Fragilidad en las personas mayores: qué es y cómo detectarla

Un grupo de investigadores de la UJI ha desarrollado un sistema pionero en España para digitalizar la evaluación de la vulnerabilidad en la población de edad más avanzada

Lunes, 20 de mayo 2024, 00:47

En un mundo donde la población envejece a un ritmo acelerado, la fragilidad en personas mayores se ha convertido en un desafío para la salud pública. Este estado, caracterizado por una disminución de la resistencia y la funcionalidad, aumenta la vulnerabilidad a eventos adversos como ... caídas, hospitalizaciones y mortalidad. Comprender y abordar la fragilidad es esencial para mejorar la calidad de vida de nuestros mayores y aliviar la carga sobre los sistemas de salud. Este es el objetivo que se ha marcado el grupo de investigación Giant de la Universitat Jaume I en colaboración con la Cátedra Cuatroochenta de Inteligencia Artificial, Salud y Bienestar. Han desarrollado un sistema pionero en España, Sally, que pretende ayudar a los profesionales sanitarios a detectar los casos de fragilidad entre la población mayor. «Queremos digitalizar todo el proceso de evaluación de la fragilidad. Un proceso que hasta el momento era rutinario y tedioso», expone Óscar Belmonte, investigador del grupo Giant de la UJI.

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La fragilidad es un síndrome clínico que implica una disminución de la reserva y resistencia del organismo ante situaciones de estrés. En nuestro país, se estima que alrededor del 18% de las personas mayores de 65 años se encuentra en situación de fragilidad, según datos del Gobierno de España. Al tratarse de un estado de pre-discapacidad así como un estadio inicial de dependencia, la fragilidad se puede identificar, prevenir y revertir.

Su detección precoz permite poner en marcha intervenciones para retrasar su aparición y que la persona mayor goce por más tiempo de una calidad de vida y de una autonomía e independencia mayor. «Esta condición no solo afecta la capacidad física, sino también aspectos cognitivos y sociales, entre otros. Aumentando, así, la dependencia y reduciendo la autonomía», indica Antonio Caballer, investigador del grupo Giant, quien añade que con Sally «lo que hacemos es evaluar cuatro fragilidades: la física, la psicológica, la cognitiva y la social».

¿Cómo detectar la fragilidad?

Señalan los investigadores que diversos factores contribuyen al desarrollo de la fragilidad. La sarcopenia, o pérdida de masa y fuerza muscular, es uno de los componentes más significativos. Otros factores incluyen enfermedades crónicas como la diabetes y enfermedades cardiovasculares, malnutrición, sedentarismo, y deterioro cognitivo. El impacto acumulativo de estos factores lleva a una espiral descendente de salud y funcionalidad. «La identificación temprana de la fragilidad es fundamental para implementar intervenciones adecuadas», destacan.

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Para ello, el sistema diseñado por el grupo de investigadores de la UJI realiza diversas pruebas para evaluar la fragilidad en personas mayores. Explican Belmonte y Caballer que en la vertiente física se evalúan tres aspectos de la movilidad: equilibrio, velocidad de marcha y fuerza de miembros o extremidades inferiores para levantarse de una silla. Para ello, Sally hace uso de una cámara 3D para monitorizar ejercicios de rehabilitación, que permite evaluar la cinemática del cuerpo humano. La aplicación guía y asiste a la persona mayor durante el transcurso de las pruebas para agilizar el trabajo del personal de la salud.

El sistema Sally cuenta, además, con una aplicación móvil para las personas mayores donde pueden realizar cuestionarios para la detección de fragilidad cognitiva y social. Por otro lado, el equipo de ha desarrollado una tercera plataforma que consiste en una aplicación web dirigida a los profesionales de la salud que permite realizar el seguimiento del estado de fragilidad de los mayores.

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En esta plataforma, los profesionales de la salud podrán consultar toda la información recogida por las otras dos plataformas de forma sintetizada y ágil y así, evaluar y realizar un seguimiento del estado de salud de las personas mayores registradas en el sistema. Apuntan los investigadores que la implantación de Sally dentro del sistema sanitario y social supondría «un avance en la detección de la fragilidad, favoreciendo la detección precoz y por tanto, la toma de decisiones sobre el tratamiento adecuado con fines preventivos, antes de que el grado de deterioro o dependencia altere significativamente la vida de la persona».

«Con toda esa información, el profesional de la salud conoce la puntuación del paciente en cada una de las fragilidades y puede recomendar que tipo de actividades debe hacer una persona que está en una situación pre-frágil», indica Caballer y puntualiza que lo importante es «detectar de manera anticipada una situación de pre-fragilidad para volver al paciente a una situación de robustez e impedir que tenga caídas o que el deterioro cognitivo leve vaya a más y se convierta en una demencia».

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Óscar Belmonte y Antonio Caballer, durante la presentación de la plataforma tecnológica.

Living Lab o cómo enseñar a perder los miedos

Una usuaria con la tablera, navegando por Sally.

El manejo de la fragilidad requiere un enfoque multidisciplinario. Intervenciones centradas en la actividad física, particularmente programas de ejercicios de resistencia y balance, han demostrado ser efectivas en la mejora de la fuerza muscular y la movilidad. Además, una nutrición adecuada, rica en proteínas y nutrientes esenciales, juega un papel crucial en la prevención y reversión de la sarcopenia. El apoyo social y psicológico también es vital. Programas comunitarios y redes de apoyo pueden ayudar a reducir el aislamiento social y mejorar el bienestar emocional. Durante el mes de abril, los investigadores de la UJI han llevado a cabo una prueba piloto de su innovador sistema, Sally, en el nuevo Centro Senior de Vida Activa y Saludable de Castelló (CEA). Este centro proporcionó un Living Lab, un espacio ideal para la experimentación y validación del sistema, en el que participaron 39 pacientes. El objetivo principal de la prueba era comprobar la validez de Sally tanto en pruebas físicas como psicológicas. «Los resultados obtenidos han sido muy positivos, lo que demuestra el potencial de este sistema», señalan los investigadores, quienes comparten que el sistema ha mostrado un funcionamiento «sólido» y que esperan que esté listo a finales de este 2024. Se comprometen a tener el sistema «completamente funcional, validado y robusto» para finales de este año.A partir de ese momento, se prevé la implantación de Sally en diversos entornos como centros de atención primaria, hospitales y clínicas privadas. «Es un sistema pionero en España y creemos que en Europa que ayudará tanto al personal sanitario como a los pacientes en la evaluación de la fragilidad. Permitirá que se realice un mayor número de pruebas para detectar antes los síntomas de la fragilidad en personas mayores», concluye Belmonte.

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