normalidad, sin embargo otros, sin molestias, se interesan en esta práctica al considerar que es más saludable.
Hay dos puntos que Soro Sáez desea matizar, en primer lugar que simplemente los descalcistas son «unos corredores más» y lamenta que en algunos lugares se les impide correr con normalidad. «Lo que queremos es seguir corriendo, nos funciona bien. En algunas carreras de montaña no nos dejan participar porque se creen que nos vamos a hacer daño. En la Comunitat no suele ocurrir pero en el resto de España, sí».
«Nosotros sabemos qué lugares son más fáciles, más duros… lo ideal es que el pie llegue a acostumbrarse a correr por todas partes, caminos pedregosos y demás, que los pies recuperen su fuerza original. No pedimos que nos arreglen caminos ni nada por el estilo», concluye.
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Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
Patricia Cabezuelo | Valencia
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