El microbot valenciano que cuida de las personas mayores

GTIbot, que recuerda a un robot de sobremesa, está equipado con una cámara que permite detectar emociones y monitorizar el movimiento del usuario. La detección de señales emocionales no es un detalle trivial, sino una pieza clave para ofrecer recomendaciones empáticas y personalizadas. «El trabajo está relacionado con un área en la que llevábamos años trabajando: los asistentes cognitivos. Desarrollamos sistemas que ayudan o facilitan tareas, fundamentalmente a personas mayores o con discapacidades», explica Vicente Julián, catedrático de la UPV y miembro de VRAIN.

El robot no se limita a recoger datos; también interactúa de manera amigable gracias a un sistema de reconocimiento de voz y un pequeño avatar que muestra expresiones emocionales en una pantalla. Esta interacción es especialmente importante para personas mayores, quienes pueden encontrar intimidante o inaccesible la tecnología más compleja. Uno de los puntos fuertes de GTIbot es su capacidad para integrar múltiples fuentes de información. Desde sensores ambientales que miden la temperatura, humedad, CO₂ y compuestos orgánicos volátiles, hasta dispositivos portátiles como pulseras de actividad o cintas cardíacas, GTIbot es un aliado integral en el monitoreo de la salud. «Al poder registrar señales del corazón (ECG), el robot es un gran aliado para vigilar a personas mayores con problemas cardíacos, pudiendo incluso analizar la señal y detectar fibrilaciones auriculares», señalan desde el equipo de VRAIN. «A través de Bluetooth, el robot puede enviar los resultados del análisis al cuidador, al médico personal o a un centro de salud«. Además, este asistente es capaz de registrar y almacenar todas las actividades realizadas por el usuario, ofreciendo a los cuidadores y médicos una visión clara del estado físico y anímico de la persona.

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Una de las características distintivas de GTIbot es su capacidad para recomendar ejercicios básicos de movimiento, diseñados para mejorar la movilidad y el bienestar general del usuario. Estos ejercicios no solo son monitoreados, sino que también se integran en un sistema más amplio que permite a los cuidadores y médicos recibir notificaciones en caso de anomalías. «Hacemos recomendaciones de ejercicios básicos de movimiento y monitorizamos su realización. Recopilamos esta información para integrarla en sistemas más globales que puedan generar avisos para cuidadores o médicos», explica Julián.

Aunque GTIbot ya es funcional, aún no está listo para su comercialización. «Necesitamos mejorar algunos aspectos, como la interacción y la conectividad, para que el bot no necesite una conexión Wi-Fi constante. Además, queremos integrar modelos de lenguaje avanzados para darle mayor expresividad y mejorar la interacción con el usuario», comenta Julián. Actualmente, el equipo de VRAIN colabora con la Universidad de Burgos y otras instituciones en estos desarrollos, mientras busca empresas interesadas en llevar el producto a un nivel de madurez comercial.

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Más allá del prototipo

Un aspecto destacado de GTIbot es su diseño accesible. Los investigadores de VRAIN han trabajado para que este asistente cognitivo sea económico, desafiando la tendencia de los altos costos asociados a la tecnología asistencial avanzada. «Uno de los principales problemas de este tipo de asistentes o robots es su precio. Lo que nos planteamos fue desarrollar componentes económicos, lo que supone algunas restricciones, pero abre la puerta a que sean accesibles para más personas», explica Julián. Este enfoque democratizador podría hacer que GTIbot sea especialmente útil para personas mayores que viven solas o que pasan gran parte del día en soledad, así como para residencias de ancianos, centros médicos y hospitales. El equipo de VRAIN ha realizado pruebas con cuidadores en colaboración con la Universidad de Minho en Portugal, utilizando el robot en un centro de día. Estas pruebas iniciales han proporcionado valiosa retroalimentación para mejorar el diseño y la funcionalidad de GTIbot.«El nivel de madurez del producto todavía no es suficiente para ser comercializado, pero es funcional. Estamos trabajando en mejorar la interacción, la conectividad y realizar más pruebas con personas mayores para madurar el producto», asegura Julián. GTIbot representa un ejemplo de cómo la inteligencia artificial y la robótica pueden integrarse para mejorar la calidad de vida de las personas mayores. Aunque todavía enfrenta desafíos, su desarrollo refleja el potencial de la tecnología para abordar problemas reales de accesibilidad, cuidado de la salud y bienestar emocional. Con un enfoque en la empatía, la funcionalidad y la accesibilidad económica, GTIbot podría marcar un antes y un después en la forma en que cuidamos a nuestras poblaciones más vulnerables, combinando tecnología de vanguardia con un corazón humano.