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Una clienta del Reptile Café acaricia una pitón bola AFP

Café con bichos

Un bar de Camboya lleva al extremo el concepto de los restaurantes de mascotas y ofrece a sus parroquianos reptiles, arácnidos e insectos

ZIGOR ALDAMA

Lunes, 10 de septiembre 2018, 14:45

Los cafés de mascotas son esos establecimientos que popularizó Japón en los que sus clientes pueden disfrutar de comida y bebida acompañados de animales domésticos. Los de perros y gatos se han extendido por todo el mundo, y en España ya hay alguno -como el Gatuccino de Las Palmas de Gran Canaria- en el que incluso se pueden adoptar los animales, porque en realidad son mascotas abandonadas.

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En el Reptile Café de la capital de Camboya, Phnom Penh, eso último se antoja más complicado. En su interior, los comensales pueden disfrutar de la compañía de 20 especies de animales. Pero no hay gatos ni perros. Ni siquiera conejos o hámsteres. No, su dueño, Chea Raty, se ha rodeado de reptiles, arácnidos, e insectos de los que uno se apartaría de un salto si los viese en casa.

«Hay demasiados cafés en esta ciudad. Yo quería hacer algo diferente», justifica el treintañero Chea a 'Vice'. Todo comenzó hace cuatro años, cuando este emprendedor del noroeste de Camboya compró una iguana. Siempre le habían atraído los animales exóticos y, a través de un agente en la ciudad fronteriza de Poi Pet, fue aumentando su colección. Eso sí, asegura que todos los animales proceden de la vecina Tailandia, que tienen todos los permisos en regla y que no posee ejemplares de especies en peligro de extinción.

Las que menos ponen la piel de gallina son las tortugas africanas. Porque luego están las iguanas, algunas serpientes, escorpiones del tamaño de una mano y tarántulas peludas, que en el país jémer no llaman mucho la atención porque su gastronomía incluye 'snacks' arácnidos que se sirven en cucuruchos de papel. «La gente me preguntaba si estaba loco, y por qué no abría uno con perros y gatos, como todo el mundo», recuerda Chea. Ahora ha demostrado que no iba mal encaminado, porque su Reptile Café se ha convertido en un lugar popular.

«Los clientes, que en su mayoría son amantes de los animales, se pueden relajar en un ambiente muy diferente, conocer algo más sobre los animales que tenemos aquí, y hacerse 'selfis' con ellos», explicó Chea al 'Phnom Penh Post'. Sobre todo es eso último lo que vuelve locos a camboyanos y turistas. Al fin y al cabo, pocas cosas pueden lograr más 'likes' en Facebook o Instagram que retratarse tomando un café con una serpiente rojiza enroscada en el brazo.

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Además, el Reptile Café no es caro. Comparado con las cadenas de cafeterías extranjeras que han comenzado a instalarse en Camboya resulta incluso económico: las bebidas cuestan entre 1,5 y 2,5 euros y el local está climatizado y limpio. De hecho, Chea asegura que la única especie animal que no es bienvenida en su establecimiento es, precisamente, la que más se puede encontrar en otros restaurantes de Phnom Penh: la cucaracha, que en el sudeste asiático alcanza tamaños espectaculares y vuela. Ahora, su próximo reto es lograr que sus dos iguanas, un macho y una hembra, se apareen. «Me gustaría abrir una granja de reptiles en el futuro más próximo», avanza.

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