Vicente Zarzo, camionero valenciano al borde de la jubilación.

Al volante más allá de los 60 años: la búsqueda de relevo generacional de los camioneros valencianos

  ·

El sector del transporte se enfrenta en la Comunitat a un reto mayúsculo: la mitad de los conductores supera los 50 años y uno de cada tres se sitúa en la franja entre los 55 y los 65

Lunes, 17 de junio 2024, 00:23

Según la Dirección General de Tráfico, de los 838.995 conductores en España, solo el 0,4% tiene menos de 25 años, mientras que la mitad supera los 50 años y uno de cada tres está entre los 55 y 65 años. Unas cifras que, ... con la reactivación de la demanda, «van a suponer un verdadero problema: necesitamos acompañar la recuperación económica con transportistas que puedan responder y satisfacer las necesidades de la cadena de suministro»: son palabras de Carlos Prades, presidente de la Federación Valenciana de Empresarios del Transporte y la Logística (FVET). La patronal ha lanzado un llamamiento urgente a los 54.100 jóvenes desempleados en la Comunitat Valenciana, según datos del Instituto Valenciano de Estadística, para que consideren una carrera en el transporte de mercancías por carretera. La iniciativa busca abordar el grave problema de relevo generacional que enfrenta el sector.

Publicidad

El alto coste del proceso de certificación y obtención de permisos de conducción, que ronda los 3.500 euros, es una de las principales barreras para los jóvenes. «Además, solo es posible obtener los permisos necesarios a partir de los 18 años, lo cual retrasa la incorporación al mercado laboral y desanima a aquellos jóvenes que buscan trabajar desde los 16 años», explica Carlos García, secretario general de FVET. La entidad insta a las autoridades valencianas a tomar medidas urgentes para financiar la formación de jóvenes transportistas y así garantizar el relevo generacional necesario para mantener operativa la cadena de suministro y apoyar la recuperación económica de la región.

Sin embargo, los veteranos del sector ven un futuro sombrío y no recomiendan la profesión a las nuevas generaciones debido a las duras condiciones de trabajo, como explican ellos mismos: sus testimonios para LAS PROVINCIAS revelan la envergadura de un problema que no parece tener solución a corto plazo.

  1. Marcelino Álvarez: «Conciliar esta profesión con la vida familiar es muy complicado»

Marcelino Álvarez Salvador, transportista de 66 años, ha dedicado más de cuatro décadas a la carretera. Comenzó en 1981, siguiendo los pasos de su padre, y desde entonces ha experimentado las múltiples facetas del transporte en España. A lo largo de su carrera, ha trabajado con cisternas, contenedores y camiones frigoríficos, cubriendo diversos sectores, desde productos lácteos hasta frutas. «Soy autónomo, trabajo para los demás. Dices que eres trabajador por cuenta propia pero al final dependes de los demás. Los precios son muy ajustados, apenas hay margen», afirma Marcelino. Pese a las buenas carreteras y camiones modernos, el sacrificio no se compensa adecuadamente. La conciliación familiar es otro reto. «Conciliar esta profesión con la vida familiar es muy complicado y difícil, porque si quieres trabajar conlleva estar fuera de casa. Yo siempre he estado casi toda la semana fuera. Los hijos... no los he visto crecer», confiesa Marcelino, subrayando el alto costo personal de la vida en la carretera.

Publicidad

La incertidumbre económica también pesa. «Los autónomos estamos destinados a extinguirnos en este oficio. Un mes que te va bien puedes sacar un sueldecito de 2.500 o de 3.000 euros, pero empiezas a descontar y te queda lo que te queda», explica, evidenciando la falta de estabilidad financiera que enfrentan los camioneros independientes. Marcelino ha prolongado su vida laboral en busca de una jubilación más digna. «No va a haber entrada de jóvenes al sector. Yo a cualquier joven que me pregunta le digo que no, que se lo quite de la cabeza. Esto conlleva mucho sacrificio y esfuerzo», advierte, anticipando un futuro sombrío para el transporte autónomo. Para Marcelino, la vida en la carretera ha sido una mezcla de pasión y sacrificio, una lucha constante contra la adversidad y una dedicación que, en sus palabras, «no está pagada con dinero».

  1. Samuel Alarcón: «Las empresas se comen a los pequeños camioneros, a los autónomos»

Samuel Alarcón Oviedo también ha dedicado su vida al camión. Transportista de 65 años, lleva desde los 13 años acompañando a su padre en la carretera. Ha sido testigo de la transformación y declive de una profesión que, según él, «cada vez se paga peor». Samuel se jubila en diciembre, marcando el fin de una era personal y profesional. «Empecé a los 21 años como chófer en una empresa de paquetería y después de tres años pude comprar mi camión y convertirme en autónomo. Llevo unos cincuenta años en esto», relata Samuel. A lo largo de su carrera, ha trabajado en diversos sectores, desde la paquetería hasta el acero inoxidable, pasando por el transporte de muebles y productos plásticos. Sin embargo, la realidad del transporte autónomo ha cambiado drásticamente. «Las empresas se comen a los pequeños camioneros, a los autónomos. Si no te haces una empresa, hoy por hoy no puedes ejercer», asegura Samuel. Su hijo, también transportista, ya no sigue sus pasos como autónomo, sino que ha montado su propia pequeña empresa, una adaptación necesaria ante las exigencias actuales del mercado.

Publicidad

Las dificultades económicas son una constante en el sector. «Te dan faena pero luego no te pagan o te pagan a los seis meses o cuando quieren», comenta Samuel, quien se considera afortunado por haber trabajado 25 años en una empresa que nunca ha fallado en sus pagos. A pesar de ello, destaca que muchos compañeros han sufrido por clientes morosos, quedándose sin cobrar grandes sumas de dinero. Samuel reconoce que ha tenido suerte en su carrera. «No he hecho dinero, pero no vivo mal. Yo he tenido suerte y no tengo que salir fuera ni dormir fuera», explica. Sin embargo, esta no es la realidad común para la mayoría de los camioneros, que a menudo deben pasar semanas enteras lejos de casa, durmiendo en sus camiones.

La falta de jóvenes interesados en la profesión es otra preocupación. «Hay jóvenes para el sector pero el problema es que no quieren aceptar las condiciones que conlleva trabajar de transportista», crítica Samuel, señalando las duras condiciones y los bajos salarios como factores disuasorios. «Les prometen que solo van a dormir fuera pocos días, y es lo contrario, van a dormir casi toda la semana en el camión», se queja. Las condiciones del sector no solo han desanimado a las nuevas generaciones, sino que también han deteriorado la calidad de vida de los veteranos como Samuel. «En el transporte es difícil conciliar vida personal y laboral. Es una profesión que ya no es llamativa para los jóvenes», lamenta. «No les recomendaría esta profesión porque no es rentable», concluye, reflejando el desencanto y la preocupación por el futuro del transporte en España.

Publicidad

  1. Vicente Zarzo: «La edad de retiro se debería adelantar; no me veo conduciendo seis o siete años más»

Un último testimonio es el de Vicente Zarzo Navarro, transportista autónomo de 58 años, quien encontró su vocación en el mundo del transporte a pesar de haber estudiado música. «Desde pequeño mis padres tenían un almacén de madera y me atraía el tema de los camiones cuando venían a cargar», recuerda Vicente, quien lleva 18 años en el sector. Conduce un camión de nueve toneladas, especializado en el transporte de cerámica entre Castellón y Valencia. «La buena noticia es que no falta trabajo», asegura Vicente. Sin embargo, la realidad del transporte autónomo es compleja. «Estamos sometidos a unos horarios muy estrictos, tenemos que respetar el tacógrafo y los tiempos de descanso. Los clientes son muy exigentes», explica. A pesar de estos retos, Vicente valora su independencia: «Lo bueno como autónomo es que puedes arreglarte el trabajo a tu antojo».

El cambio a un camión más grande hace 14 meses le ha permitido centrarse únicamente en el transporte, sin las tareas adicionales de buscar carga y tratar con clientes. «El cambio ha sido a mejor», afirma. Esta nueva etapa ha mejorado su remuneración y le permite vivir cómodamente. «Este último año la remuneración es más alta y se puede vivir bien», agrega. Conciliar la vida laboral y familiar ha sido posible para Vicente, quien trabaja de lunes a viernes y duerme en casa todas las noches. «Aún así estás 12 horas pendiente del trabajo», comenta. Sin embargo, disfruta de los fines de semana libres, lo que le permite mantener un equilibrio entre trabajo y vida personal. Vicente, que piensa en su jubilación, considera que la edad de retiro para los transportistas debería adelantarse. «Yo no me veo físicamente para seguir seis o siete años más. El esfuerzo es mucho. Es un trabajo exigente, no solo conducir, sino también cargar y descargar. Es estresante», admite.

Publicidad

A pesar de los desafíos, Vicente no se arrepiente de su elección profesional. «Volvería a elegir ser camionero porque es lo que me gusta», dice con convicción. Sin embargo, reconoce las barreras económicas que enfrentan los jóvenes interesados en el sector. «Para ser transportista y tener todo en regla hace falta el bachillerato, y el carnet de camión puede costar hasta 3.000 euros. Son muchas trabas y económicamente muy elevadas», afirma. Vicente es optimista sobre el futuro del sector si se reducen estas barreras. «Creo que sí hay jóvenes dispuestos a ser transportistas. El transporte es necesario»;, concluye, confiando en que los cambios regulatorios podrán atraer a nuevas generaciones a una profesión vital y apasionante.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad