Á.G.D.
Valencia
Sábado, 16 de junio 2018, 01:08
Parece una tablet, pero con la tinta electrónica de un ebook. Se trata de la primera matrícula digital de coche, que ha comenzado su andadura en Estados Unidos. Nacen con cierta vocación elitista, ya que cuestan unos 700 euros, y su mayor novedad es olvidarse de los papeles y las pegatinas en el coche.
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La empresa Reviver Auto es la encargada de comercializar esto, aunque la idea era de las autoridades automovilísticas del estado de California. La empresa solo tenía pensado crear una versión digital de la matrícula analógica pero el concurso público que ganaron (fue la única empresa que se presentó) le exigió desarrollar mucho más su tecnología.
El modelo que ha entrado en funcionamiento en pruebas en los vehículos eléctricos de la corporación municipal de Sacramento, y que ya se está empezando a comercializar en varios estados del país, permiten enseñar la matrícula, pero también se actualiza si los impuestos de circulación y la poliza están pagados, recopila datos de consumo de electricidad, velocidad y más parámetros del coche, y permite poner tanto mensajes personales como alertas de secuestro, por ejemplo. Al contar con la tecnología de la tinta digital en vez de un LCD normal, no gasta casi energía y no se desluce en ningún momento. Además de lo visual, la matrícula permite pagar peajes por vía telemática.
Toda esta tecnología está aún muy verde, y las autoridades obligan a los usuarios que solo sustituyan la trasera y dejen igual la delantera, además de mantener en el coche (en el maletero) la sustituida.
Toda novedad tecnológica tiene sus luces y sus sombras, y la matrícula digital no está exenta de ello. Esta nueva tecnología incorpora un sistema GPS que permite rastrear la posición exacta del coche. Las autoridades has insistido que esa tecnología se puede desactivar cuando el usuario quiera y que no se trata de una tecnología invasiva, pero las reservas tras los casos y casos de violación de la privacidad por parte de empresas y organismos norteamericanos han generado mucha desconfianza.
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También se tiene reservas en el resto de datos que se recogen del coche, como el consumo o la velocidad, y el hecho de que todos ellos los asocia a una matrícula y a un propietario concreto. La empresa insiste en que el nicho del mercado son las grandes flotas de coches de empresa, a las que sí les puede interesar esa monitorización.
Todo hace parecer que hasta que esta tecnología no madure y se establezcan unos límites y baje de precio, además de ampliar sus posibilidades y eliminar algunas limitaciones, no alcanzará la popularidad a la que aspira.
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