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Lunes, 9 de julio 2018, 20:12
La «Alergia al sol» es un concepto para describir varias enfermedades en las que se produce una erupción que conlleva enrojecimiento y picazón en la piel tras haber estado bajo la exposición solar. La forma más común es la conocida como «intoxicación solar».
Algunos medicamentos o el contacto con cierto tipo de plantas como la chirivía o las limas pueden desencadenar esta irritación en la piel. Otras personas pueden sufrir esta alergia debido a condicionantes hereditarios.
Según Mayo Clinic, los efectos de la alergia al sol son facilmente reconocibles en la piel, pero varían según la gravedad de cada caso. Enrojecimiento, picor o dolor, pequeños bultos, descamación, costras, sangrado o ampollas son los principales síntomas de esta enfermedad y suelen aparecer a las pocas horas de haber tomado el sol.
Los casos más leves pueden desaparecer sin ninguno tipo de tratamiento. Sin embargo, los más graves suelen necesitar un tratamiento con cremas de esteroides o píldoras. Además, aquellas personas que sufran alergia al sol, deberán tomar prevenciones como vestimenta apropiada para evitar la exposición solar.
Si hemos experimentado los síntomas, se ha de evitar la exposición al sol. La mayoría de los efectos de esta alergia mejoran en un día o dos. Por otra parte, debemos informarnos de qué medicamentos nos provocan sensibilidad a la luz. Para ello, se recomienda hablar con nuestro médico.
Por último, se aconseja aplicar lociones humectantes a las zonas irritadas para aliviar las molestias. Remedios caseros como el aloe vera pueden ayudar a calmar la piel.
Si se sufre sensibilidad al sol, se pueden tomar una serie de medidas para evitar una reacción en la piel. En primer lugar, reducir la cantidad de tiempo que se está en el sol y no exponerse entre las 10.00 h. y las 16.00 h., horas más críticas. Es conveniente tomar el sol de forma progresiva y aumentar la cantidad de tiempo al aire libre gradualmente para que las células de la piel se adapten a la luz.
Por otro lado, es muy importante usar gafas de sol y ropa protectora, es decir, prendas de manga larga con tejidos que no permitan pasar los rayos UV. Hemos de aplicarnos protector solar cada vez que nos vayamos a exponer a la luz solar, repetidas veces durante el día, especialmente si nos mojamos o sudamos. La crema en cuestión debe tener un factor de protección de, al menos, 15.
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