He de ser sincero. Necesitaba unos días de distancia y ver con otros ojos el terremoto maratoniano que habíamos vivido en las calles de Valencia. Tomar perspectiva nos permite ser más racional y poner en valor todo el trabajo realizado. El famoso duelo post maratón ... te deja vacío y también forma parte de la huella que hemos dejado en el asfalto. Nos vamos recuperando de las cicatrices del sabor agridulce de no haber conseguido el resultado esperado. La euforia va disminuyendo y los estados emocionales vuelven al punto de equilibrio que necesitamos para ver con claridad el éxito conseguido. He recibido mensajes de algunos corredores que echan en falta el plan de entrenamiento semanal. No cabe duda que las rutinas generadas, la disciplina autoimpuesta y el compromiso diario genera un cordón umbilical con el Maratón difícil de sustituir. Pero los que llevamos algún año percibiendo esta sensación sabemos que es momento de desconectar y calmar nuestras emociones. Pero no os preocupéis, porque el tiempo sigue avanzando. Estoy seguro que en vuestros pensamientos estáis diseñando la hoja de ruta para la próxima temporada. No te pierdas la Newsletter de final de año. Te daré las pistas para afrontar con determinación tus nuevos retos.
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Estamos inmersos en fechas muy especiales. Las agendas se van llenando de comidas infinitas junto a la familia, amigos y compañeros de trabajo. Las compras ocupan un lugar relevante y en ocasiones estresante. Nos toca viajar de un lado a otro y cumplir con todos los compromisos. Todo esto si tienes hijos pequeños se amplifica mucho más. Tu tiempo está compartido y tienes la sensación que no puedes cumplir con tus «obligaciones» de corredor. Te sientes mal porque debes estar constantemente modificando las sesiones de entrenamiento. Estás preocupado porque piensas que tu estado de forma no lo puedes mantener. Tus compañeros de entrenamiento con menos obligaciones están entrenando y tú no puedes seguir las mismas rutinas. Si además te habías apuntado a alguna competición después de las navidades, todavía te genera más preocupación. Estás comiendo y bebiendo más de la cuenta. Encima, estoy seguro de que esas comidas tan copiosas no le sientan bien a tu estómago, acostumbrado a una dieta más saludable. Así son los corredores. Preocupados cuando corren y más preocupados cuando no pueden correr. Quizá sea el momento de poner cordura, sensatez y calma a esta dicotomía que supone vivir como te mereces la Navidad y bajar el ritmo de tus entrenamientos.
Has comprendido que no podemos vivir al margen del contexto y debemos disfrutar de unos días esperados por la familia. Te recuerdo que algunos de tus objetivos anuales en muchos momentos provocan daños colaterales. Es la familia, sobre todo, la que debe adaptarse a tus horarios para realizar los incansables entrenamientos. En ocasiones durante meses todos cuidan y apoyan tu propuesta deportiva. Son un pilar fundamental y en los peores momentos siempre están para dar el abrazo más afectuoso. Te observan en silencio con respeto. Es posible que no te lo digan, pero admiran tu tenacidad. En estos días el entrenamiento debe pasar a un segundo plano y tu prioridad está en hacer feliz a las personas que están a tu lado de manera incondicional. Devuelve todo el cariño y dedica todo el tiempo que les has «robado» en tus kilómetros dominicales.
Es momento de reducir alguna sesión de entrenamiento. No te preocupes por no cumplir con rigor el plan. Si lo analizamos con frialdad tampoco vas a estar tantos días sin realizar el trabajo pautado. No te preocupes por la pérdida de condición física porque no será tan importante. Tampoco vas a aumentar tanto tu peso. Seguro que eres capaz de controlar tus ansias por la comida abundante de la mesa. Disfruta de la tertulia y del acto social que significa sentarse alrededor de la mesa con tanta gente querida. Realiza kilómetros de sentido común y de armonía familiar. Ya he comentado en alguna ocasión que debes tener la capacidad de desconectar de la sistematización del entrenamiento y estos días son un buen motivo. Aumentar el descanso físico pero, sobre todo, la desconexión mental de cumplir con la exigencia del entrenamiento es tremendamente positivo en estas circunstancias.
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Una buena manera de seguir corriendo y pasarlo bien es apuntarse a las múltiples San Silvestres que se realizan en la mayoría de las poblaciones. Todos tenemos los recuerdos de participar en ellas disfrazados junto a los amigos, familiares y compañeros de trabajo. Son un buen pretexto para juntarnos y pasar una tarde divertida, a la vez que compartimos algunos kilómetros. Me parece una bonita manera de ponerse el dorsal en estos días. Es correr de otro modo, con otra exigencia, sin estar pendiente del cronómetro. Sonreír en cada zancada, sin el rictus preocupado y concentrado de la competición. Además, muchas de ellas tienen una vertiente solidaria que nos dan la oportunidad de ayudar a los más necesitados. Es la combinación perfecta para salir a las calles de los pueblos y pasar una tarde-noche diferente, única y especial.
Las casas de los corredores se llenan de diversos regalos deportivos. Por fin, te llegan las zapatillas que llevabas un tiempo deseando. Ya las tienes, ahora es momento de utilizarlas y quemar kilómetros en el asfalto. Tú viejo reloj es sustituido por la nueva tecnología de los relojes inteligentes que llevan incorporado el GPS. Algunos se convierten en un problema para configurarlos y descargar las diferentes aplicaciones. Se necesita tiempo para conocer su funcionamiento, pero vas a entrar en una nueva dimensión de datos y variables del entrenamiento. Después de un tiempo, reduces todas las posibilidades a las más básicas y seguirás escuchando a tu cuerpo para comprender tus sensaciones. También hay regalos en forma de inscripciones a carreras. De este modo, tu pareja ha decidido que es el momento de compartir juntos viajes y experiencias. Yo sugiero que también se pueden hacer regalos para reforzar la salud y con ello la tranquilidad. Realizar un buen chequeo médico deportivo a través de una prueba de esfuerzo me parece muy adecuado, porque no sólo nos informa que estamos en perfecto estado para entrenar y competir, también nos ayuda a delimitar las zonas de entrenamiento y, por tanto, nos ayuda a conocer mejor nuestra fisiología. La aplicación que haces a tus entrenamientos después de la prueba de esfuerzo es de gran ayuda. No tengo ninguna duda que vas a realizar algún regalo para implicar algún amigo o familiar que se ponga «las pilas» y que inicie sus primeras zancadas. Ayudar y motivar para que se pongan las zapatillas y que recorran los primeros kilómetros es una labor muy gratificante. Quizá en esta Navidad tengamos el nacimiento de nuevos corredores que quieran seguir la estrella que anuncia el camino hacia la consecución de nuevos retos deportivos. Es tiempo de analizar nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. También es el momento de renovar nuestros compromisos y mirar hacia el futuro con esperanza.
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Querido corredor, deseo de corazón que estos días ilumines tus zancadas con el brillo de la solidaridad, la paz y el amor.
FELIZ NAVIDAD
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