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REDACCIÓN
Miércoles, 26 de mayo 2021, 01:33
Todos los productos alimenticios tienen una fecha de caducidad o fecha de consumo preferente que delimita el periodo de tiempo en el que el producto es seguro para la salud o mantiene sus propiedades. No obstante, la diferencia entre estos dos términos no está clara, y no conocer el significado de ambos puede derivar en intoxicaciones o desperdicio de alimentos.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recuerda que la fecha de caducidad, que se aplica a productos frescos, debe respetarse siempre para evitar intoxicaciones alimentarias. No obstante, la fecha de consumo preferente admite cierta flexibilidad.
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Según la OCU, en principio, todos los productos pueden consumirse pasada su fecha de consumo preferente. Por el contrario, entre aquellos alimentos que en ningún caso deben consumirse una vez caducados se encuentran los productos con fecha de caducidad, carnes y pescados frescos sobre todo, o algunos tipos de platos preparados frescos, como sushi.
En este sentido, deben ser especialmente precavidos mujeres embarazadas, niños pequeños, ancianos y personas inmunodeprimidas. En estos casos, se deberá prestar atención a las fechas marcadas en refrigerados como jamón de york, fiambres, quesos o platos preparados. Así se evita que si hay algo de listeria que haya podido desarrollarse durante la vida útil del producto pueda afectarles
A la hora de decidir si consumir un producto o no pasada la fecha recomendada, la OCU insiste en la imporancia de observar su estado antes. «Cuando se pasa la fecha de consumo preferente, ya no se asegura que el producto esté en óptimas condiciones: puede estar algo más reseco en pastelería y bollería, rancio en caso de aceites y grasa o productos grasos como embutidos, chorizo, salchichón, quesos...«, afirman desde la organización. No obstante, aunque no estén perfectos, los alimentos siguen siendo comestibles, aseguran.
Sobre cuánto tiempo dura un producto después de la fecha de consumo preferente, dependerá de la «duración de vida» del mismo. Por ejemplo, si un producto puede conservarse hasta cinco años (latas de conserva, por ejemplo), aguantará en buen estado hasta seis meses más. En el caso de alimentos que tienen una vida de dos o tres semanas desde que se envasa, podremos consumirlo pasado unos días.
No obstante, desde la OCU advierten que estas directrices sólo sirven para productos cerrados. Una vez abiertos, la fecha indicada en la etiqueta deja de tener validez, y deberán consumirse según se indique en el envase.
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