J.A.L.
Jueves, 30 de enero 2025, 01:13
Coliving: detrás de esta palabreja vertida al castellano desde el inglés se esconde un proyecto de vivienda compartida que se expande por España (incluida la ... Comunitat) para favorecer la convivencia de quienes opta por este modelo implantado en distintas franjas de edad; entre ellas, las de la generación 'boomer', que encuentra en esta fórmula el vehículo apropiado para que el proceso de envejecer sea una fase de sus vidas más compartida y se dote de viviendas que respondan a las exigencias de ese momento clave. El libro 'Guía completa del coliving', recién editado y coordinado por Araceli Martín-Navarro y Sandra Daz, revisa la aplicación en la sociedad española del concepto que denominan «flex living»; esto es, mecanismos habitacionales que permitan disponer de un hogar a la medida de las necesidades de distintas franjas de edad y grupos sociales.
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La publicación revisa como caso ejemplar que pueda servir de guía en otros territorios de España la construcción en la localidad madrileña de Robregordo de un bloque residencial adaptado al formato coliving, de cuya experiencia extrae algunas conclusiones aplicables en todas las escalas. Por ejemplo, el alto nivel de satisfacción que expresan los usuarios de este modelo doméstico, según detalla un artículo cuya autora, la arquitecta María San Juan, señala que en esa finca, formada por distintos edificios adaptados a las exigencias del sector senior de la sociedad, «se genera un modelo innovador residencial y social, que impacta favorablemente en sus residentes y entorno inmediato». Una idea que desarrolla en función de diversas variables, como el impacto social que detona este modelo de vivienda (que favorece a sus habitantes desarrollar «un plan de vida después del desarrollo profesional») y también efectos a nivel económico: por un lado, se rehabilita el patrimonio residencial y, además, el equipamiento de esta clase de viviendas (que cuentan con servicios comunes a cargo de diferentes profesionales, con costes repartidos entre sus ocupantes) ayuda a impulsar una bolsa de empleo, con la consiguiente rentabilidad y beneficio.
También observa San Juan cómo el coliving detona una responsabilidad superior de carácter medioambiental y aunque lamenta el desconocimiento social que todavía persiste al respecto de su funcionamiento y sus ventajas, no deja de subrayar que en su formato senior cuenta con «un potencial de éxito tremendo, ante la realidad de la tendencia demográfica del país». «Las personas que buscan estos espacios lo hacen desde la necesidad de recibir servicios, sentirse acompañadas y activas y tener la seguridad de sentirse libres en su domicilio, con la posibilidad de sentirse asistidas pero no institucionalizadas», recalca.
Una opinión que también hace suya otra de las autoras que firma un revelador texto en la misma publicación. Se trata de Nuria Béjar, responsable de la compañía inmobiliaria Savills Aguirre Newman, quien escribe que en la búsqueda de nuevos formatos de viviendas para seniors «es crucial que cada proyecto sea viable desde el punto de vista económico». Un parecer que avala con la explicación de un llamativo caso de éxito, registrado en Francia: el llamado modelo Les Girandièrers, una experiencia puesta en marcha en la región del Loira del país vecino, cuyos impulsores, según Béjar, «subrayan cómo la integración de servicios de hospitalidad en las viviendas para personas mayores puede fomentar un ambiente de comunidad y un estilo de vida enriquecedor», de donde nace, a su juicio, una mejora en los cuidados de la salud física y mental.
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De este caso francés que relata detalladamente en su artículo, la especialista en coliving deduce una serie de recomendaciones para quienes pretendan activar propuestas semejantes. Anima a empezar desarrollando planes de comercialización «realistas», advierte de que la reserva de espacios para esta clase de proyectos «no resulta especialmente ardua», señala que los promotores deben tener en cuenta que construyan «productos inmobiliarios asequibles pero con estándares de calidad» y pone un énfasis adicional en la búsqueda del bienestar de los usuarios. Es vital a su juicio cuidar el aspecto financiero y también el establecimiento, para que este modelo prospere, de medidas de acompañamiento desde la Administración: «Es fundamental que la regulación sea flexible a través de incentivos gubernamentales que fomenten la inversión».
Una tesis que, en su opinión, debería permitir que España avance por un itinerario ya muy extendido en países de nuestro entorno. Una auténtica «revolución», según Béjar, que en el caso de nuestro país cuenta con un campo muy bien abonado para su implantación: se calcula que en la próxima década los mayores de 65 años lleguen a la cifra de 14 millones de personas, a quienes se añadirán otros residentes extranjeros de esa misma franja de edad. Un crecimiento demográfico que justifica su impresión final: el coliving, concluye, «demuestra que mantener la independencia en la vejez no sólo mejora la calidad de vida sino que también reduce la carga económico y emocional para la familia y para la sociedad en general.»
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