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Hugo Martínez
Valencia
Viernes, 4 de abril 2025, 14:18
Enclavada en la comarca de la Ribera Alta, la ruta de senderismo que une Alzira con los parajes de La Casella, el Pas del Pobre ... y el valle de La Murta es un viaje a través de la riqueza paisajística y cultural del interior valenciano. A lo largo de sus 20 kilómetros de recorrido, los senderistas pueden disfrutar de un entorno natural de gran valor, con montañas cubiertas de vegetación mediterránea, valles serenos y vestigios históricos que evocan siglos de historia.
El punto de partida es la ciudad de Alzira, situada a orillas del río Júcar y rodeada por la Sierra de Corbera. A medida que se avanza hacia el paraje de La Casella, el sendero se adentra en un espacio natural donde predominan los pinares, algarrobos y matorrales aromáticos como el romero y el tomillo. En esta zona es posible avistar muflones, una especie introducida hace décadas y que ha encontrado aquí un hábitat ideal.
A medida que la ruta gana altura, el paisaje se transforma en un entorno más áspero y rocoso, hasta alcanzar el Pas del Pobre. Este paso de montaña no solo ofrece vistas espectaculares de los valles circundantes, sino que también tiene un gran valor histórico. Se trata de un antiguo camino que los monjes jerónimos utilizaban para desplazarse entre los monasterios de la zona, lo que añade un componente cultural a la experiencia senderista.
Uno de los puntos más destacados del recorrido es la llegada al valle de La Murta, un enclave de gran belleza y relevancia histórica. Aquí, en pleno corazón del parque natural, se encuentran los restos del Monasterio de Nuestra Señora de la Murta, fundado en el siglo XIV y habitado durante siglos por monjes jerónimos. Sus ruinas, envueltas en la vegetación, evocan una atmósfera de misterio y serenidad, recordando la importancia que tuvo este enclave en la espiritualidad y la cultura de la época.
El valle de La Murta es también un paraíso para los amantes de la naturaleza. Sus bosques de pinos y carrascas, combinados con la presencia de numerosas especies de aves, lo convierten en un lugar ideal para la observación de fauna y flora. Durante la primavera, el estallido de colores de las flores silvestres embellece aún más el paisaje, haciendo del sendero una experiencia visualmente impresionante.
Dado que la ruta puede prolongarse hasta cinco horas y media, es recomendable llevar calzado adecuado, agua suficiente y protección solar, especialmente en los meses más calurosos. La mejor época para realizar este recorrido es el otoño o la primavera, cuando las temperaturas son más suaves y el paisaje se muestra en todo su esplendor.
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