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RAFA MARÍ
Jueves, 10 de noviembre 2022, 23:46
La representación estos días en Les Arts de 'El cantor de México', en versión de Emilio Sagi y con el tenor navarro José Luis Sola y la singular Rossy de Palma como estrellas, nos trae a la memoria la figura de Luis Mariano (Irún, 1914-París, 1970), ya que el actor y cantante vasco estrenó en los escenarios franceses, en diciembre de 1951, la exitosa opereta de Francis López, y en 1956 la versión cinematográfica, dirigida por Richard Pottier.
Luis Mariano y Carmen Sevilla lograron en aquellos años un triunfo comercial con tres coproducciones franco-españolas: 'El sueño de Andalucía' (Luis Lucia/Robert Vernay, 1951); 'Violetas imperiales' (Richard Pottier, 1952), y 'La bella de Cádiz' (Raymond Bernard/Eusebio Fernández Ardavín, 1953). El afrancesado Luis y la españolísima Carmen. Jóvenes, guapos y en la cima de la popularidad. La prensa rosa de aquel tiempo se empeñaba en emparejar a Carmen Sevilla con Luis Mariano.
Manuel Román, buen conocedor de la historia de la canción española, afirma que Luis Mariano, soltero y sin amores femeninos conocidos, quiso casarse con Carmen Sevilla, de quien tenía en su mesita de noche «una fotografía para recordarla en su soledad». Pero ella se negó cuando él le pidió matrimonio. «Es un buen amigo, pero nunca me han gustado sus maneras», dijo Carmen. No hubo boda. «Notorio homosexual, puede decirse que el sentimiento de Luis Mariano hacia Carmen era platónico. Si hubo besos entre ambos, digamos que fueron 'de película', nada más» ('Chic', 14-7-2020). De ocurrir ahora esta historia, es inevitable imaginar a varios/as periodistas, alcachofa en mano, persiguiendo con tenacidad a Carmen y a Luis por las calles para preguntarles: «¿Habrá boda?; ¿Si os casáis dónde celebraréis la luna de miel?; ¿Ya habéis hecho el amor?». La última pregunta es la más educada de todas.
En sus 'Diarios', el escritor valenciano Rafael Chirbes (1949-2015) traza una compleja semblanza de Luis Mariano y la España de entonces. «Fue otra víctima. La sociedad de montañeses vascos no toleraba a un delicado homosexual. Tampoco -por supuesto- la España franquista, que se había deshecho de Miguel de Molina -o del tan viril en las formas Jorge Mistral, que se suicidó en México-. Luis Mariano era un tipo extraordinario, bondadoso (según testimonio de cuantos lo conocieron), armado con una voluntad férrea, cálido, afectuoso, educado...».
Mientras la carrera cinematográfica de Luis Mariano consistió en solo una decena de películas entre 1951 y 1958, y no en todas de protagonista, la de Carmen Sevilla fue prolífica. Carmen, que hace unos días cumplió 92 años con su memoria perdida por el alzheimer y ya sin reconocer a nadie, interpretó durante 30 años (1949-1978) unas cincuenta películas. En contra de lo que suele creerse, no todas fueron de consumo rápido y pronto olvido. Su filmografía tiene momentos brillantes. Trabajó para Don Siegel y Nicholas Ray -nada menos- en, respectivamente 'Una aventura para dos' (1958) y 'Rey de Reyes' (1961, en el papel de María Magdalena), para John Berry ('Don Juan', 1956), para Juan Antonio Bardem en 'La venganza' (1958), para Charlton Heston en 'Marco Antonio y Cleopatra' (1972) y para Vittorio de Sica, supervisor, actor y productor de 'Pan, amor y Andalucía' (1958).
Carmen, 'la novia de España', así se la llamó, fue asimismo una de las musas del nuevo cine español, con títulos ambiciosos como 'El techo de cristal' (Eloy de la Iglesia, 1971), 'Nadie oyó gritar' (E. de la Iglesia, 1973), 'No es bueno que el hombre esté solo' (Pedro Olea, 1973), 'La loba y la paloma' (Gonzalo Suárez, 1974), 'Beatriz' (G. Suárez, 1976)...
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