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Lunes, 27 de julio 2020
Las dos lluvias de meteoros más importantes del verano se podrán ver en España a finales de julio y principios de agosto. Las primeras en llegar serán las Delta Acuáridas, entre el 28 y el 30 de julio, y un par de semanas después las populares Perseidas, cuyo máximo sucederá hacia el 12 de agosto.
El 2020 será un mal año para la observación de las Delta Acuáridas, puesto que su momento de máxima actividad será dos días después de la luna llena (el plenilunio tendrá lugar el día 27 de julio), aunque será un buen año para observar las Perseidas, pues sucederán cuando la Luna esté en fase menguante.
Las Delta Acuáridas han sido definidas por el Centro Astronómico Ciedra como un «aperitivo de las Perseidas» porque, mientras estas últimas dejan ver en torno a 100 meteoros por hora en condiciones óptimas, las Acuáridas varían en torno a 25 por hora.
1. Oscuridad. Es mejor estar en un entorno sin contaminación lumínica. Mejor en el monte que en la ciudad. Y sin aparatos que desprendan luz cerca. Así se aprecia mejor el contraste.
2. Es mejor no utilizar prismáticos o telescopios, porque el resplandor provocado por la fricción de las partículas del cometa contra la atmósfera puede verse directamente a simple vista. Utiilizar las lentes limita el campo de visión a un punto concreto.
3. La Asociación Astronómica de España recuerda que la lluvia de meteoros de las Acuáridas coincide casi con la luna llena, que es apenas dos días antes, y el brillo del satélite puede reducir la posibilidad de ver algunos meteoros menos intensos.
Y no olvides evitar aglomeraciones y ponerte protección antimosquitos.
En cuanto a las agrupaciones ficticias de estrellas conocidas como constelaciones, posiblemente el verano sea la época del año en la que más miradas se dirigen hacia el cielo, destacando la espectacular franja blanquecina que forma la Vía Láctea.
Nada más caer la noche, comienzan a aparecer las estrellas más brillantes y es fácilmente identificable el triángulo formado por Altair de la constelación del Águila, Deneb de la constelación del Cisne y Vega de la constelación de la Lira. Es el denominado triángulo de verano.
Alrededor de la estrella Polar, se verán a lo largo de la noche las constelaciones de Casiopea, Cefeo, el Cisne, el Dragón y las dos Osas.
También serán visibles de este a oeste, Pegaso, el Águila, la Coronal Boreal y la Cabellera de Berenice. Cerca del horizonte se podrán observar a lo largo de la noche algunas de las constelaciones zodiacales, de la Virgen a Acuario, esta última ya casi al amanecer.
Por otro lado, durante el verano se puede observar el relieve de la Luna, pero con grandes prismáticos o un pequeño telescopio, dotados de un filtro lunar adecuado. Para tener una buena visión, conviene ir observando este relieve noche tras noche mientras va creciendo la iluminación de la Luna, pues así se ven aparecer nuevos accidentes orográficos.
Cuando la noche es más oscura por haber luna nueva, se puede intentar ver nebulosas de emisión como el complejo de nebulosas de Orión (Messier 42 y 43), el grupo de las estrellas Pléyades y el resto de supernova conocido como la nebulosa del Cangrejo (Messier 1).
Con prismáticos también se pueden ver las lunas más brillantes de Júpiter y se puede hacer un recorrido por la franja estrellada que constituye la Vía Láctea.
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