La Rambla de Puça: entre cascadas y molinos

Antes de desgranar los detalles de esta propuesta, debemos reconocer que quizás este no es el mejor momento para visitarla. Uno de los encantos de esta ruta es descubrir cascadas, mini piscinas naturales o molinos históricos para obtener harina y lo cierto es que con la ausencia de lluvia, quizás puede parecer algo desangelada, sin embargo tampoco es necesario para disfrutarlo.

El punto de partida será el aparcamiento de la Venta del Molí de la Reixa. Bajaremos hacia la Rambla de Puça que es un cañón formado por paredes rocosas. Tal y como explican algunos de los visitantes, cuando llueve se forman aguas torrenciales. Desde este punto se puede observar el llamado manantial de la Mina de Puça que cuenta con una catarata de unos 15 metros de altura.

Avanzamos hasta encontrar el Molí de Ponça, o los restos que quedan de él cerca de la que muchos consideran la cascada más espectacular, la del Salt. Alrededor de ella se encuentra otro molino que también toma su nombre. Continuamos para vislumbrar el Molí de la Pólvora. Una curiosidad es que esta construcción no servía para moler grano, se utilizaba para deshacer los componentes de la pólvora: nitrato de potasio, carbón y también azufre.

En este punto viramos hacia la izquierda con una catarata que en sus mejores épocas cuenta con dos saltos de agua. Iremos en descenso hacia Els Castellarets que nos llevará hasta el Mas del Raboser. En este punto la vegetación está compuesta por almendros y olivos. Nuestro próximo destino será el Albergue de la Rabosa.

Ahora hay que prestar atención para seguir la senda PR-CV 6.1 Este pequeño recorrido, marcado por la FEMECV, recorre la Rabosa, el Pinico Enfermo y regresa la Rabosa, en una ruta circular de poco más de 4 kilómetros.

Ascenderemos para luego volver a descender hasta el punto final de nuestro recorrido. Quedan cuatro kilómetros. Antes de llegar al final, disfrutaremos en los aledaños del Barranca de Catxuli.