Rubén G. Tamarit
Valencia
Martes, 22 de agosto 2023, 00:54
Llegan las vacaciones y son muchas las personas que eligen disfrutar de su tiempo libre en la costa: tomar el sol frente al mar, el tardeo en los chiringuitos, los baños refrescantes... Sin embargo, la arena no siempre agrada a todo el mundo, pues puede llegar a ser muy molesta en algunas situaciones. Lo que muchos no saben es que esta gravilla tan común en las playas también puede ser una gran aliada para mejorar la salud y el bienestar, por ejemplo, cuando paseamos sobre ella.
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1.- Caminar por la arena fortalece más los músculos y permite gastar un mayor número de calorías, en comparación con hacerlo por otras superficies. La razón es que requiere más esfuerzo que un paseo normal, pues es necesaro levantar el pie de la arena o, incluso, del agua.
2.- Al andar descalzos, también se ven favorecidas las articulaciones y los tendones de los pies y tobillos, lo que supone reducir el riesgo de sufrir una lesión. Así lo afirma el Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPV), que dice que «caminar descalzo activa la musculatura del pie y estimula la propiocepción».
3.- La arena actúa como amortiguador, lo que disminuye el impacto de nuestro cuerpo contra el suelo. Esto es especialmente importante para las personas con sobrepeso o con problemas en las articulaciones. Además, al evitar la presión que suele provocar el calzado sobre el pie y permitir que éste se airee, se reduce el riesgo de problemas como la fascitis plantar o los hongos.
4.- Mejora del sistema cardiovascular: el contacto de la piel con la arena estimula la circulación de forma mucho más efectiva que al caminar sobre una superfcie plana.
5.- Andar por la playa reduce el estrés, la ansiedad o tensión acumulada. Además, generalmente un paseo por la arena viene asociado con una exposición al sol, lo que también favorece la absorción de vitamina D, que resulta fundamental para el funcionamiento del sistema inmunitario.
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6.- Por otro lado, la arena también es beneficiosa para la piel, pues está cargada de minerales como el silicio que ayudan a mantener la piel flexible y elástica. También actúa como exfoliante natural al frotarse contra la piel, eliminando las células muertas de la superficie de la dermis.
Como todo, sin un debido cuidado, esta actividad puede resultar peligrosa. Al final la superficie por la que se camina es irregular e inestable y un despiste puede suponer una torcedura o una caída. También es importante tener en cuenta que caminar en exceso por la orilla puede ser perjudicial a largo plazo, pues la inclinación del suelo, como consecuencia de la incidencia del agua, puede afectar negativamente a algunas de las articulaciones de las piernas, tobillos y caderas.
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Otros factores a tener en cuenta son el sol y las condiciones climáticas. En caso de tomar un paseo por la playa, deberemos protegernos siempre de los rayos ultravioletas para evitar quemaduras en la piel o sufrir otras consecuencias derivadas de una larga exposición al sol. Y, si hiciese mucho calor, sopesar si es un buen momento para pasear y, en cualquier caso, mantenerse bien hidratados.
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