El gen de los centenarios que abre la puerta a un envejecimiento más saludable
Un estudio de INCLIVA y la UV refuerza la hipótesis de la clave genética para un envejecimiento saludable y abre puertas a futuras estrategias terapéuticas
Un reciente estudio liderado por el Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA y la Universitat de València (UV) ha reforzado la hipótesis de que ciertos mecanismos ... genéticos son clave para un envejecimiento saludable. Publicado en la prestigiosa revista Science Advances, este trabajo no solo abre nuevas puertas hacia estrategias terapéuticas innovadoras, sino que también nos acerca a comprender cómo los centenarios logran vivir más y mejor. El hallazgo principal se centra en la proteína Bcl-xL, cuya sobreexpresión en células T ha demostrado preservar la estructura y función mitocondrial en los músculos, mejorar la respuesta inmunitaria y retrasar la fragilidad asociada a la edad. Este avance, basado en estudios previos en centenarios, podría ser la clave para combatir enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como la sarcopenia, el deterioro inmunológico y las enfermedades neurodegenerativas.
«Lo que hemos encontrado es que este gen, que se sobreexpresa en los centenarios, mantiene jóvenes a los animales en los que lo hemos probado. No es que sea lo único que tienen los centenarios, pero sí es una pieza clave. Cuando lo sobreexpresas en ratones, estos son más fuertes, tienen mejor coordinación motora y sus músculos están en mejor estado», explica el doctor José Viña, investigador principal del Grupo de Investigación en Envejecimiento y Ejercicio Físico de INCLIVA. «En estudios previos, identificamos una posible clave genética para un envejecimiento saludable. Aquí demostramos que la sobreexpresión de la proteína Bcl-xL en ratones mejora la función de los linfocitos T, reduce la inflamación y protege la integridad mitocondrial en los músculos, retrasando así la fragilidad asociada a la edad. Este hallazgo se basa en estudios previos en centenarios (modelo de envejecimiento exitoso), quienes muestran una mayor expresión natural de Bcl-xL en sus células inmunitarias en comparación con octogenarios», explican, a su vez, las doctoras Consuelo Borrás y Cristina Mas-Bargues, también participante en la publicación.
Un gen que protege las fábricas de energía celular
El estudio, titulado «Bcl-xL overexpression in T cells preserves muscle mitochondrial structure and function and prevents frailty in old mice», se basa en un modelo de ratón transgénico en el que se sobreexpresa la proteína Bcl-xL en células T, imitando la mayor presencia de esta proteína observada en centenarios. Los resultados son contundentes: los ratones con esta modificación genética mostraron una mejor composición corporal, mayor rendimiento físico y una funcionalidad mitocondrial más robusta, incluso en edades avanzadas. «El gen Bcl-xL controla las mitocondrias, que son las centrales energéticas de las células. En los animales que sobreexpresan este gen, las mitocondrias se mantienen jóvenes, lo que ayuda a resolver el colapso energético que ocurre en las personas mayores. Esto podría explicar por qué los centenarios tienen más energía que otros ancianos, aunque no tanta como un joven», detalla el doctor Viña.
El equipo de investigación también observó que los hijos de centenarios, quienes heredan una mayor expresión de este gen, presentan una mejor calidad energética en sus células, lo que sugiere una fuerte influencia genética. Sin embargo, el doctor Viña subraya que, para un envejecimiento normal, el estilo de vida sigue siendo el factor más importante. «Para llegar a los 85 o 90 años, lo esencial es cómo vives. Pero para alcanzar la longevidad máxima, como los centenarios, la genética cobra un papel crucial».

Un modelo exitoso de envejecimiento
Los centenarios no solo viven más tiempo, sino que lo hacen con una calidad de vida excepcional. Según el doctor Viña, estas personas comprimen la morbilidad, es decir, no pasan décadas enfermas antes de morir. «Mi madre, que era centenaria, no se puso enferma a los 80 para morir a los 100. Se puso enferma a los 99 y murió a los 100. Eso es lo que queremos para la sociedad: reducir la dependencia y mejorar la calidad de vida de las personas mayores». La fragilidad, un síndrome geriátrico que afecta a millones de personas mayores, es uno delos principales retos del envejecimiento. Se estima que para 2050, la mitad de la población dela Unión Europea mayor de 65 años será frágil o presentará algún grado de discapacidad. Este síndrome, caracterizado por debilidad muscular, lentitud en la marcha, fatiga, pérdida de peso involuntaria y baja actividad física, no solo reduce la calidad de vida, sino que también incrementa el riesgo de hospitalización y dependencia. El impacto económico de la fragilidad es enorme. Mientras que un anciano robusto requiere un gasto anual de unos 900 euros, una persona dependiente necesita más de 14.000 euros al año. Sin embargo, más allá de los costes, el objetivo principal de los investigadores es mejorar la calidad de vida de las personas mayores. «Queremos aprender de los centenarios, que viven mucho y muy bien, para extrapolar sus características a la población general», afirma el doctor Viña.sEl estudio de INCLIVA y la UV no sólo refuerza la importancia de la genética en el envejecimiento saludable, sino que también abre la puerta a futuras estrategias terapéuticas. Aunque la terapia genética aún no está sistematizada, los investigadores están explorando formas de activar el gen Bcl-xL a través de hábitos de vida, alimentación u otros factores. «Lo siguiente sería investigar qué cosas hacen que este gen se active. Ahí es donde debemos centrarnos», señala el doctor Viña.
El proyecto, que comenzó en 2010 con una primera publicación en la revista Aging, ha pasado por distintas fases de validación, desde estudios in vitro hasta experimentos en modelos animales como el gusano C. elegans, la mosca D. melanogaster y el ratón M. musculus. Los resultados obtenidos en ratones transgénicos son especialmente prometedores, ya que demuestran que la sobreexpresión de Bcl-xL no solo mejora la calidad de vida, sino que también podría prolongarla. Además, el estudio ha contado con la colaboración de destacados investigadores y el apoyo de plataformas científicas avanzadas, como las de INCLIVA y la Universitat de València. La financiación ha provenido de diversas fuentes, incluyendo la Generalitat Valenciana, el Ministerio de Ciencia e Innovación, fondos europeos y entidades privadas como la Fundación Ramón Areces.
El doctor Viña, quien fundó el grupo español para el estudio de centenarios, destaca que estos individuos son un modelo único de envejecimiento exitoso. «Los centenarios tienen algo especial. No solo viven más, sino que lo hacen con una calidad de vida que queremos replicar en la población general. Su genética, combinada con un estilo de vida saludable, es la clave». Sin embargo, el investigador también subraya que aún queda mucho por descubrir. «No sabemos por qué hay mayor presencia de este gen en los centenarios, pero sí sabemos que está relacionado con la herencia genética. Ahora, el reto es entender cómo podemos modular este gen para beneficiar a más personas».
El impacto potencial de estos hallazgos es enorme. Si se logra activar el gen Bcl-xL en humanos, podría ser posible retrasar la aparición de enfermedades relacionadas con el envejecimiento, mejorar la calidad de vida de las personas mayores y reducir la carga económica y social de la dependencia. «En un siguiente paso, se podría explorar si Bcl-xL también influye en la lucha contra las enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como la sarcopenia, el deterioro inmunológico, o las enfermedades neurodegenerativas, que afectan a la calidad de vida de millones de personas mayores. Estos hallazgos representan un avance significativo hacia estrategias para un envejecimiento más saludable», añade el doctor José Viña.
El estudio de INCLIVA y la UV representa un avance significativo en la comprensión del envejecimiento saludable. Aunque aún queda camino por recorrer, los resultados obtenidos hasta ahora son esperanzadores. La posibilidad de activar el gen Bcl-xL y replicar los beneficios observados en centenarios podría transformar la forma en que envejecemos, permitiendo a más personas vivir más tiempo con una mejor calidad de vida. «Lo que queremos es mejorar la calidad del envejecimiento, aprender de los centenarios y aplicar ese conocimiento a la población general. Si logramos reducir la dependencia y aumentar la calidad de vida, habremos dado un gran paso hacia un futuro más saludable para todos», concluye el doctor Viña.
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