EFE
Jueves, 27 de febrero 2025, 01:13
Las terapias asistidas con aves rapaces no curan pero ayudan a mejorar la calidad de vida de las personas a quienes van dirigidas, que del ... impacto y sorpresa inicial de tener cerca estos animales pasan a interactuar con ellos y, entre sonrisas y algunas exclamaciones se ven envueltas por su «magia», las acarician, hablan, besan e incluso dan de comer con la mano. Esto es posible gracias a Magic Eagle (Águila Mágica), una asociación con sede en Sax (Alicante) que nació hace doce años y ha desarrollado un proyecto pionero basado en intervenciones asistidas con aves rapaces para ayudar a incrementar la independencia e integración de las personas con alguna discapacidad, y que también desarrolla actividades lúdico-educativas en los colegios.
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Una de estas acciones se ha desarrollado en la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer de Valencia (Afav), donde personas afectadas por esta enfermedad han podido interactuar con 'Baltasar' (un cárabo de Bataraz de casi 3 meses); 'Gizmo' (un autillo cariblanco de 14 meses); 'Messi' (un búho de bengala de 2 años y 2 meses); 'Dakota' (un águila de Harris de 7 años y 6 meses) y 'Fátima' (una lechuza común blanca de 14 años). «Desde que nacen los criamos para considerarnos semejantes, ellos no reconocen su especie, se creen humanos y no tienen miedo a estar con nosotros», explica a los asistentes el zooterapeuta y cetrero Juan Francisco Martínez, fundador de la Asociación, quien realiza la actividad junto al también cetrero Javier Benlloch, delegado de la entidad en Valencia y Castellón.
A las caras de sorpresa de las personas con Alzheimer al ver salir de sus trasportines a las aves rapaces le sigue la necesidad de acariciarlos, hablarles e incluso besar a algunos ejemplares. Una interacción que hacen sin miedo y entre sonrisas y algunas exclamaciones. La psicóloga y directora del centro de día de Afav, Nuria Martínez, destaca que este tipo de terapias con animales «funciona muy bien» porque genera en las personas afectadas un «vínculo» que favorece los cuidados hacia «otro ser», la autonomía y la interacción con los compañeros, lo que evita el aislamiento. «Las aves generan sorpresa porque no son animales que se ven en el día a día, por lo que es una manera diferente de estimular a la persona a través de esa terapia», explica Martínez, quien añade que en el centro también realizan terapia con perros y caballos, así como con «una foca robot y un gato robot que responden a estímulos y a través de los cuales se intenta estimular ese cuidado hacia otro ser vivo».
Juan Francisco Martínez explica que el nombre de Magic Eagle «fue de casualidad». Surgió después de que, tras probar la terapia con perros y cabras enanas con una niña con autismo sin lograr una reacción, lo hicieron con un águila que llevaban en el coche. «Hubo una reacción inesperada de la niña, de la que se sorprendieron, y tras la sesión la terapeuta nos dijo: 'Aquí ha existido algo mágico'», afirma Martínez. Crearon entonces un equipo de profesionales y empezaron a estudiar estas terapias «hasta que dimos con los ejercicios que iban para cada colectivo». Javier Benlloch destaca el «impacto» que tiene para una persona ver por primera vez tan de cerca un ave rapaz, tocarla o darle de comer con la mano, una reacción muy distinta a la que puede tener con otros animales como un perro, «que es más cotidiano y está mas cerca», un caballo o un delfín.
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Estas aves, indica, «están en nuestra casas, socializan con nosotros y es más sencillo hacer estas terapias con animales que están adiestrados desde que nacen para que estén en contacto con las personas. Ellos creen que somos sus hermanos», y explica que el vínculo es tan fuerte que 'Dakota', una águila de Harris que ha criado desde que nació, «cree que soy su pareja». Tras una primera aproximación con las aves, se intenta estrechar el vínculo terapéutico con los usuarios y el simple hecho de mantener su atención en el ave y también en la explicación de los cetreros ya mejora sus capacidades comunicativas y de coordinación. También se trabaja con juegos y dinámicas motrices para mejorar las capacidades asociativas.
Magic Eagle también realiza charlas de educación medioambiental para colegios, enmarcadas dentro del proyecto «Tras las Huellas de Félix», en el que dan a conocer a las nuevas generaciones quién era el naturalista y divulgador ambientalista Félix Rodríguez de la Fuente y los valores que enseñaba. Lo hacen avalados por su hija Odile Rodríguez de la Fuente, bióloga y directora del proyecto, que promueve el cuidado del medioambiente, la conservación de la biodiversidad, la biología de animales salvajes, el ciclo de la vida silvestre y la importancia de la naturaleza.
Martínez señala que empezaron con niños con autismo y síndrome de Down, con los que iban combinando perros y aves rapaces, y se dieron cuenta que con las aves «la primera atención directa la tenían», y en la actualidad trabajan con otros muchos colectivos, el último de ellos personas vulnerables procedentes de países en guerra. Son muchos los trastornos, disfunciones o discapacidades para los que está indicada la terapia con las rapaces, entre ellas la parálisis cerebral, la enfermedad de Parkinson o de Alzheimer, la esclerosis múltiple, hidrocefalia, deficiencia de la coordinación psicomotriz, problemas del lenguaje, trastornos del desarrollo o psicopatologías como depresión, esquizofrenia o ansiedad, entre otras.
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«El que diga que una terapia cura es mentira, puede mejorar la calidad de vida de ese colectivo o persona, pero no cura», afirma el fundador de Magic Eagle, quien añade que también buscan crear un espacio lúdico y educativo donde fomentar la evolución de los pacientes, el amor por la naturaleza y el respeto por el medio ambiente. Asimismo, tienen como fin ayudar a incrementar la independencia e integración de las personas con una discapacidad, así como mejorar sus habilidades comunicativas y psicomotrices a través del contacto con las aves.
Según informan desde la entidad, otros de los beneficios que se consiguen con esta terapia en usuarios con distintos síndromes o discapacidades son aumentar las capacidades comunicativas y de adaptación, la reducción de conductas agresivas, el desarrollo de la empatía, la mejora de la atención y concentración, la reducción de la ansiedad, mejora de habilidades sociales o el aumento de la coordinación psicomotriz.
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