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empere, sobre un banco de jesús signes
Los últimos 42.195 metros de Manolo Maratón

Los últimos 42.195 metros de Manolo Maratón

A sus 74 años Manuel Sempere correrá por última vez la mítica distancia en Valencia después de disputar carreras en Nueva York, Berlín o Boston

Lourdes Martí

Valencia

Lunes, 28 de noviembre 2022, 00:25

Manolo Maratón es el nombre por el que todo el mundo conoce a Manuel Sempere. «Incluso mis hijos me llaman así», comenta. Ahora que inicia la cuenta atrás hacia sus últimos 42.195 metros se pregunta si debe desprenderse de un nombre que le ha acompañado toda la vida. «No sé realmente por qué empezaron a referirse a mí así, comparado con otros no he corrido tantos...», afirma con cierta nostalgia.

Nacido el 5 de agosto de 1951 en Alzira y tras más de 40 maratones acumulados en sus piernas, Sempere correrá el próximo 4 de diciembre la última prueba de su distancia favorita. Lo hará en Valencia. «Allí corrí por primera vez los 42 kilómetros, aunque nada tienen que ver con los de ahora. Éramos cuatro gatos. Eso sí, me acuerdo del recorrido como si hubiese sido ayer», rememora. En aquellas primeras ediciones del Maratón Valencia apenas hacía unos meses que Sempere había descubierto el que iba a ser el motor de su vida. «Tenía treinta y pocos años y me quedé enganchado. Fui al médico y me dijo que o adelgazaba y dejaba de fumar o no iba por buen camino». A los pocos meses, pasó de fumar dos o tres paquetes al día y pesar 98 kilogramos a ser una persona saludable.

«Me apunté al Club Tortuga Algemesí ya que en Alzira no había ningún equipo. Salíamos a correr los fines de semana y la gente por los campos nos decía lo típico de que nos fuésemos a trabajar», así llegó el primer maratón. Y todos los demás. «Terminé bien, feliz, así que en marzo corrí en Barcelona y, en abril, la de Madrid. He llegado a hacer cuatro o cinco maratones en un año, que pensarás que es una locura, pero cuando eres joven puedes con todo», relata. Se emociona especialmente con recorridos como el de la Olímpica de Barcelona: «Esa carrerar salía en Marató y acababa en Montjuic, que era el mismo recorrido exactamente que iban a hacer los atletas en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Fue increíble esa llegada». Sempere no fue solo, ni mucho menos, en su vertiente más motivadora, esta vez fueron 50 los que le acompañaron: «Nos fuimos un autobús entero de distintas poblaciones». A quienes no ha podido convencer para que sigan sus pasos en la carrera a pie ha sido a sus hijos y nietos: «Ninguno, y eso que yo les he intentado hablar de lo maravilloso que es correr, pero nada. Practican taekwondo, ballet, pero de running, nada». Eso que él se encargó de inscribirlos en el club La Rabosa que él mismo fundó en 1987.

Manolo Sempere, con la bandera del club que fundó. Abajo, con los trofeos y en el maratón olímpico de Barcleona. JESÚS SIGNES/ARCHIVO PERSONAL
Imagen principal - Manolo Sempere, con la bandera del club que fundó. Abajo, con los trofeos y en el maratón olímpico de Barcleona.
Imagen secundaria 1 - Manolo Sempere, con la bandera del club que fundó. Abajo, con los trofeos y en el maratón olímpico de Barcleona.
Imagen secundaria 2 - Manolo Sempere, con la bandera del club que fundó. Abajo, con los trofeos y en el maratón olímpico de Barcleona.

En su memoria se le acumulan imágenes que también guarda impresas en álbumes de fotos. Bajo cada imagen, una descripción, escrita a mano del lugar en el que se ha producido la foto. Algunas irrepetibles, como la que se encuentra junto a dos compañeros en el restaurante de las Torres Gemelas de Nueva York: «Para ahorrar, dormíamos los tres en la misma habitación, tuvimos que darle dinero al portero para que nos dejase entrar con pantalones cortos». El maratón de Bostón cumplió su centenario en 1996 y Sempere no quiso perdérselo: «Allí sólo se podía correr con marca acreditada, pero yo no tenía ninguna. Sin embargo, con motivo del aniversario de la prueba, abrieron la mano y no había límites, así que me fui a Boston». Recuerda sus primeras zapatillas, se las vendió Miguel Pellicer, fundador de Correcaminos: «Tenía una tienda que se llamaba Deportes Maratón». También adquirió un par que le ofreció otro de los pioneros de la carrera a pie en Valencia, Toni Lastra.

Las piernas de Sempere no hubiesen sido tan fuertes sin Reme Fombuena al lado. Contrajeron matrimonio en 2007 y, ese mismo año, ella ya le acompañó en un maratón. «Fue en París y la recuerdo con mucho cariño, también porque nos ocurrió una anécdota muy especial. Y es que me perdí», dice ella. Él refrenda la afirmación de su esposa: «Lo pasé mal hasta que la encontré». Reme también es una experta en todo lo relacionado en largas distancias, puede hacerte un menú para las semanas previas a la prueba y sabe la importancia de la comodidad de la ropa. Pero ella no corre: «Lo intenté pero no me gusta caminar, pero sí ir a la montaña, hago gimnasia, aquagym. A todas las carreras voy». Lo disfruta casi tanto como él. Suelen viajar con más personas y en lugar de realizar desplazamientos de un par de días les gusta aprovechar para hacerlo durante una semana o así. En 2019, antes de la pandemia, el calendario les puso rumbo a Rusia, una experiencia que tampoco olvidará Sempere: «Iba tranquilamente corriendo y de repente, una policía se me pone delante y me habla en un idioma que no entendía. ‘Finish maratón’ me decía, mientras gesticulaba. Y me cogió y me subió a un autobús que iba repleto de gente». En San Petesburgo, a diferencia de otras ciudades como Nueva York existe límite de tiempo: «Allí son muy estrictos, son cinco horas, caiga quien caiga. Además nevaba, fue una locura, ahora no lo haría».

A nivel popular se queda con Nueva York, pero en Berlín, la carrera es «majestuosa»: «Logré meterme el primero en la línea de salida, junto a la élite». De Valencia se queda con el «gran salto» que ha dado la prueba: «Es un referente, el boca a boca funciona mucho y muy bien y todos los que vienen a correr aquí recomiendan a otros venir. Esa imagen de la línea de meta de la Ciutat de les Arts es increible».

Se repite que será «la última» con asiduidad, quizás para convencerse del todo. Su cuerpo ha dicho basta, ahora toca «disfrutar». «Él nunca ha hecho nada a lo loco, es una persona que escucha mucho a su cuerpo», comenta Fombuena. «Me hago pruebas de esfuerzo con el doctor Jorge Candel, nadie puede asegurar que no vaya a ocurrir nada, pero hay que prevenir», añade Sempere. De la carrera a pie, de los maratones más que con los kilómetros acumulados, se queda con las personas: «Tengo amigos que me escriben en japonés, a la que fue primera teniente alcaldesa de San Francisco con la que me comunico en inglés». Ahora los viajes ya no dependerán de las fechas de los maratones. Quedan sus últimos 42 kilómetros y 195 metros para los que se puso en manos del entrenador José Garay: el objetivo es disfrutar.

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