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María Arlandis, en las Torres de Serranos. DAMIÁN TORRES
Mucho más que una anfitriona de la ciudad
Los oficios del verano

Mucho más que una anfitriona de la ciudad

María Arlandis detecta un cambio de tendencia en el oficio de los guías turísticos: «En Valencia, julio y agosto es uno de los momentos en que normalmente menos visitas tenemos, porque la gente prefiere sol y playa. Este año es excepcional. Está siendo una locura»

Jueves, 8 de agosto 2024, 23:39

-¿Qué es lo mejor de trabajar en esta época del año?

-Trabajar con gente que está de vacaciones porque están motivados por viajar. Están de muy buen humor y predispuestos a disfrutar.

-¿Y lo peor?

-El calor. Hace mucho calor durante los tours.

Rodeada por más de 20 turistas que escuchan con atención y admiración cada una de sus palabras, María Arlandis enseña la Valencia de la que está enamorada. Una mirada amplia y profunda a la vez. Para ella, el secreto está en hacerlo con la misma pasión que utiliza cuando ejerce de anfitriona con sus amigos. A sus 36 años, lleva siete trabajando como guía turística en la capital del Turia y adora el oficio. Cuida los detalles y aprovecha los tours para que los visitantes se lleven una experiencia extraordinaria. Sin olvidar el arte de la gastronomía. «Siempre les digo que si no les gusta la paella es porque no han probado una buena», comenta.

María, de L'Eliana, se contagia del espíritu con el que se presentan sus clientes. Y para combatir el sol de estas fechas, siempre le acompañen un sombrero y el protector solar. Unas condiciones climatológicas que influían en el volumen de faena: «La gente cree que en verano es cuando más trabajamos los guías. Y en Valencia, julio y agosto es uno de los momentos en que normalmente menos visitas tenemos, porque la gente prefiere sol y playa. Para nosotros, la temporada alta es marzo, abril y mayo y luego septiembre y octubre». Sin embargo, los tiempos están cambiando. Valencia se ha consolidado como uno de los principales destinos turísticos de Europa, por lo que ya no existe la tregua estival: «Este año es excepcional porque tenemos muchas visitas a pesar del calor. Este año no ha habido temporada baja. Está siendo una locura». A pesar de todo, pudo escaparse de vacaciones durante algunos días en julio.

«Este año es excepcional porque tenemos muchas visitas a pesar del calor. No ha habido temporada baja. Está siendo una locura»

Dentro de este fenómeno, María detecta una especial afluencia de estadounidenses. También de neerlandeses y franceses. Organiza los tours caminando, en bicicleta o en patinete eléctrico. Y la recomendación es que el grupo no supere las 30 personas a pie, mientras que sobre dos ruedas la limitación es de 14: «Han prohibido los micrófonos por la contaminación acústica. Entiendo que los vecinos se cansen de eso. Y puedo entender la turismofobia en ese aspecto. Hay grupos que saturan la ciudad. Un buen guía sabe cómo llevar al grupo para que no moleste a los vecinos».

María, quien pertenece a la Asociación de Guías Oficiales de Turismo de la Comunidad Valenciana, denuncia el intrusismo. Una cruzada en la que se ha implicado.

El encuentro con María se produce en un lugar emblemático como las Torres de Serranos. «Viniendo hasta aquí he visto cinco guías ilegales, es decir, que no están habilitados. Es gente que no paga impuestos, por lo que nos hacen competencia desleal. Muchas veces es gente que no tiene formación, entonces ofrecen una imagen de la ciudad que no es correcta. Cualquiera puede hacer un tour leyendo lo que pone en Wikipedia. Pero conocer una ciudad es mucho más que eso», avisa.

Los guías oficiales poseen una acreditación tras haber superado un examen. «Es una profesión en la que nos formamos continuamente». Además, deben contar con nivel B2 en al menos un idioma extranjero.

María, como autónoma, dirige una agencia de viajes receptiva y es sommelier. Anteriormente, trabajaba como profesora de español para extranjeros y como profesora de inglés: «Sentí que necesitaba un cambio». Se lanzó.

María, amante de la gastronomía, tiene dos paradas fijas en sus tours: el Mercado Central y la Iglesia de San Nicolás

En sus visitas, hay dos paradas que no pueden faltar. «Estoy muy centrada en el turismo gastronómico y para mí el Mercado Central es fundamental. Queremos un turismo de calidad y que tenga interés por la cultura». En ese contexto, siempre se sumerge en la Iglesia de San Nicolás: «Es una de las joyas de Valencia».

Precisamente, ese fue el escenario de una de sus experiencias más curiosas como guía: «Se trataba de un grupo de peregrinos que venía de Sigüenza. Venían con el deán de la catedral de Sigüenza y me pidieron celebrar misa. Lo gestioné con San Nicolás». Y a veces, hay extravagancias: «Tuve una petición de hacer una visita para un grupo nudista pero no la hice. No me animé». Además, prepara tours de arte urbano.

Durante el año, María lucha contra un duro enemigo: los carteristas. Pero esa circunstancia no empaña su gusto por el oficio de guía: «Es como hacer de embajadora de tu ciudad». Lo cumple con creces.

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