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Atlas
Martes, 9 de julio 2019, 21:58
Grabada a fuego ha quedado la sonrisa de Benjamín para los bomberos de Marbella. Ellos se desvivieron por el pequeño de tan solo 7 años hasta el final. Era el día a día de Natalia y Benja, madre e hijo, que necesitaban ayuda para salir de casa. Un cuarto sin ascensor y no solo los bomberos, los chicos del gimnasio también prestaban sus bíceps y su sensibilidad para hacerles más fácil la vida. Mientras, estos ángeles de la guarda recaudaban dinero para que la familia se mudara a una casa con ascensor. 6.000 euros que, tristemente, han servido para pagar su funeral. Benjamín se ha convertido en todo un símbolo de superación y de la lucha contra el cáncer.
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