Enrique monfort
Jueves, 12 de mayo 2022
«Sin música, la vida sería un error». Así era la particular visión que tenía el célebre filósofo Friedrich Nietzsche sobre una disciplina de las consideradas bellas artes. Y razón no parecía faltarle. La música está presente en multitud de ámbitos del día a día. Nos acompaña en todo momento, a todas horas. Nos sirve para despejarnos de la realidad, para expresar nuestra frustración, nuestra alegría, nuestro miedo, para interaccionar con las demás personas... un sinfín de utilidades que hacen difícil imaginar una vida con la ausencia de esta.
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Hay multitud de ámbitos donde se es utilizada como se puede presuponer pero, donde se dota de gran relevancia, es en la actividad deportiva. La música está ligada directamente al aumento del rendimiento físico en ejercicios donde se implique una cierta resistencia, además de ayudar a reducir la sensación de fatiga. Por si fuera poco, también interviene en el estado anímico de la persona e influye en la búsqueda de una mayor motivación durante el entrenamiento.
Y si quedaba algún atisbo de dudas, la Universidad de Alicante ha realizado una investigación donde ha llegado a la conclusión de que la música ayuda a correr mejor a los deportistas amateurs: «la retroalimentación musical con un ritmo determinado conduciría a mejoras en la frecuencia de zancada«. En el estudio se incide en que esta sería estable a lo largo del tiempo, conduciendo a un aumento de la frecuencia de zancada preferida.
El citado estudio ha recogido las capacidades de 25 runners aficionados y ha llevado a cabo pruebas de tiempo y número de zancadas. El objetivo era demostrar si la retroalimentación musical aumentaba la frecuencia de zancada.
Los grupos de entrenamiento quedaron divididos en dos grupos. El primer grupo, el experimental, entrenaba con música para alcanzar el ritmo pretendido, mientras que el segundo grupo se observaba con la ausencia de esta.
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Roberto Cejuela, componente del equipo de investigación, explica que «hubo una mejora en la frecuencia de zancada en el grupo experimental, que utilizó la retroalimentación musical durante sus sesiones de carrera continua». También hizo incidencia en que se reducía el riesgo de lesiones , se mejoraba la estabilización de la cadera durante la carrera y se aminoraba el choque tibial.
Otro de los investigadores, Sergio Sellés Pérez, indica que «la música es un estímulo que favorece el aprendizaje de la técnica de carrera y tiene diferentes efectos tanto en la velocidad de carrera como en la frecuencia cardíaca, por lo que se mejora el rendimiento». Por otro lado, recalca que las interacciones con el tempo de la música se asocian con diferentes beneficios como alargar el tiempo de agotamiento, la aceleración del ritmo de recuperación tras el ejercicio y el aumento del tiempo de trabajo.
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En cuanto al apartado psicológico, los resultados demostraron que «ayuda a regular las emociones, lo que supone aumentar la motivación del deportista y lo que la convierte en una herramienta que ayuda a mejorar el rendimiento, por lo que se considera un estímulo placentero».
Aunque los componentes del estudio dejaron claro que las muestras y los tiempos de mediciones eran algo reducidos, es significativo la mejora de resultados en entre el grupo que escuchaba que corría con música y el que no. A partir de ahora, llevarse los auriculares al entrenamiento será otro factor casi obligado para aprovechar aún más el ejercicio físico y disfrutar de los beneficios que brinda alguna buena canción.
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