Luis y Paquita, retrato de una pareja que lleva 66 años juntos

Al mediodía, los recién casados partieron en ferrocarril desde la estación del Norte camino de Madrid. Su viaje de bodas. La pareja estuvo allí varios días y aún recuerdan que su condición de valencianos les reportó numerosas muestras de simpatía y solidaridad. Los ecos dramáticos de la riada de octubre habían tenido un gran impacto en la opinión pública. Les preguntaban con insistencia para saber si las cosechas de la huerta y la producción de la naranja iban a verse afectadas por la tragedia. El temor al desabastecimiento imperaba en una sociedad que, lentamente, empezaba a superar las penurias del pasado.

El tiempo ha volado. Luis Martínez Duato y Francisca Jerez Tomás siguen juntos y hace algunos días celebraron su 66 aniversario con una comida familiar. Sin otras alharacas, acompañados de sus cuatro hijos y siete nietos. Gran parte de su vida la compartieron en la calle Quart, allí vivieron y trabajaron. Luis, que quedó huérfano de padre siendo niño, estaba al frente de una droguería a la que se había incorporado desde temprana edad. Un negocio familiar que creó su tío Alberto, natural de Moncófar, gran aficionado a la pilota, hombre cabal y organizado, comedido en sus hábitos, conocedor como pocos de los secretos del campo. Alberto Martí se casó con Leontina, pero no tuvo descendencia. La familia creada por Luis ocupó ese lugar. En la amplia trastienda de la droguería se instalaron con sus primeros hijos. Más tarde, alquilaron un amplio piso en la finca de al lado. Quinto piso, sin ascensor.

Los años sesenta fueron de crecimiento y prosperidad. El negocio iba viento en popa. Tienda de proximidad, le llaman ahora. A los clientes se les trataba con la máxima amabilidad, se les conocía por su nombre. Aquel tramo de la calle Quart, entre la Gran Vía Fernando el Católico y San José de la Montaña, rebosaba actividad. La droguería, que llevaba el nombre de Luis, se amplió, la perfumería estaba en auge, el local se modernizó, cambió la iluminación, se apos

La vida de la familia transcurría entre Valencia y el chalet en Montesol, con viajes de ida y vuelta diarios en verano. La droguería sólo cerraba las tardes de agosto y los domingos. Un emprendedor en la nueva terminología, un abonado a la cultura del esfuerzo que se permitía el lujo de salir a pescar en barca de vez en cuando. Socio e incondicional entusiasta del Valencia CF, bailarín consumado, junto a su querida Paquita, solían dar rienda suelta a sus grandes habilidades en la pista de baile en sus años de noviazgo.

La salud les ha respetado. Se mantienen lúcidos y disfrutan de una vida sencilla en la que cada momento compartido con los suyos adquiere un enorme valor. Paquita es la alma máter de la familia, siempre animosa y positiva. No todo ha sido de color de rosas, pero han superado las adversidades con entereza, han sabido distinguir y apreciar los aspectos esenciales de las contingencias pasajeras y han protagonizado una existencia en la que el amor ha triunfado de verdad. Felicidades.