Elena Cerdán, en una competición con la selección española. FOTO CEDIDA POR ELENA CERDÁN

Elena Cerdán, la atleta que compitió contra el Covid-19 en Valencia

El confinamiento le obligó a parar su tesis sobre el plancton de los océanos y acabó investigando la evolución del coronavirus en el alcantarillado de la ciudad: «En ciencia hay instantes que sabes algo que nadie, además de tu equipo y tú, nadie conoce. Me llenaría trabajar en la Antártida»

Sábado, 29 de mayo 2021

Cuando Elena Cerdán, siendo una niña, decidió dejarse el patinaje de velocidad por el atletismo, no sospechaba que gracias a su deporte se convertiría en una investigadora allende los mares. Ni que ubicaría su meta en trabajar como científica en la Antártida. Tampoco que ... aplazaría la redacción de su tesis sobre el plancton de los océanos para perseguir, por los intestinos de su Valencia natal, a otro microorganismo, el letal coronavirus que ha paralizado el mundo durante más de un año.

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«En febrero de 2020 había estado en EE UU para exponer mis investigaciones sobre el plancton. Cuando volví al Reino Unido, me llamó mi madre: '¡Que cierran España!'. Metí en la mochila unas camisetas, unas bragas y el ordenador. Pensaba que estaría un par de semanas y permanecí en Valencia hasta septiembre», relata Elena Cerdán: «En la cuarentena no lograba concentrarme demasiado en el trabajo. Un día, viendo en la tele, dieron una noticia de que iban a rastrear el Covid-19 por las aguas residuales de la ciudad. Me llamó la atención y contacté con la empresa».

Y Elena, que ya no es atleta –«sigo saliendo a correr por mantenerme, hago alguna 10K, pero poco más»–, se zambulló en la competición de su vida por esa vocación de científica que, quizás, también la condicionó a la hora de elegir deporte. «En atletismo, si tienes perseverancia y retocas pequeños detalles, el crono te lo devuelve», comenta la joven, que fue velocista.

Igual que el atletismo, ese reto de perseguir al Covid-19 por el subsuelo de Valencia la sedujo: «La empresa que llevaba el estudio me pidió el currículum. He trabajado en el ámbito de la genética y en el ambiental. A los dos días me llamaron y yo decidí suspender el doctorado. Empezamos por Valencia y luego fuimos abarcando más pueblos. Sentí que hacía algo útil. Vimos cómo bajaba el pico, llegamos a pensar que se había ido el virus, pero cuando yo estaba a punto de irme empezó a subir».

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Elena Cerdán, recogiendo muestras en el océano. FOTO CEDIDA POR ELENA CERDÁN

Era el anuncio de la segunda ola. «En las aguas residuales se detecta 15 días antes. Puede no haber síntomas, que los hospitales estén bien... y un par de semanas después estar fatal», señala Elena Cerdán, científica casi de cuna porque disfruta adquiriendo nuevos conocimientos: «En nuestras investigaciones hay instantes en los que descubres cosas que, además de tu equipo, nadie conoce en el mundo. A mí eso me llena. Me encantaría trabajar en la Antártida».

Puede que esa sea su meta de una carrera que inició en su ciudad, como atleta en la escuela del Terra i Mar, hoy València Esports. Destacó como velocista a nivel nacional y llegó a ir con la selección en categoría juvenil. Empezó a estudiar biomedicina en Valencia, pero le surgió la oportunidad de hacerlo en Estados Unidos: «Fue a través de una agencia. Soy una persona inquieta, se me dan bien las lenguas y percibí una buena ocasión».

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En su mejor momento como atleta, con 19 años, hizo las maletas y se fue a Ohio. «En el deporte no llegué a encajar. Yo era velocista y esa universidad estaba especializada en fondo y mediofondo... pero en el laboratorio lo tenía todo», recuerda. Participó en su primera investigación sobre biofuel con algas, que se publicó, y conoció a otros atletas españoles. Todo aquello alimentó aún más su vocación por la ciencia y el océano.

Y la marea del conocimiento la condujo a Southampton, en el Reino Unido. «Allí pude seguir mis estudios en ciencias marinas y oceanografía. En las prácticas estuve sacando muestras en un crucero por las Bermudas. Te pasas semanas a bordo de un barco de 100 metros de largo. Me encantó», afirma. Tanto que solicitó una beca para realizar el doctorado sobre el plancton: «La gente te dice que es lo que comen las ballenas, pero es mucho más. De estos organismos depende el 50% del oxígeno de los océanos». Elena ya es también en cierto parte de los mares. Como atleta iba a toda su velocidad, pero paladea la conversación sobre sus indagaciones: «No sé qué haré en el futuro, me encantaría seguir ligada al medio ambiente».

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