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La dietista-nutricionista Teresa Cercós, en su clínica. LP
Se acabó la operación bikini, llega el síndrome postvacacional

Se acabó la operación bikini, llega el síndrome postvacacional

La dietista nutricionista Teresa Cercós recuerda que la idea es poder entender que nuestro cuerpo necesita un proceso para volver a tomar la rutina tras el parón estival

Teresa Cercós

Viernes, 15 de septiembre 2023

Las personas que están acostumbradas a correr y cuidarse durante el año, cuando dejan de hacerlo en verano pueden notar cambios en su salud, por la alimentación, su estado físico y mental.

En verano la mesa tiende a incluir en general más ultraprocesados, como bebidas refrescantes, repostería, helados, cervezas, ect. Estos excesos alimentarios y poca actividad física conllevan en muchos casos un desequilibrio nutricional. Si se opta por seguir una dieta milagro para intentar reducir el peso rápidamente después del verano, puede suponer un riesgo para la salud y a largo plazo no aportar beneficios. De hecho, hay aspectos por los cuales una dieta podría levantar sospechas de cara a ser considerada como milagrosa, como por ejemplo «publicidad que se puede seguir sin esfuerzo, se declara segura y sin peligros para la salud, promete una reducción de peso considerable como poder reducir más de 5kg al mes».

Dejar de correr en los meses de verano, aunque pensemos que es poco tiempo, no solo afecta el estado físico, sino que también puede tener implicaciones en la salud general. De esta manera, la actividad física regular, como correr, ayuda a mantener un peso corporal adecuado a cada persona, controlar los niveles de colesterol en sangre, disminuir la presión arterial, mejora el metabolismo de la glucosa, ect. Al abandonar esta rutina, aumentan los riesgos de desarrollar problemas de salud, como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y otros problemas relacionados con el sedentarismo. Además, es beneficioso para la salud mental, ya que libera endorfinas, reduce el estrés y la ansiedad, provocando un bienestar emocional.

Ahora que estamos de vuelta a la rutina, toca corregir los excesos veraniegos y volver a ponerse en forma. Pero cuidado al querer hacerlo de una manera rápida, esto provoca consecuencias. Para corregir la descompensación debemos de volver a marcar nuevas rutinas adaptadas a los nuevos horarios, se trata de «volver a hacer las ingestas adecuadas a cada persona al día», «volver a comer frutas y verduras en cantidades adecuadas», tomar «menos de alimentos procesados», acompañar de un nuevo «programa de correr», pero no descuidemos que si perdemos peso muy deprisa lo vamos a recuperar más pronto todavía, tendremos el efecto «yoyó»

Cuidado con las dietas que se basan en excluir muchos alimentos o en cargar mucho en proteínas, hoy existe mucha desinformación y tomar este tipo de decisiones tiene efectos secundarios para la salud, ya no solo el temido yoyó, sino aumentar colesterol, dañar el metabolismo o la función renal.

La idea es poder entender que nuestro cuerpo necesita un proceso para volver a tomar la rutina, el llamado «síndrome postvacacional», no hacer planes excluyentes y rigurosos, cuidado con dietas que solo te permiten comer lechuga o piña o el agua y limón por las mañanas, hacer horas interminables de ejercicio, lo único que hace es incrementar la frustración ante objetivos que nos proponemos. Son dietas desequilibradas deficientes en nutrientes y no enseñan hábitos de vida saludables. La búsqueda de un cambio de hábitos conlleva a una pérdida de peso a largo plazo junto con la actividad física.

Establece objetivos reales y sostenibles en el tiempo, se necesitan mínimo entre 3 y 5 semanas para crear un hábito, por lo que es reservar un tiempo ciertos días para entrenar y cuidarse, si no se cumple por cualquier motivo, no pasa nada, es clave ir poco a poco, disfrutar del camino, ser constante y tratar de no rendirse las primeras semanas.

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