Vista panorámica del Castillo de Cullera ante el río Xúquer y parte de la huerta de la localidad de la Ribera. CULLERA TURISME

Una rápida pero exigente subida al Castillo de Cullera y descenso por el camino del Calvario

Con un desnivel de 106 metros, la ruta ofrece unas maravillosas vistas que finalizarán con la visita a las torres restauradas de la Albacara

Lourdes Martí

Valencia

Viernes, 27 de agosto 2021, 21:01

Llevamos unos 20 años realizando casi cada semana durante los meses de verano esta ruta. Pero esta vez queremos retarnos a nosotros mismos y convertir el agradable paseo en una salida al trote siendo conscientes de que no será un camino de rosas. En la mochila portamos agua y nadie ha olvidado la gorra ¡Qué raro!

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Salimos del edificio en los primeros compases del día al trote, en menos de diez minutos llegamos a la calle Replà de Sant Antoni. Hay muchas formas de llegar a la ruta que asciende al Castillo de Cullera pero nosotros siempre elegimos esta. No somos los únicos. Nos cruzamos en bicicleta a varios ciclistas con ese rostro de felicidad que no se pude evitar tras haber cumplido con el objetivo marcado. Los que suben van menos ligeros.

El fuerte de Cullera, se llega por uno de los desvíos de la subida al castillo. CULLERA TURISME

Apenas hay tráfico por lo que algunos deciden subir por la calzada, otros, van subiendo pulsaciones al ascender por los escalones que ocupan la acera de esta calle que cuenta con un desnivel bastante pronunciado y que nos dará paso a la primera y, para mí, la curva más exigente de esta subida. Es tan corta como pronunciada. "No paréis, luego ya descansamos que es más plano", espeta un amigo, el más rápido, claro, justo antes de finalizar esta curva.

Llegamos a la 'Pujada del Santuari'. Derecha, izquierda y otra vez derecha y luego otra vez. "Es el peor tramo", me digo. Por las vistas y por las exigencias. A lo lejos se escucha un ciclista respirar fuerte, sus pedaladas son como a cámara lenta y el esfuerzo se ve reflejado en sus ojos.

Tras pasar el restaurante azul abandonado llegamos al cruce en el que se puede seguir hacia el camino del castillo o tomar el desvío a la derecha para ir al radar metereológico más conocido como 'la bola' que ha ganado bastante reconocimiento en el mundo del deporte en los últimos años sobre todo gracias a la Volta y la Vuelta.

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Seguimos al trote por la acera o la calzada, los que bajan del castillo, de todas las edades, saludan sonrientes. Algunos llevan palos para ayudarse.

El vía crucis visto desde arriba del castillo de la localidad. L. M.

A nuestra izquierda, las vistas son fascinantes con el mar despertando. "Demasiada construcción", reflexionamos una vez más. En esta zona no hay sombra por lo que la gorra es imprescindible. Seguimos en este recorrido en el que apenas se nota el desnivel, al fondo ya se vislumbran los coches de los que han decidido subir al castillo motorizados. Nos encontramos en un mirador maravilloso y hay unos cañones en los que pocos se resisten a hacerse fotografías, pero nosotros estamos en casa y además nos hemos propuesto parar lo menos posible.

El ascenso llega a su punto final tras subir las escaleras que llevan hasta el castillo. Allí hay un barecito en el que tomar algo. Desde hace algunos años, además, con un paréntesis durante el verano pasado por la pandemia, el castillo está más vivo que nunca. Antes, la mayoría de visitantes iban a verlo rápidamente y a comprar uno de esos décimos de Navidad de los que casi siempre se rasca algo, ahora hay actividades durante casi todo el verano. Música en directo y algún que otro espectáculo en un entorno fascinante, también los famosos scape-room de los que por cierto es complicado escapar. Lo digo por experiencia.

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Llega el momento de bajar y lo hacemos por el camino del Calvario. En realidad la mejor manera de disfrutar de este camino es de abajo arriba, desde el mercado de Cullera, donde terminaremos nosotros, allí nos espera un almuerzo y al atardecer. Pero eso si se quieren disfrutar de las 14 estaciones del vía crucis y de las peculiares casas que rodean el casco antiguo de la localidad.

Antes de poner punto final a esta ruta, visitamos la senda que une todas las torres restauradas de la Albacara del Castillo que arranca con la Torre de la Reina Mora que data del siglo XIII, esperan la de Miranda, del Racó Sant Antoni, del siglo XII; Esmotxada y Octogonal.

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Otra opción es bajar por donde hemos subido convirtiendo el recorrido en una ruta circular.

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