El senior valenciano que descubrió su vocación gracias a las Aulas de Tercera Edad

La Asociación Cultural Proted es una organización sin ánimo de lucro compuesta por alumnas y alumnos de las Aulas de 3ª Edad, creadas en 1982. El objetivo de la entidad es la permanente y continua formación social y cultural de las personas de más de 55 años a través de las Aulas, un programa de la Conselleria de Cultura de la Generalitat Valenciana. Su trayectoria cuenta con el reconocimiento de la Medalla de Oro de la Ciudad de Valencia. Las Aulas tienen dos sedes en Valencia: el Centro social del Grao en la calle Jerónimo Monsoriu, 19 y el Centro Social Senabre en la calle Llanera de Ranes, 30, en Patraix. En este momento superan entre los dos aularios el millar de personas alumnas.

Francisco Pascual, que desde 2009 hasta la actualidad ha escrito seis obras literarias, descubrió en el Centro Social Senabre su vocación literaria. Después de su etapa laboral dedicada a algo completamente diferente de la escritura cuenta qué le motivó a iniciarse en la creación literaria: «Toda la vida he trabajado en banca, un trabajo poco creativo, dicho sea de paso. He sido lector durante toda mi vida, no excesivamente exigente, pero he disfrutado mucho de las novelas de aventuras. El primer libro que tengo conciencia de haber leído de niño fue 'Las aventuras de Tom Sawyer'. Entonces cuando me prejubilaron me planteé hacer algo nuevo» Y añade: «Conocía el Centro Social Senabre, que se fundó en 1978, aunque las Aulas de 3ª Edad son posteriores. Decidí matricularme en septiembre de 2009 en inglés y en historia. Poco antes de las vacaciones de Navidad, prosigue «vi que quedaban plazas libres en el taller de creación literaria y decidí apuntarme»

En resumen. Francisco recuerda que «tenía en la cabeza que este curso iba a ser algo parecido a lo que se hacía en los colegios cuando leíamos libros, básicamente comentarios de texto». «Pero resulta que no», recuerda. «La docente que aún hoy imparte el curso, la poetisa Elena Torres, nos hacía trabajar y nos mandaba deberes para clase. Sin embargo, he confesado muchas veces que estuve a punto de no volver, porque conforme pasaban las dos horas de clase yo pensaba que eso no era para mí», señala. Y vuelve a hacer memoria. «El remate final fue cuando Elena nos mandó un trabajo para el jueves siguiente que consistía en escribir un relato de tema libre que contuviera cinco palabras que escribió en la pizarra», dice. «Me pilló bastante a traspié y salí de allí pensando que no iba a volver pero el fin de semana llovió y nos quedamos en casa, cogí la libreta que había comprado a a propósito para el curso y me puse a escribir: resultó que me salió un relatito a mano que aún conservo y que tenía bastante sentido», explica. «Fue casualidad, en mi vida me había planteado escribir y empecé poquito a poquito escribiendo relatos cortos que cada vez eran un poco más largos».

Para Francisco Pascual los cursos, a los que aún asiste hoy en día, son como una especie de salvavidas, una rutina y una disciplina que mantiene activa y viva su producción literaria. La figura de la poetisa Elena Torres como profesora del curso de creación literaria ha jugado un papel esencial en la motivación de Francisco: «Elena es una persona muy especial y cercana que da muy buenos consejos.

A veces he llevado trabajos hechos deprisa y corriendo, pero ella nunca te dice qué mal lo has hecho, sino que busca la vuelta y dice las cosas de buenas maneras para sacarle el máximo partido al trabajo. Es muy importante la manera que elegimos para decir las cosas y ella sabe cómo hacerlo. La rutina también es importante, saber que te han mandado un trabajo ayuda a mentalizarte para ponerte en marcha» comenta el escritor.

Profundizando en la producción literaria de Francisco Pascual y en la evolución de sus obras de la mano del curso de creación literaria comenta: «El período del 2009 al 2014, fui como una especie de botella de Coca-Cola en efervescencia, que cuando la abres explota. Acababa de escribir un relato y a mitad me venía a la cabeza la idea para el siguiente. Así durante casi 5 años. Hasta finales del 2014, fui a la presentación de un libro que había escrito un primo de mi mujer en la Librería Leo y decidí contactar con una editorial de autoedición, pensando que tenía material suficiente. Después de 14 años, echo de menos la explosión de los primeros años, porque aunque actualmente escribo todos los días, me he vuelto más exigente. Lo que se pierde en frescura, se gana en experiencia y en técnica. Durante esos cinco años, escribía para mí, son preocuparme excesivamente por quién lo iba a leer. Pero cuando empiezas a publicar, ese pensamiento cambia y te sientes más condicionado por quién pueda leerlo»

Una de las lecciones más influyentes para Francisco Pascual en su carrera como escritor y que traslada a todas aquellas personas interesadas en iniciarse en el ejercicio creativo es la paciencia y sobre todo la constancia. Hace referencia a la obra de Stephen King, 'Mientras Escribo', en la que el renombrado escritor relata su método de escritura y cuenta cómo se impone escribir un mínimo de 2000 palabras diarias, para subrayar la importancia de convertir la escritura en un hábito, como la lectura, una actividad que debe desarrollarse de manera diaria. Sin embargo, comenta que su método de escritura es anárquico: «Elena, la profesora, siempre nos dice que a la hora de construir una novela, la mejor opción es tener los personajes bien claros. En mi caso, muchas veces se me ocurre una idea y me lanzo a la piscina sin saber si hay agua», confiesa entre risas. Un elemento clave en cualquier tipo de actividad creativa es la inspiración y ésta no puede ser enseñada, Francisco cuenta que bebe de diferentes fuentes para inspirarse: «En mi obra 'Un Legado Sentimental' el relato de 'La Procesión' es un recuerdo de las procesiones de la Cruz Cubierta, en el que evoca la mala leche del cura y el calor de mayo. Se me han ocurrido cosas de la manera más tonta, por ejemplo, escuchando una conversación en el autobús. La inspiración puede aparecer por muchos sitios afortunadamente, aunque como decía Serrat a veces las musas se van de vacaciones»

Su último libro 'Una caja de sorpresas en una colección de historias' recoge una selección de relatos de temáticas diversas que sumergirán al lector en escenarios muy diferentes: desde la ciencia ficción hasta el costumbrismo. El escritor valenciano confiesa su amor por el microrrelato, género en el cual acumula una treintena de premios. Su producción literaria baila entre dos aguas: el género del relato corto y la novela. Acerca de esta bifurcación comenta: «Me gusta mucho el microrrelato, es un género bastante denostado que parece una tontería pero tiene su mérito y su intringulis. La estructura es la misma que la de la novela: introducción, nudo y desenlace. Pero el desenlace debe albergar una sorpresa. Cuando escribo intento tener en cuenta que el giro final guste el lector, porque a mí como lector me encanta que me engañen. Si al final no hay una pequeña sorpresa, el microrrelato se queda corto»

Francisco Pascual tiene muy clara la importancia de la función social que cumplen las Aulas de 3ª Edad, no sólo por el impacto que ha tenido el curso de creación literaria en su renacimiento como escritor, sino que afirma: «Por cada euro que la Consellería de Cultura invierte en las Aulas son cinco euros que ahorra Sanidad en pastillas. Conozco a mucha gente que si le quitan las Aulas su bienestar se vería gravemente amenazado. Esto da vida. Hay gente que viene todos los días y prácticamente pasa el día entero entre actividad y actividad»

¿Conclusión? Francisco hace balance. «He escrito seis libros, de los cuales, tres son novelas y los otros tres recopilatorios de relatos cortos. Las tres novelas salieron en su día de relatos que ya tenía escritos, después de revisarlos y entrelazarlos entre ellos, iba creando nuevos personajes y nuevas subtramas que acabaron convirtiéndose en novelas. Muchos de esos relatos nacieron de los ejercicios que nos proponía la profesora en el curso»