Km. 21 | 'Disfruta lo conseguido'

Casi sin darte cuenta se da el pistoletazo de salida y te encuentras rodeado de miles de corredores que comparten la misma emoción. No importa la nacionalidad, el color de piel o el sexo. El maratón nos iguala y nos une a todos. Juntos formáis un gran equipo. Es difícil de explicar, pero tienes la sensación de que entre todos hay un hilo invisible que nos conecta hacia un mismo objetivo. Todos queréis recorrer cada kilómetro de la ciudad, dosificando la energía en cada zancada. La animación, el público, las grandes avenidas se mimetizan y se multiplica la energía en tus piernas. Transcurren los kilómetros y vas mirando el cronómetro. Constantemente recibes información de tu cuerpo. Sabes que hay que ser paciente, debes gestionar bien el ritmo desde el principio y esperar la recompensa al final. Todo te indica que estás cumpliendo con el plan previsto y que has entrado en la velocidad crucero. Van pasando los puntos de referencia. Llegas al tramo final con la sensación que tienes la energía necesaria para continuar tu ritmo e incluso aumentar progresivamente la velocidad. Empiezas a experimentar una sensación única. Estás finalizando los últimos kilómetros y vas recortando tiempo al cronómetro. Tienes la sensación que vas volando. Ves el cartel que anuncia el último y eres consciente que lo estás consiguiendo. Quieres disfrutar al máximo los últimos metros porque te lo mereces y te lo has ganado. Has conseguido conquistar las calles de Valencia.

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La pasarela azul y el arco de meta se convierten en un torrente de energía y éxtasis. Se multiplican los abrazos que, a su vez, se entremezclan con lágrimas de felicidad. Miradas al cielo para homenajear a algún ser querido. Cada corredor lleva en su corazón una historia personal que culmina cuando finaliza. Miles y miles de historias vividas que se quedan grabadas en el asfalto de la ciudad. Los que tenemos la suerte de estar allí acabamos contagiados y emocionados de observar y contemplar lo que está sucediendo. También vemos el rictus del esfuerzo, la exigencia y que no has guardado ni un gramo de energía durante los 42 kilómetros. Por fin tienes tu medalla colgada al cuello que indica que has pasado a la historia como uno de los que un día decidieron retar la 43ª edición del Maratón Valencia. Eres un privilegiado, debes sentirte orgulloso. Nadie regala nada, no hay ninguna varita mágica y los corredores lo saben muy bien. Sólo a través del esfuerzo, la ilusión, el trabajo, la disciplina, las ganas de mejorar y tener los objetivos claros se consiguen hacer gestos extraordinarios como el que habéis logrado. Ahora es momento de disfrutar y gozar vuestra satisfacción personal. Compartir con los amigos y familiares los sentimientos, sensaciones y anécdotas del fin de semana.

No todo son alegrías y satisfacciones. La cruz del maratón es muy dura de digerir. Muchos no habéis podido conseguir vuestro objetivo de marca y, en el peor de los casos, ni tan siquiera habéis finalizado. Son momentos duros y difíciles. Tienes la impresión de que no ha valido de nada todo el esfuerzo que has realizado en los últimos meses. Te sientes triste y abatido. Son emociones complicadas que debes gestionar. Intentas buscar explicaciones que, en algunos casos, no logras encontrar. Te recomiendo que, una vez realices tu valoración, no seas injusto contigo mismo. Debes poner en valor todo lo que has logrado superar durante los últimos meses. Estoy seguro que te has convertido en un mejor corredor, con un mayor autoconocimiento personal. Todo lo aprendido te ayudará en tus siguientes objetivos. Si has cometido algún error sabrás detectarlo y no lo volverás a realizar. Tu capacidad de superar esta situación te ayudará a ser mucho más fuerte para el futuro. He conocido muchas experiencias de corredores que han logrado sus mejores resultados después de analizar y corregir los fallos anteriores. No te quedes sin volver a intentarlo. Cuanto más oportunidades nos damos más cerca estamos de conseguirlo. No obstante, ahora debes tomarte unos días de serenidad y dejar pasar el tiempo. Las cicatrices que deja el maratón, en ocasiones, son muy profundas y hay que dejar que curen con cariño y afecto.

Siento una admiración enorme por todos vosotros. La magia del maratón ha vuelto a unir a miles de corredores de todo el mundo mostrando el camino de la humildad, amistad, solidaridad y gratitud. Valores que debemos poner en alza en nuestra sociedad. No sólo es correr, es mostrar ejemplo para los demás. Todo ello lo realizáis en silencio, sin necesidad de hacer mucho ruido. Cada corredor enseña a su alrededor la senda del trabajo para conseguir lo que te propones. Enhorabuena a todos por vuestro maratón y por ser la inspiración de los que comparten vuestras vidas.