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NEREA GIL
Valencia
Miércoles, 25 de abril 2018, 20:12
Existen personas que únicamente por competición o por vivir una nueva experiencia cometen pequeños hurtos, pero, en el momento en que esto pasa a ser un comportamiento habitual se puede hablar de un verdadero problema, pasando a considerarse una especie de adicción, a denominarse cleptomanía.
Actualmente, debido a la reciente dimisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, las redes sociales y la sociedad en general no para de hablar sobre la cleptomanía. Se trata de un trastorno obsesivo-compulsivo por el que la persona comete, de manera repetitiva, un robo. No solo se redunda en esta conducta, sino que también existe un gran impulso por robar y un sentimiento de placer al hacerlo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cleptomanía es una tendencia al «hurto patológico», un trastorno caracterizado por «el fracaso repetitivo por resistir los impulsos de robar objetos, que no son adquiridos para el uso personal ni por la ganancia monetaria. Los objetos pueden ser eliminados, regalados o atesorados. Esta conducta se acompaña habitualmente de un sentimiento de tensión creciente antes de la acción, y de un sentimiento gratificante durante e inmediatamente después de ella».
La persona con cleptomanía padece de un trastorno del control de los impulsos y, por ello, se ve obligado a llevarse cualquier objeto, sin importar el valor de este ya que, realmente, el individuo no lo necesita. Se trata de un impulso que debe remediar inmediatamente cuando está en el lugar perfecto para ello, sin haberlo planeado en ningún momento.
La cleptomanía se suele presentar en personas con mucha ansiedad o con depresión, aunque también está relacionada con aquellas que padecen trastornos alimenticios o de personalidad. Momentos antes del hurto, el paciente siente molestia o ansiedad que se convierte, cuando está cometiendo el robo, en placer. Al finalizar, se reduce la ansiedad y surgen sensaciones como el remordimiento o el temor.
Por último, cabe destacar que este trastorno no está relacionado con el poder adquisitivo o con el estatus social. Que una persona tenga menos ingresos o pertenezca a una clase social distinta, no quiere decir que pueda ser cleptómana.
Existen una serie de ejemplos que pueden reflejar la afirmación mencionada anteriormente. Casos de personas famosas con este problema, que han salido a la luz, como es el de la actriz Winona Rider que, en 2001, fue detenida por la seguridad mientras intentaba llevarse ropa de una boutique de Los Ángeles. También Lindsay Lohan, que intentó robar un collar en una joyería de California o la conocida cantante Britney Spears, que fue pillada robando un mechero y una peluca.
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