Borrar
Urgente Aemet confirma el regreso de las lluvias a la Comunitat y activa dos avisos amarillos
Tres usuarias de Hogares Compartidos, en el piso que ocupan en Valencia. D. Torres
Compartir piso a los 70: el proyecto que «salva de estar en la calle» a los mayores

Compartir piso a los 70: el proyecto que «salva de estar en la calle» a los mayores

Hogares Compartidos lleva once años ayudando a los mayores. En la actualidad aloja a 54 personas en Valencia

Miércoles, 31 de julio 2024, 19:28

Las personas mayores a menudo son invisibles en el entramado social, especialmente aquellas que viven con recursos limitados. Esta invisibilidad se traduce en una serie de complicaciones: dificultad para acceder a una vivienda adecuada, aislamiento social, problemas de salud no atendidos y una constante lucha por mantener una vida digna. La jubilación, en muchos casos, no garantiza un sustento suficiente, y las barreras económicas se combinan con la falta de ofertas de vivienda accesibles y adaptadas a las necesidades de la tercera edad.

Frente a esta problemática, Hogares Compartidos se ha establecido como una solución innovadora y efectiva en Valencia. Esta organización, cofundada por Amparo Azcutia y Pilar Pardo, surgió hace 11 años con el objetivo de cubrir un vacío crucial: ofrecer una alternativa de vivienda digna y accesible para personas mayores autónomas pero con recursos limitados. Según Amparo Azcutia, el proyecto no solo se enfoca en proporcionar un techo, sino en crear una vida plena y motivadora para sus participantes. «Pretendemos ofrecerles un proyecto motivador donde se sientan vinculados, donde conozcan y amplíen su círculo social», explica Amparo.

Actualmente, Hogares Compartidos aloja a 54 personas en 14 viviendas distribuidas en Valencia capital y, una de ellas, en Tavernes Blanques. Cada una de estas personas trae consigo una historia única y una «mochila» de experiencias difíciles. Ana de Oto Benito, Mariana Pérez y Encarna González son ejemplos vivientes de cómo esta iniciativa les ha brindado no solo un hogar, sino una nueva oportunidad para vivir con dignidad y esperanza.

Un salvavidas en la tormenta

Para estas tres mujeres, Hogares Compartidos fue la luz al final del túnel. Ana describe su llegada a la asociación como una tabla de salvación. «Hogares Compartidos era la única alternativa a mi situación. Es un salvavidas para todos nosotros. Nos salvó de estar debajo de un puente», asevera.

Ana, de 68 años, con raíces argentinas y españolas, llegó a España hace siete años tras jubilarse en Argentina. Desde hace casi tres años, vive en Hogares Compartidos, una organización que ha sido un verdadero salvavidas para ella. «Mi traslado a Hogares Compartidos fue forzado por la drástica reducción de mi pensión en Argentina,» comenta Ana y añade que «quedó en un monto irrisorio debido a la situación económica del país. A través de una asistente social, encontré esta alternativa en Valencia y la experiencia ha sido muy positiva para mí».

La frase

«Hogares Compartidos es un salvavidas para todos nosotros. Nos salvó de estar debajo de un puente»

Ana de Oto Benito

 

«Hogares nos proporciona un lugar digno para vivir cuando nuestros ingresos no son suficientes«, dice Ana. »Aprendemos a convivir y apoyarnos mutuamente, enfrentando juntos las dificultades personales que cada uno trae consigo. La convivencia no siempre es fácil, pero nos adaptamos y ayudamos entre todos», señala y explica que «no solo me ha salvado económicamente, sino que ha enriquecido mi vida en muchos otros aspectos». Además, la entidad organiza «actividades recreativas como visitas a museos y excursiones, lo cual enriquece nuestra vida social y cultural».

Ana se mantiene activa y creativa. «Participo en una radio argentina con una columna sobre bellas artes desde hace cinco años, escribo novelas, participo en concursos literarios y tengo un blog llamado 'Más pasión que balas'. También soy pintora y disfruto de caminar».

Cree firmemente que la edad no debería ser un obstáculo. «Aunque a menudo se nos niega la oportunidad de trabajar debido a nuestra edad, considero que mientras tengamos capacidad, somos válidos. Es fundamental cambiar esta percepción desde la base de la sociedad. Nosotros, los mayores, ya hemos roto esa barrera y nos mantenemos activos; ahora es el turno de que la sociedad también cambie su visión», resalta Ana.

Un nuevo comienzo a los 66 años

Al mismo tiempo que su compañera de piso, Encarna también entraba en Hogares Compartidos hace casi tres años. De 66 años y originaria de Barcelona, hace más de una década decidió dejar su ciudad natal debido al elevado costo de vida. «Llegó un punto en que sobrepasaba los límites del bolsillo. Tenía un piso en propiedad, pero los impuestos eran muy elevados,» comenta Encarna. Buscando una vida más asequible, se trasladó a la Comunitat Valenciana, donde ha vivido en varios pueblos y ciudades antes de asentarse en Valencia.

«Vine a Valencia buscando trabajo, pero fue imposible», explica Encarna. «La edad es una barrera que la sociedad nos impone. Aunque seamos personas válidas, el simple hecho de ser mayores nos margina.» Esta experiencia la ha llevado a convertirse en una representante activa en medios de comunicación y universidades, abogando por los derechos y preocupaciones de las personas mayores.

La frase

«La edad es una barrera que la sociedad nos impone»

Encarna González

Además de su activismo, Encarna tiene una pasión por la música y la escritura. «Me gusta cantar, estoy en un karaoke en Internet y he participado en varios concursos», dice con entusiasmo. También es escritora, con varios libros publicados, incluido su último trabajo titulado 'El bosque de los gigantes'. Encarna es activa en redes sociales, especialmente en TikTok, donde comparte sus reflexiones. «Para mí, entrar en Hogares Compartidos ha supuesto un cambio de vida total», afirma Encarna. Después de una difícil separación que la dejó en una situación económica precaria, encontró refugio cuidando a una mujer mayor. Cuando esta fue ingresada en una residencia, Encarna se quedó temporalmente en la casa antes de ingresar en Casa Caridad, donde recibió ayuda y fue dirigida hacia Hogares Compartidos.

«Recuerdo la entrevista con Amparo, la directora. Ella me miró y me dijo: 'Encarna, ya formas parte de Hogares,'» cuenta con una sonrisa. «En ese momento, mi vida cambió. Estoy muy contenta por el cambio.» Desde su ingreso en Hogares Compartidos, Encarna ha encontrado el apoyo necesario para superar sus problemas y ha retomado su pasión por la escritura, publicando varios libros más. «Las actividades que se hacen en Hogares me han permitido conocer a más gente, y eso ha sido muy positivo para mí. Estaba hundida, pero he recibido mucha ayuda. Estoy muy agradecida a Hogares.»

Encarna subraya la necesidad de cambiar la percepción social sobre la edad. «La edad es una barrera que nos margina. Hay que cambiar el chip a la sociedad. Somos mayores, pero somos personas válidas. Eso es lo que sigo trabajando a través de redes sociales y en distintas colaboraciones con medios y charlas en centros educativos. Necesitamos cultivar el sentimiento por la vida, porque seremos mayores, pero aún somos personas y tenemos que buscarle la ilusión a la vida. Hay que hacer camino y seguir adelante», concluye.

Redescubrir la vida a los 70 años

Mariana Pérez, de 72 años, se unió a Hogares Compartidos hace mes y medio tras enfrentar una difícil situación de vivienda. «Estaba viviendo sola en un piso, pero lo vendieron, y tuve que buscar una nueva vivienda», comenta Mariana. «Los precios del alquiler son inasumibles. Han subido una barbaridad. Además, muchas fincas antiguas no son accesibles para personas mayores o con dificultades. Yo, con artrosis, necesitaba ciertas comodidades.»

Mariana recordó una asociación en Valencia dedicada a juntar a gente mayor para habitar pisos, pero estos eran para personas más dependientes. Continuó buscando opciones cooperativas hasta que encontró Hogares Compartidos. «Tras varias entrevistas, me aceptaron para entrar,» dice con satisfacción.

La frase

«Somos personas completamente autónomas descubriendo nuestro tiempo de ocio»

Marina Pérez

 

Con una carrera como administrativa en despachos y atención al público, Mariana se jubiló a los 65 años y ahora es pensionista. Aunque tiene 72 años, no se considera mayor. «Mientras tengamos aptitudes para llevar la vida sin dificultad, no somos dependientes», explica. «Nos adaptamos a una vida con más tiempo libre, a veces demasiado, y buscamos actividades para hacer. A mí, por ejemplo, me gusta la música y disfruto de los conciertos gratuitos del Palau, además del cine y otras actividades culturales.»

En Hogares Compartidos, Mariana ha encontrado un lugar que le ofrece más que solo un techo. «He empezado una actividad de danza y baile contemporáneo. Un día a la semana voy a clases. Somos personas completamente autónomas descubriendo nuestro tiempo de ocio. Tenemos tiempo de sobra para buscar actividades que completen nuestra vida y eviten el aburrimiento», comenta Mariana. Ella llama a esta etapa de la vida »gerontolescencia«. »Es una nueva etapa en la que tenemos más ilusiones, igual que cuando eres adolescente«, explica. En Hogares Compartidos, Mariana ha encontrado un espacio donde puede seguir siendo activa y disfrutar de su tiempo libre.

Más que un techo

Amparo Azcutia subraya que el proyecto de Hogares Compartidos va más allá de proporcionar un lugar donde vivir. La entidad trabaja en diversas áreas para asegurar que los mayores puedan tener una vida activa y plena. Desde la sensibilización en centros educativos hasta la participación en medios de comunicación, los mayores de Hogares Compartidos son embajadores de la iniciativa, compartiendo sus experiencias y derribando estereotipos. «Lo que hacemos es conseguir propietarios solidarios que conozcan el proyecto y nos ofrezcan sus alojamientos,» comenta Amparo, destacando la importancia de la colaboración comunitaria.

Uno de los pilares de Hogares Compartidos es el fomento del envejecimiento activo. Los participantes tienen acceso a una variedad de actividades culturales y recreativas, y muchos de ellos también se convierten en voluntarios, ayudando a sus compañeros o participando en otras entidades. Esta actividad no solo les proporciona un sentido de propósito, sino que también combate la soledad no deseada y fomenta una comunidad unida y colaborativa.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Compartir piso a los 70: el proyecto que «salva de estar en la calle» a los mayores