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josé l. álvarez
Miércoles, 29 de noviembre 2017
La ciencia, en este caso la genética, ha dado al traste con uno de los grandes mitos del siglo XX. El yeti, más conocido como el ‘abominable hombre de las nieves’, ni es un monstruo, ni mucho menos una especie próxima al ser humano. En realidad, es un oso que vive en la cordillera del Himalaya, según publica el ‘Royal Society journal Proceedings B’.
Las pruebas de ADN tomadas en vestigios del supuesto yeti en realidad «corresponden a tres tipos de osos locales», asegura Charlotte Lindqvist, director de la investigación. No es la primera vez que se asimila el yeti a un oso, pero en esta ocasión el estudio ha sido a fondo. Para ello se extrajeron muestras de huesos, dientes, piel, pelo y restos fecales atribuidos a la criatura. Reunirlos fue fácil, pues se atesoran en colecciones privadas y en varios museos. Así, los científicos determinaron que los restos corresponden a 23 ejemplares de plantígrados, pertenecientes a tres subespecies, el oso negro asiático, el pardo tibetano y el pardo del Himalaya.
Pese a desmontar de alguna manera el mito, el trabajo ha permitido conocer a fondo estos plantigrados que habitan en el techo de mundo. «Los osos pardos de las grandes altitudes del Altiplano Tibetano y los que se hallan en las montañas occidentales de los Himalayas pertenecen en realidad a dos poblaciones separadas», dijo a AFP Lindqvist, profesora asociada de la Universidad Buffalo College of Arts and Science de Nueva York. «Ambas se separaron hace 650.000 años, durante el periodo glaciar», añadió.
El oso pardo del Himalaya, cuyo color de pelo rojizo es más suave que el del pardo tibetano, está considerado como en peligro ‘crítico’ de extinción dentro de la ‘Lista Roja’ de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.Un siglo de leyendasLa leyenda del yeti fascinó a aventureros e investigadores del último siglo. En 1921, el teniente coronel del Ejército británico Charles Howard-Bury relataba en el libro sobre su expedición al monte Everest que había encontrado «huellas que parecen más bien las de un hombre descalzo». Sus guías atribuyeron las pisadas a un ‘metoh-kangi’ u ‘hombre-oso de las nieves’. Años después, en 1925, de un miembro de la Royal Geographical Society aseguró haber visto una silueta parecida a la de un hombre cruzando un glaciar a gran altitud. Todavía hoy en día, los senderistas continúan subiendo al Himalaya en busca del ‘abominable hombre de las nieves’.
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