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Pensador. Retrato de Niccolò Machiavelli. LP

César Borgia, un posible papa que prefirió la guerra

Amparado por su padre, el pontífice setabense Alejandro VI, el hijo no contaba 20 años y ya ostentaba las más altas dignidades eclesiásticas

ÓSCAR CALVÉ

Sábado, 27 de octubre 2018, 01:22

El trece de septiembre de 1475 nacía en Roma César Borgia. César fue el segundo hijo natural del entonces todavía cardenal Rodrigo de Borja, más tarde Alejandro VI, el último papa valenciano que ha dado la historia. Cosas de la época, fue el primer hijo que tuvo con Vanozza Cattanei, su amante más estimada. Manda la agenda, y es el turno de César. Su historia no les dejará indiferente. Como era de esperar, el ocaso de una vida repleta de temerosas y sangrientas aventuras estaba condenado a ser prematuro, violento y novelesco. Quizá la mejor carta de presentación de César sea la del apócrifo rey de los aforismos para azucarillos, Maquiavelo. Si el autor de 'El Príncipe' levantara la cabeza...

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Maquiavelo sintió gran admiración por César, con el que tuvo varias reuniones y al que consideró modelo intelectual para los gobernadores florentinos que el filósofo representaba. Escribe Maquiavelo sobre César: «Este señor es muy espléndido y magnífico y en las armas es tan animoso que no hay gran cosa que le parezca pequeña, y por gloria y por conquistar Estado no descansa jamás ni conoce la fatiga o el peligro. Llega a un sitio antes de que se pueda oír su partida del lugar de donde se va; se hace apreciar por sus soldados; ha enrolado los mejores hombres de Italia, cosas todas ellas que lo hacen victorioso y temible, a lo que se añade una perpetua buena fortuna».

Admirado por Maquiavelo, influyó poderosamente en las obras del filósofo italiano

Dos apreciaciones. Sus hombres más valorados fueron valencianos, no lo podemos pasar por alto. Además, desafortunadamente para él, la supuesta suerte favorable le fue esquiva para siempre cuando contaba con 31 años. En el camino dejó conquistas y traiciones dignas de las mejores novelas, archienemigos de la talla del propio rey de Aragón Fernando II -al que el padre de César había otorgado el título de 'el Católico'-, o el papa Julio II, cuyo sobrenombre, Papa Guerrero, ilustra el tono de su personalidad. Con todos estos componentes, la pócima para una buena historia es infalible. Real o ficticia. Incluso un cotizadísimo Orson Welles se puso en la piel de César Borgia. Por supuesto, como malvado conspirador.

Tensión. Los Reyes Católicos acabaron enemistados con César Borgia. LP

Cuando en 1475 nació César Borgia (la italianización de su apellido ya estaba consolidada), su padre, afincado en Roma, ya tenía cargos para aburrir. Por encima de todos esos honores destacaba su encomiable trabajo en la vicecancillería romana, una tarea que desempeñó más de tres décadas y que le auparía al papado en 1492. Sobre amores, nada nuevo bajo el sol. En la época era común, pese a ser censurado por la vertiente reformista de la Iglesia, que los prelados tuvieran amantes e hijos.

Rodrigo ya había tenido descendencia con una concubina que no reconoció. César era el primer hijo del setabense y de Vanozza Cattanei, la única amante que sí admitió y que, a la manera de antaño, respetó. Se da la circunstancia que uno de los motivos por los que la Iglesia rechazaba tradicionalmente el reconocimiento de hijos por parte de las dignidades eclesiásticas era el posible traspaso de cargos por consanguinidad, cual monarquía. Y no andaba desencaminada, porque la verdad, pese al mantenimiento de formas burocráticas de mayor decoro, César Borgia no había cumplido ocho años y ya había sido nombrado protonotario apostólico, archidiácono de Xàtiva y rector de Gandia. Con 19 añitos ya era obispo de Pamplona y arzobispo de Valencia. Con 20 cardenal.

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La muerte del padre de César, supuso el principio del fin de su época de esplendor

Pero al César, nunca mejor dicho, lo que es del César. El chaval había recibido una formación que ríanse de Harvard. El problema es que Rodrigo proyectaba a César hacia un futuro pontificado y su belicoso hijo no estaba por la labor. Que fuera un guaperas no era un hándicap. Al menos no tanto como el que fuera un hombre de acción, amigo de los excesos en actividades deportivas, armas, etc. Mientras nuestro protagonista recibía cargos y cargos eclesiásticos, no deseaba otra cosa que ser un prestigioso líder militar, pero ese proyecto vital había sido reservado para su hermano Juan. Pues bien, el 14 de junio de 1497 se produjo la misteriosa muerte de este. Nunca mejor dicho, porque a día de hoy desconocemos al culpable del asesinato de Juan, cuyo cuerpo inerte amaneció flotando en el Tíber. Las malas lenguas, especialmente las malas con los Borja, se apresuraron en señalar a César. El listado de enemigos del linaje de origen valenciano no era más corto que el de los Trump (no será un servidor quien opine al respecto), y los investigadores actuales apuntan especialmente a la familia Sforza como la impulsora del crimen. Alejandro VI desmintió esa posibilidad.

Retrato. César Borgia, con la mirada perdida, en un retrato. LP

La presunta condescendencia del papa con los presuntos asesinos de su hijo era en realidad una estratagema política para apaciguar una rivalidad que dificultaba su pontificado. Por otro lado, el incidente convertía a César en el nuevo brazo armado de la Iglesia. 'Aut Caesar aut nihil'. O César o nada. El lema atribuido a Julio César que referenciaba el valor de la fidelidad a un líder, fue grabado en las armas de César Borgia. César renunciaba a los hábitos, a las mitras episcopales, al sombrero cardenalicio y a toda prenda que no fuera óptima para guerrear. La rueda de la fortuna daba un giro favorable para César, aunque aquella hubiera 'atropellado' previamente a su hermano. En su nueva vida militar, César adoptó dos urgentes medidas. Una de ellas fue mejorar las relaciones internacionales con futuribles aliados, por ejemplo el rey de Francia. César se ponía a su servicio. A cambio recibía el Ducado de Valentinois (en el Delfinado francés), circunstancia que, unido al origen valenciano de César y a su antiguo cargo de arzobispo de Valencia, provocaron que fuera conocido como el duque Valentino.

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A su servicio trabajaron artistas de la talla de Miguel Angel o Leonardo da Vinci, entre otros

Precisamente esas raíces valencianas se constataban en la otra determinación: rodearse de hombres de confianza 'compatriotas' de su linaje. Sirvan de ejemplo el chivano Hugo de Moncada, o el valenciano Miquel Corella (con el explícito sobrenombre del Verdugo del Valentino). Este último pudo tener enormes habilidades, pero no cabe duda que la más valorada era dar matarile a los rivales de César. En su currículum consta el estrangulamiento de dos traidores a la causa borgiana con una cuerda de violín. Con 24 años César se casaba con Carlotta de Albrett, mujer que pertenecía a la familia real navarra y con la que tuvo una hija. En el plano profesional, emprendía una campaña para conquistar territorios de la Italia central y reconvertirlos en el Gran Ducado de la Romaña. Sus notables éxitos en los primeros meses preocuparon incluso a la todopoderosa Florencia, que envío a Maquiavelo para tratar con César. Aunque el escritor jamás escribió literalmente que «el fin justifica los medios», sí admiraba la determinación, incluso la falta de ética de algunas medidas, siempre y cuando el objetivo final fuera superior. En este aspecto, César era un fenómeno. Si había que cargarse a un cuñado, pues se lo cargaba. En 1502, el Valentino tomó algo de su propia medicina, pero pudo hacer frente a las conspiraciones en su contra de algunos gobernantes de las ciudades por él ya conquistadas. Las ejecuciones de estos fueron de padre y muy señor mío.

Genio. Leonardo da Vinci trabajó como inventor para César Borgia. LP

Por entonces, César contrataba a su servicio a Leonardo da Vinci para el diseño de nuevas y sorprendentes máquinas de guerra. ¿Qué podía fallar? Todo. En agosto de aquel año muere su padre. Julio II, enemigo visceral de los Borgia es designado nuevo pontífice. Los territorios tomados por César pasan a la jurisdicción de Roma. El Valentino es apresado por el papa, y sólo es liberado tras renunciar a sus derechos de conquista. César se dirige a Nápoles y es capturado por su virrey, una acción aplaudida por los Reyes Católicos -enemistados con el Borgia por su fluctuante política de alianzas-, quienes ordenan su expulsión de la península italiana.

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Tras estar preso en Chinchilla y Medina del Campo logra escapar. Juana I de Castilla pone precio a la cabeza de César, quien huye hacia Pamplona, donde podía contar con la protección de su cuñado, rey de Navarra, a la sazón en guerra civil. Pues sí, en una emboscada en las proximidades de Viana, César fue asesinado por los enemigos de su cuñado, quienes con cierta saña, lo dejaron en paños menores. Las vicisitudes sufridas por los restos mortales de César Borgia dan para un programa de Iker Jiménez.

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