Urgente Óscar Puente anuncia un AVE regional que unirá toda la Comunitat en 2027
Un grupo de seniors valencianos, de visita en una bodega de Albacete.

Viajes para seniors: hay vida activa fuera de nuestras fronteras (y más allá del Imserso)

Este tipo de escapadas por toda la Comunitat (y lejos de ella) ayudan a combatir la soledad y a socializar: algunos 'boomers' incluso vuelven de la excursión habiendo forjado nuevas amistades

Lunes, 12 de febrero 2024, 01:10

«Ven un museo de abanicos, una charcutería o una panadería, les llama la atención y se meten a comprar o a echar un vistazo». Puede parecer una acción simple e insignificante pero lo cierto es que está llena de vida. Y da vida. La ... magia de los viajes en la tercera edad reside en las pequeñas cosas que, a veces, cuesta entender desde fuera por su aparente simpleza. A cierta edad se buscan vivencias enriquecedoras como una interesante conversación mientras se recorre el casco antiguo de Vinaròs o se visitan las fuentes de Callosa de Ensarrià. Son experiencias diferentes donde se valoran los minúsculos detalles. «Estos viajes significan mucho para ellos porque pasan un día fuera en el que han disfrutado, han hablado entre ellos y han vuelto a casa», explica María Mansilla, organizadora de viajes para mayores.

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Ella habla de un trueque en cada una de las aventuras que orquesta junto a los jubilados con los que convive cada pocos días: «Ellos me dan mucho y yo siento que se lo devuelvo con acciones como acercarme a preguntarles cómo están en el autobús de camino a nuestro destino». Estos pequeños gestos ayudan a no dejarlos en el olvido «porque veo casos donde los hijos los dejan de lado y es realmente frustrante», lamenta. María combate desde su agencia de viajes Starline esta soledad presente en algunos 'boomers'. Para ella, la jubilación consta de dos fases: «Al principio son independientes y, luego, cuando son mayores que ya salen menos, a lo mejor el día que hacíamos la excursión era el que salían de casa y esto les servía para interactuar con otros».

Las rutas y excursiones que organiza ponen en valor el producto y la riqueza cultural de la Comunitat Valenciana y se perfilan y debaten a través del grupo de WhatsApp que creó bajo el nombre 'Somos Estupendos': «Mucha gente me ha dicho que llevamos décadas viviendo aquí y no conocemos el territorio, de ahí que lo vayamos visitando todo.» Armar la logística de estas escapadas también tiene su aquel: «Como no son dados a quedarse a dormir, lo que solemos hacer es pasar el día fuera y volver. Siempre intento que el viaje coincida con alguna feria como la de la Cereza en Castellón allá donde vayamos o combinarlo con alguna bodega», cuenta la organizadora de Viajes Starline. La receta del éxito de estos viajes es tratar a sus clientes –aunque se han convertido en mucho más que meros clientes– con «un poco de compasión y mucha paciencia», reconoce.

Un día inolvidable en alta mar

Los destinos de sus andanzas van desde l`Albufera hasta Benidorm pasando por la isla de Tabarca o Cullera. De hecho, fue en esta localidad donde hace no demasiado decidieron surcar los mares en un improvisado 'crucero'. «Un día me acuerdo que alquilamos un velero un grupito de 20 personas y fuimos a pasar el día a Cullera, comimos tipo picnic y nos bañamos en alta mar», recuerda Rafael Colomina con una imborrable sonrisa. «Se nos pasó muy ameno el día, hicimos un grupo muy bueno y tengo grandes recuerdos de aquella excursión», añade sobre uno de los muchos viajes que ya acumula a sus espaldas Rafael a sus 78 años junto a la organizadora.«Lo que más me gusta de los viajes que hacemos es la comida». Para Rafael, el menú que degusta ejerce de termómetro sobre la calidad de la escapada: «Si es buena, el viaje fabuloso y todos estamos contentos. Si no es tan buena, recordamos el viaje con menos cariño». Estas agencias incluyen la comida dentro del precio total de pasar un día fuera en grupos que suelen rondar las 40 personas. Rafael, contagiado por su colega María, ahora también echa una mano organizando viajes en el Centro de jubilados de Giorgeta.

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¿Pero cómo es un viaje a esta edad? ¿Qué prioriza el viajero? ¿De qué se habla? «Se nota mucho que valoran más las cosas por muy pequeñas que sean, noto que en la tercera edad valoran mucho las charlas, el estar con otras personas hablando y compartiendo sus mismos intereses, miedos e inquietudes», relata esta organizadora de viajes por toda la Comunitat Valenciana con seis años de experiencia en este tipo de actividades. «Es otra fase de la vida y les importan otras cosas, las conversaciones son diferentes de las que puede tener una persona de 30 años, por ejemplo. De 65 a 80 siento que hablan de otras en las que compatibilizan, tienen otras perspectivas», añade.

Viajes de los que salen amigos

Esos temas en común, los chascarrillos en sus viajes en autobús y los paseos por el Castillo de Vinaròs son los que han ido forjando amistades entre ellos. «La comunicación con la gente que va en el grupo es importantísima porque socializas con la gente, no estás solo ni mucho menos y te das cuenta de que aún sirves para algo aunque seas mayor», apunta Rafael, que reconoce haber hecho amistades en estos viajes que todavía mantiene. «Seguimos hablando por el teléfono y nos seguimos reuniendo de vez en cuando», añade.

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Tal vez el hecho de haber vivido tanto les haga valorar tanto los detalles. «No tiene nada que ver con las excursiones de personas más jóvenes, los míos con poca cosa se sienten muy gratificados y muy bendecidos porque ven la vida de otra forma a esa edad y no con las prisas que llevamos nosotros, que vamos corriendo a todos lados. Ellos ven la vida de otra forma, más ralentizada», explica Mansilla, que reconoce que el debe de algunos de sus clientes es el apartado digital «de eso, por ahora, olvídate». A María le cuesta expresar con palabras qué siente cuando termina un viaje. Se toma, de hecho, unos segundos en responder: «Esto supone algo muy gratificante para mí y la gente que no lo experimenta no me entiende. Son muy agradecidos, he recibido mucho de ellos y he sido muy feliz haciendo excursiones durante años».

Estas travesías son experiencias gratificantes para ambas partes –viajeros y organizadores– que suelen dejar anécdotas. Rafael recuerda en concreto a una pareja en Albacete que se emocionó más de la cuenta con aquello de callejear. «Hubo un matrimonio que no supimos dónde estaban durante un par de horas porque se perdieron haciendo turismo. Hubo un rato de tensión porque fuimos de aquí y para allá y no los encontrábamos. Al final estaban en las dependencias de la Policía Local y se quedó en un susto», rememora.

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A raíz de esta historia, el viajero confiesa qué prioriza -además de la comida– para que una excursión salga redonda: «Siempre busco tener un buen guía que te vaya explicando bien todo porque a mi me interesa bastante la parte histórica de los sitios a los que solemos ir. Esto es fabuloso». María Mansilla, organizadora de viajes para mayores, también tiene en la retina anécdotas menos felices en algún viaje: «En la última excursión me llevé a 52 personas a la Feria de la Cereza y hubo un problema con la cereza, nos llovió además. Solo tenías ganas de irte a descansar». No todas las excursiones se recuerdan con una sonrisa como aquella en alta mar en Cullera. La organizadora cita a Manuel, un señor mayor al que llamaba día si día también preguntándole si se iba a decidir para viajar con ellos. «Me acordaré toda la vida de Manolo, se iba al campo y allí estaba totalmente incomunicado, siempre me decía que no tenía claro si venía al viaje. El día de la excursión se presentaba con un bocadillo y una bolsa de El Corte Inglés en el autobús porque quería unirse al viaje», recuerda María con cariño. «Yo le medio regañaba porque tenía que avisarme con antelación y al final siempre se subía con nosotros al bus».

El Imserso copa la oferta de viajes para jubilados aunque no es oro todo lo que reluce. Desde Starline han tratado de explotar sus flaquezas o los aspectos donde se mueven mejor. «No vendemos viajes del Imserso porque hemos escuchado quejas de la comida o de la atención, lo vemos muy Administración Pública y nosotros somos más familia porque hacemos las excursiones hechas a medida», apunta María. «Allí, los mayores son un número más con un localizador más que se van de viaje y ya está pero no se les trata como nosotros. Intentamos que la gente se ría, se lo pase bien, que si nos llueve, intentamos hacer otra actividad», concluye.

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