R. c.
Lunes, 25 de julio 2022, 12:56
«Hoy veo la luz». Cuatro palabras. Liberadoras. Escritas por Paula Bonet. Un tuit que resume años de calvario. Después de conocerse la sentencia condenatoria al acosador de Paula Bonet, la pintora de Vila-Real ha mostrado su agradecimiento a su familia, su pareja, sus amigas, su editorial, su agencia, los Mossos d'Esquadra y su abogada: «Hoy veo la luz».
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«No voy a cesar en la lucha para que este sea un mundo más justo para nosotras, a través de mi trabajo o a través de la justicia: las violencias no pueden quedar en las tinieblas», ha apuntado Bonet en otro tuit.
El Juzgado Penal 10 de Barcelona ha condenado a V.G. a un máximo de tres años y dos meses de internamiento psiquiátrico por acosar y amenazar a la escritora, y le ha prohibido acercarse y comunicarse con ella durante 10 años, según Europa Press.
Según el fallo de la sentencia, que compartió este lunes en redes sociales la abogada de Bonet, Carla Vall, la jueza ha tenido en cuenta como eximente que el hombre tiene un trastorno mental, y por eso cumplirá la pena en un centro de internamiento.
También está condenado por un delito de quebrantamiento de medida cautelar al haber incumplido reiteradamente la orden de alejamiento que la jueza le impuso durante la investigación del caso.
Además, tendrá que someterse durante un año como máximo a un tratamiento médico acorde con su trastorno: en el juicio, declaró que sufre un trastorno erotomaniaco que le hacía creer que Bonet estaba enamorada de él.La sentencia también fija una indemnización de 3.940 euros que el hombre tendrá que pagar a la artista de Vila-Real por daños morales y por la asistencia psicológica que ha recibido durante el procedimiento, que ha durado unos tres años.
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En el juicio, V.G. defendió como sarcasmo y como una «batalla de gallos» los mails y tuits que envió a la pintora y escritora valenciana con amenazas de matarla, violarla y provocarle un aborto.
En esta causa la Fiscalía reclamaba una condena de tres años de prisión por «acechar» reiteradamente a Bonet en su taller y en eventos públicos, además de enviarle mensajes amenazantes.
«Consiguió que tuviera que dejar de ser yo», relató hace tiempo Bonet. «Tuve que cambiar mi espacio de trabajo, mantenerlo en el completo anonimato y limitar las personas que podían participar», explica Bonet en su escrito. Una situación que, como ella misma cuenta, la ha afectado a múltiples niveles y también ha repercutido en su labor educativa: «Las dificultades causadas han afectado a mi obra, al aprendizaje de mis alumnas y ha causado cancelaciones en mis actividades profesionales».
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