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Julio Pérez Díaz es uno de los mayores expertos de España en el estudio del envejecimiento desde una perspectiva demográfica. Autor del blog divulgativo apuntesdedemografia.com, es uno de los responsables de una reciente publicación editada por el CSIC 'Un perfil de las personas mayores ... en España', donde se facilita una serie de indicadores básicos para conocer la dimensión de un fenómeno de amplias consecuencias de toda índole: sociales, económicas, culturales... Tesis principal de su estudio: en España aumentan los octogenarios y centenarios, especialmente las mujeres. Su estudio indica que el perfil de las personas mayores de 65 años (casi 10 millones de personas que representan un 20% de la población y viven con pensiones de 1.300 euros de media) apunta a una conclusión primordial: vivimos más años pero cada vez más solos. En esta entrevista pormenoriza los detalles de esa investigación, que carece de datos segregados por territorios pero que apunta a un escenario común para la Comunitat al previsto para el resto del país.
- ¿Somos conscientes de la trascendencia que tiene este fenómeno del envejecimiento?
- La respuesta no puede ser unidireccional. Sí que es una preocupación que está en el ambiente y comúnmente aceptada, como una idea general: eso de que esto es una crisis y vamos al abismo. ¿Estamos actuando en consecuencia? Claramente, no. Pero es que a lo único a que conduce el discurso de la catástrofe es a esa tontería supina de la que habla todo el mundo, según la cual esto se resuelve fomentando la natalidad. Y no es verdad, eso es una mentira. Lo diga ahora Díaz Ayuso como cuando lo dijo Zapatero. Deberíamos prepararnos para no engañar a la gente porque nadie sabe de verdad cómo se fomenta la natalidad.
- ¿Es una preocupación colectiva? Me pregunto si en la conversación pública sabemos hasta qué punto es importante dar respuesta a los retos que supone esta exagerada prolongación de la esperanza de vida.
- De nuevo tengo que responder que claramente, no. No es una preocupación colectiva pero es que yo cuestiono incluso que sea un problema público. No se va a morir España, ni se va a venir abajo a medida que la población sea cada vez más vieja pero, asociado a ese fenómeno, sí que hay que resolver problemas individuales y familiares que merecen una respuesta.
- ¿Por ejemplo? ¿Los cuidados?
- Los cuidados son una situación central, a pesar de que se incluyera en su momento la dependencia como una de las patas del Estado del Bienestar, la verdad es que en España legislamos en el vacío. No hay dotación suficiente incluso cuando la economía funciona bien, se transfieren las competencias pero no se financian y en cuanto emergen las crisis se recorta de ahí… Parece que la ley en España sólo sirve para redactarla. Sólo entonces tiene relevancia. Cuando llega la hora de ejecutarla, no se ejecuta.
Julio Pérez Díaz
Experto en demografía
- ¿Y qué inquietantes señales de alarma se divisan en el horizonte?
- No es un tanto problema demográfico el que sufre España sino de falta de recursos. Hoy tenemos tres veces más población infantil que hace un siglo y debemos ser conscientes de lo que eso significa. Ser conscientes también de que a ciertas edades se pierde la capacidad de reaccionar. La ventaja es que llega ahora a la edad de jubilación una generación que, a diferencia de las anteriores, ha demostrado que está preparada desde el punto de vista individual porque ha tenido que resolver conflictos a lo largo de su vida y está preparada para gestionarlos. Es una generación que empezó a trabajar muy joven, algunos incluso desde los 15 años, que no han vivido guerras, tampoco grandes epidemias… No han hecho otra cosa que trabajar y criar a sus hijos, con la novedad de que también han trabajado ellas como asalariadas. Y que es una generación donde la mujer ya está escolarizada universalmente, y eso es una gran novedad. Muchas de ellas, con estudios universitarios. Es decir, que están en mejores condiciones para afrontar el proceso de envejecimiento que sus mayores, que fue una generación a la que le pasó de todo. Les pilló hasta la gripe del 18, luego la Guerra Civil, incluyendo el hundimiento de la España rural y la emigración masiva.
- No es el caso de sus hijos.
- No. Esta generación que será la que llegue con facilidad a nonagenaria e incluso centenaria tiene una fisonomía distinta. Fueron los primeros españoles que accedieron a los primeros consumos de masas, tuvieron un par de hijos, los han criado dándoles estudios, tanto a los niños como a las niñas, universitarios incluso. Y es además una generación, y esto es una novedad muy importante que hemos detectado, cuyos miembros llegan a mayores en parejas, porque la mortalidad de los hombres ha mejorado progresivamente y esa sociedad donde existía la figura dominante de la mujer viuda que vivía sola ha ido desapareciendo.
- ¿Y qué escenario dibuja eso en términos de atenciones a los mayores?
- Aunque suene paradójico, lo que observamos es que en esas condiciones de vida en pareja entre mayores, la exigencia es menor, porque cuidan uno del otro. Incluso los hombres. Es el único tipo de hogar en donde el hombre también es cuidador
- Según su discurso, el futuro que se presenta, con esa sociedad cada vez más envejecida, admite una lectura preocupante, pero también esperanzadora. ¿Es una interpretación correcta?
- Depende de cómo se interpreten los datos. Hoy hablamos de que los mayores de 65 años representan el 20% de la población pero es seguro que vamos a alcanzar el 30% en las próximas décadas, una posibilidad muy previsible y con poco margen de error, porque ahora llegamos los del 'baby boom' a la edad de retiro. Y llegamos en tromba, porque otra de las grandes novedades que hemos detectado en nuestro estudio es cómo crece la esperanza de vida: la mitad de 'boomers' llegarán vivos a los 90 años y esto cambia mucho el panorama.
- ¿En qué sentido?
- En varios. El principal, que se cambian las condiciones para que la gente mayor aproveche mejor esos años de vida. Será una vida útil, activa. Los mayores ya no son residuales, sino una parte muy importante de la vida familiar. Y se puede anticipar que la gente más avispada de la sociedad verá en este fenómeno nuevos nichos de negocio, porque esta nueva vejez será además más solvente. Sus miembros serán un target de primer orden pero desconocemos aún cómo se articulará por ejemplo en término de empleo o en la necesidad de asegurar los cuidados. ¿Será mediante prestaciones privadas o púbicas? La verdad es que no se sabe.
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