Medio maratón matinal y partido de fútbol por la tarde

Es el caso de Arturo Abarca, un joven que es runner por devoción y que milita en un equipo que compite en la categoría más baja del fútbol regional valenciano. En un primer momento, Arturo no tenía en mente correr el Medio Maratón, lo corrió 'de rebote'. Sin preparárselo y sin pensárselo, cogió un dorsal, se puso las zapatillas y a correr por las calles de Valencia.

«Yo creo que el domingo no le di tiempo al cuerpo a asimilar el cansancio. No me noté muy cansado y no tuve ningún problema en jugar después. Antes del partido calenté y no sentí mucha fatiga muscular, aunque antes de eso no lo tenía claro», afirmó Arturo. Llegó al campo del Benirredrá con mucho sueño, porque aunque no se notaba cansado, el cuerpo sí le pedía echarse a dormir, pero como buen aficionado al fútbol y comprometido con su equipo, jugó. «Calenté de forma diferente a mis compañeros. Vine de Valencia, me duché y me fui el campo de fútbol. Estaba cansado para echarme una siesta, pero muscularmente no estaba tan mal», dijo después de correr.

«Era el primer Medio Maratón que hacía e hice buen tiempo. Entré en meta con un tiempo de una hora y cuarenta y tres minutos. Estoy muy contento», se mostraba Arturo después de que terminara los 21 kilómetros de la carrera. «En mi calendario no estaba hacer el Medio Maratón, lo que pasaba que una mujer no iba a hacerla y me dijo si quería que me cediese el dórsal. Tuve dudas, pero al final dije que sí. Entonces cambié el número de dorsal. Me salió bien la tirada y lo intenté». Gracia a esa mujer que no corrió, Arturo pudo correr su primer Medio Maratón y cruzar la meta en menos de dos horas, una muy buena marca para novatos como él.

«Yo hice el cambio de dorsal hace dos semanas, por lo que no me había preparado mucho para la carrera», recalcó el protagonistas, aunque sí reconoció que a él le gusta mucho salir a correr por las calles del pueblo. «Salgo a correr porque me gusta, pero específicamente no me estaba preparando para correr ningún Medio Maratón. Surgió la oportunidad y dije 'allá voy', y así terminé», recordó Arturo, que no tenía en mente hacer ninguna carrera de fondo ni nada por el estilo.

Tras la derrota en el partido liguero correspondiente a la 2ª Regional, a Arturo le invitaron a cenar con algunos de sus compañeros con el Benirredrà, pero la negó porque sólo tenía ganas de acostarse en la cama, aunque aún no tenía fatiga muscular. «Me dijeron de ir a cenar después del partido, pero dije que no porque sólo quería irme a mi casa, acostarme en mi cama y dormir. Llegué a mi casa, cené y me eché en la cama. A las nueve y media de la noche ya estaba acostado, aunque me costó dormirme. Estaba tan cansado, que no podía dormir». Esa sensación que te duele todo el cuerpo, y por eso dolencia no puedes cerrar los ojos y descansar y dormir como te gustaría.

Durante el domingo, no hubo problema muscular que valiera. Ahora bien, pasadas las 24 horas la fatiga entró en el cuerpo de Arturo, que le impedía moverse con facilidad. «Cuando me levanté el lunes no podía ni moverme. Cuando pasaron algunas horas ya me fui encontrando mejor, pero ese momento de levantarme de la cama fue horrible», se sintió cuando se levantó el día después del Medio Maratón.

Aunque lo que hizo Arturo está al alcance de pocos, no se quiso tirar flores y quiso ser humilde porque eso él lo hizo por afición ni para contentar a nadie. «Esto para mi no es nada ni tiene heroicidad. Lo que sí que estoy es muy contento de lo que aguantó mi cuerpo. No me esperaba que aguantaría tanto. Yo le dije a mi entrenador que iría al partido, pero que no sabía como estaría. Me probé en el entrenamiento, estaba bien y jugué».

Una de las historias de uno de tantos atletas populares que corrieron el Medio Maratón sin objetivo alguna y sin prepararse mucho anteriormente. Como Arturo hay muchas personas que se levantan muy temprano para ir a sus respectivos puestos de trabajo, y con un domingo que pueden descansar, madrugan para hacer 21 kilómetros en una ciudad como es Valencia. Personas como estas hacen falta en la sociedad, que sin rechistar ni quejarse, cumplen con sus obligaciones y persiguen sus sueños.