

Secciones
Servicios
Destacamos
A algunas personas que acuden a un restaurante de alta cocina les llega a molestar que el personal que les sirve los platos les indique cómo se come el manjar que acaban de dejar ante sus ojos, cómo hay que untarlo, cómo cogerlo, si hay que morderlo a poquitos o tomarlo de un bocado, en qué orden hay que degustar los distintos elementos... Vamos, que las indicaciones que dan para que la creación del chef alcance todo su esplendor en la boca agobian a algunos que prefieren abstenerse de toda esa liturgia e hincarle el diente a su comida como Dios le dé a entender. Aunque las explicaciones no siempre están de más. Y, ante la duda, mejor preguntar. De este modo, según informa El Correo, un comensal que recientemente intentó comerse una toallita húmeda en uno de los restaurantes de Martín Berasategui, se hubiese ahorrado la decepción y el bochorno.
Según afirma el periódico 'Daily Mail', el marido de la actriz británica Tracy-Ann Oberman -muy famosa en Reino Unido por su papel en series de televisión de gran audiencia-, Rob Cowan, acudió junto a ella a uno de los establecimientos del cocinero, que cuenta con ocho estrellas michelín. Estaban tomando un menú compuesto por catorce platos y ya desde el principio empezaron a sentirse extrañados de la presentación, ya que algunas viandas estaban servidas sobre placas de madera o láminas de piedra. Pero siguieron, algo atónitos, con la sucesión de manjares. Y, ya metidos en harina y dipuestos a no extrañarse por nada, vieron ante sí una especie de piedra, rodeada de cuerda con un rollito blanco encima... entonces, ni corto ni perezoso, Rob cogió eso que parecía una servilleta y lo mordió, dispuesto a disfrutar de su sabor. Pero no parecía una toallita... era realmente una toallita de esas que a veces se ponen en la mesa para que los comensales se limpien las manos entre plato y plato. Según afirma el rotativo británico, la pareja ha contado que el personal del restaurante se quedó «horrorizado». Afortunadamente, Rob no fue tan voluntarioso como para comérsela, sólo la mordió.
Este episodio, que podía haber quedado en una simple anécdota que no trascendiese más allá de la pareja, sin embargo, se ha hecho 'vox populi' después de la que a actriz decidiese contarlo en Twitter, con fotos, comentarios y todo lujo de detalles. Oberman, quien ha recalcado que la comida estaba deliciosa, se ha dedicado, sin embargo, a criticar la presentación «pretenciosa» de los platos, con vajillas fuera de lo común y diseños un tanto desconcertantes. Se ve que echó de menos la vajilla de toda la vida. En Twitter, unos les han dado la razón, otros, sin embargo, les han tachado de ignorantes.
This is what happens when you apply a Michelin Star or two or three. Honestly. @WeWantPlates pic.twitter.com/SR7TJHQnP7
— Tracy Ann Oberman (@TracyAnnO) 3 de enero de 2018
Al parecer, este tipo de confusiones se producen con cierta frecuencia en establecimientos de cierto nivel, donde se juega con la presentación. Es bastante frecuente que la gente se beba como si fuese un martini un cuenco de salsa picante, que la líe con las pipetas que contienen jugos, que se coman el lecho de hojas sobre los que se colocan algunos manjares o que duden a la hora de llevarse a la boca alimentos a los que le han dado forma de cosas no comestibles, como piedras, tierra o minerales.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.