¿Se puede conquistar el espacio con un combustible a base de agua oxigenada? En ello está Arkadia Space, una empresa de propulsión orbital verde con sello valenciano y con su base de operaciones en el Aeropuerto de Castellón. De momento, ya tienen ... prueba de vuelo para el año que viene.
Arkadia Space ocupa una pequeña porción del área del aeropuerto, con unos bancos de ensayo y un laboratorio químico para preparar el combustible verde. Invitan a pasar, a ver, preguntar y no fotografiar. Secreto. Allí, en unos pequeños habitáculos hay dos artilugios que aseguran que son propulsores, dos elementos que se utilizarán para corregir la dirección de un satélite con un combustible verde. Esa es la apuesta. Y de momento les ha salido bien, porque ya tienen varios contratos con la Agencia Espacial Europea (ESA). Actualmente emplea a 15 trabajadores y entre sus inversores, el astronauta y exministro, Pedro Duque.
El aeropuerto de Castellón no sólo anuncia ya vuelos regulares de aviones comerciales sino que cuenta con una oferta empresarial aeronáutica clave en Europa y tiene previsto ampliar sus servicios para dar cobertura a nuevos inversores. Una de las claves está en la meteorología. Un lugar donde las temperaturas no son extremas, donde no llueve en exceso y donde el salitre del mar, pese a que la costa está a unos pocos kilómetros, no afecta porque las montañas ejercen de escudo natural. Lo que hace una década era carne de meme, hoy en día se ha convertido en una de las instalaciones de España con más posibilidades a nivel aeronáutico y aeroespacial. Los chistes se han transformado en proyectos de nivel internacional.
Desde el banco de pruebas de Arkadia Space se pueden ver las nuevas instalaciones de E-cube Solutions. Los aviones son como los cerdos, se aprovecha todo y esta empresa se dedica al desmontaje total de las aeronaves. Al fondo se observa un amasijo de hierros, fuselaje al corte, como una gran factoría de despiece. En 2023, E-cube reconvirtió 110 toneladas de material y 1.600 toneladas de aluminio. Además, devolvieron 48.000 piezas a la cadena de valor. Algunas para aviones y otras, como los asientos aprovechables, para sillas de oficina.
E-cube cuenta con tres bases en todo el mundo: St. Athan (País de Gales), Coolidge-Arizona (Estados Unidos) y Castellón. En Vilanova d'Alcolea, donde emplean a 25 trabajadores, destriparon 50 aviones el año pasado, la mayoría de países de fuera de la Unión Europea. En Castellón ahora mismo se pueden ver estacionadas aeronaves de China y Sri Lanka, además del fuselaje de alguna marca que lideró los paquetes turísticos y que cayó en picado hasta la quiebra. Todas esperan una vida mejor.
E-cube cuenta con una nave de almacenaje, donde se pueden ver piezas y piezas de aviones clasificadas, y otro hangar con servicio de carpintería para embalar todo aquello que puede volver a volar. Además, las cabinas se cortan para la fabricación de simuladores de vuelo.
Una pieza desmontada de uno de los aviones, un alumno de los grados de FP en un helicóptero y uno de los empleados del proyecto aeroespacial Arkadia.
JL. BORT
En el otro lado está Brok-air, que ha invertido más de dos millones de euros en un hangar de 2.500 metros cuadrados y tramita ampliar sus instalaciones. Esta firma trabaja para mantener los aviones y que los usuarios vuelen seguros. En invierno, cuando baja el número de vuelos, es fácil ver en Castellón decenas de aparatos estacionados a la espera de la necesaria revisión para volver a despegar.
Brok-air tiene la certificación para trabajar en Castellón con aviones Boeing 737 NH y Max, además de con Airbus 320. Esta empresa tiene su sede en Tenerife pero tiene instalaciones repartidas en varios puntos de España y Portugal.
La sinergia con E-Cube es clara. Estos desmontan las piezas y Brok-air puede aprovecharlas para colocarlas en alguno de los aviones en los que trabaja.
La tercer pata de toda la estrategia aterrizó en el aeropuerto de Castellón desde la Universidad Laboral de Cheste. Mientras los pasajeros embarcan, los mecánicos desmontan un motor y los soldadores reducen a chatarra el fuselaje, hay un centenar de alumnos en cuatro grados de Formación Profesional que se preparan para mantener los motores de aviones y helicópteros o sus sistema eléctricos. El martes por la mañana varios alumnos trasteaban en las turbinas de las aeronaves o limpiaban las palas de un helicóptero en las clases prácticas. Además, estaban a la espera de la llegada de responsables de Ryanair para asistir a una de las charlas formativas que suelen dar distintas compañías aéreas. La Formación Profesional sobre aeronáutica tiene salida por la amplia oferta de empleo que existe y el sueldo es alto. Un cóctel casi irrechazable para los jóvenes en estos momentos.
Alguno de los alumnos, ya se han incorporado a la plantilla de Brok-air para el mantenimiento de los aviones. El hecho de llevar estos grados a Castellón es para que las empresas que allí operan tenga disponibilidad directa de mano de obra, la menos para realizar las prácticas.
A todos estos servicios de mecánica se une una escuela de vuelo. Durante la mañana, el zumbido de las avionetas se escuchó mientras en la pista central había calma chicha a la espera de un avión comercial. En el aeropuerto hay vida más allá de la aviación comercial.
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