¿No sabes qué carrera estudiar? Verdades y mitos sobre estudiar Magisterio

Magisterio es una de las carreras más demandadas en la Comunitat Valenciana y aunque también es de las que más plazas se ofertan, siempre resulta bastante copmlicado hacerse con una. Además, cuenta con la fama de ser el grado 'más fácil' por estar orientado a la educación infantil o primaria, con la consiguiente creencia popular de que los contenidos de sus materias son de nivel básico. Muchos optan por estos estudios por su salida profesional, que puede dirigirse hacia las oposiciones y la estabilidad del funcionariado. La labor docente tiene un notable cargo vocacional y si estás pensando en orientar hacia ella tu formación universitaria, deberías tener presente cuál es la realidad de la carrera. «Para los que dicen que es la carrera más fácil, les diría que por favor no se inscriban en ella solo por eso, porque este grado debe ser estudiado por gente con vocación por la enseñanza y los niños», recomienda Rebeca Asensi, graduada en Magisterio de Primaria por la Universidad de Valencia.

A continuación te destapamos las leyendas y bulos sobre estudiar Magisterio y te aconsejamos qué hacer para pasar lo mejor posible los cuatro años de grado:

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Que su temario está orientado a enseñar a los más pequeños no quiere decir que no conlleve su correspondiente dificultad. No se trata de dar matemáticas de quinto de primaria o de tocar la flauta en clase de música, estudiar magisterio también implica abordar la psicología infantil y saber tratar con personas a una edad clave para el desarrollo de su personalidad y actitud académica. Es una profesión fundamental porque la figura del maestro o la maestra puede marcar e influir la postura del alumno hacia los estudios. «Tenemos asignaturas densas y otras más prácticas que pueden resultar más llevaderas, pero sobre todo se debe pensar que después estarás en una clase con más de 20 niños y debes de tener mucha paciencia y ganas de trabajar», aconseja Asensi.

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No te pasarás el día pintando ni te volverás Eduardo Manostijeras a base de trabajos en esta carrera. Sí que es cierto que el planteamiento del grado tiene un potente componente de manualidades, pensadas para que los futuros docentes aprendan la mejor manera de desarrollar habilidades en los alumnos a edades tan tempranas de una manera más entretenida y, por lo tanto, efectiva para este perfil de estudiante. Pero además de este tipo de trabajos, también se realizan de corte académico y de desarrollo, así que no creas que te librarás de leer y escribir por escoger este grado.

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Son bastantes los que cosideran que encerrarse en un aula con una veintena de niños y niñas es coser y cantar. Más de una vez te tocará escuchar eso de 'se pasan el día sentados mientras los alumnos pintan' o 'enseñar a sumar y restar no cuesta tanto'. Lo mejor es tomárselo con filosofía, porque la mayoría de los que emiten estas sentencias no durarían ni cinco minutos abandonados a su suerte en una clase de primaria o infantil.

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Suerte. Puede que el temario sea más accesible que en otros exámanes de este tipo, pero como en todas las oposiciones no basta simplemente con aprobar o sacar buena nota en el examen. Se debe ser el mejor y destacar con la programación, lo cual resulta bastante complicado teniendo en cuenta que es una de las carreras con más competencia profesional por la gran cantidad de graduados que salen cada año. Son de las oposiciones más concurridas y por ello es imprescindible llamar la atención de los examinadores con un planteamiento de contenidos original y adecuado al contexto social en el que se encuentran los alumnos. Una hazaña más complicada todavía porque la mayoría de los aspirantes estudian temario genérico en academias.

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Es verdad que la colaboración académica entre los alumnos es una pieza fundamental en el grado, tanto así que en el caso de la Universidad de Valencia las aulas están incluso distribuidas en mesas de grupo. «Se realizan muchos trabajos en grupo y exposiciones, además del examen final, lo cual es más carga de faena porque debes estudiar y a la vez organizarte para realizar numerosas entregas», detalla la maestra. Así que habitúate a leer en las guías docentes trabajos y más trabajos, pero no te confíes porque aunque sean compartidos tendrás bastante carga académica.

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Es lógico pensar que como su formación está orientada a los más pequeños, sus estudios tienen el mismo nivel que los que imparten. Pero las exigencias del grado y de la profesión van más allá de saber conjugar el verbo 'to be'. «Para aprobar la asignatura de inglés se debe realizar una prueba de nivel B1, sino no la pasas. Además en clase también tienes que realizar la exposición de una unidad didáctica en este idioma. Y para ser maestro en unos años será obligatorio tener nivel B2 para todos», ilustra Asensi sobre las exigencias lingüísticas a los maestros.

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Vale que el volumen de temario no es comparable al de otras carreras como Derecho o Medicina, pero tampoco es cierto que el grado se solvente con temas de cinco páginas. Trabajar con niños y niñas para convertirlos en buenos ciudadanos es una labor primordial en la sociedad, que no se consigue simplemente memorizando libros. Es una labor de esfuerzo, dedicación y empatía. Así que el trabajo emocional en este grado es casi (o más) importante que pasarse horas leyendo textos.

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Prácticamente todo el mundo considera que ser maestro o maestra tiene una ventaja prácticamente imbatible: tres meses de vacaciones en pleno verano. Sin embargo, aunque sí tengan un descanso laboral más amplio que la mayoría de trabajadores de otros ámbitos, tampoco es cierto que tengan tres meses íntegros para reposar. El curso académico no se prepara solo y los contenidos, plantamientos y actividades han de estar organizadas antes del comienzo del periodo escolar.

También te hará falta algo de humor para superar las épocas de exámenes y entregas finales, así que te ilustramos con uno de los ingeniosos mensajes que circulan por las redes sociales sobre esta profesión: