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A. P.
Domingo, 2 de febrero 2020, 19:55
La monarquía luxemburguesa se comporta como un capataz autoritario con sus empleados. A la luz del 'informe Waringo', un estudio sobre el funcionamiento de la institución elaborado por Jeannot Waringo, exdirector de la Inspección General de Finanzas ya jubilado, se constatan las sospechas. El trato que dispensan sus majestades a su personal se traduce en ansiedad y miedo. Los trabajadores temen perder su trabajo o sufrir represalias, según se puede leer a lo largo del casi medio centenar de páginas que conforman la investigación, que tanto temía el gran duque Enrique de Luxemburgo.
El informe, encargado por el primer ministro Xavier Bettel, pone negro sobre blanco los errores de una institución censurada por su falta de transparencia. Lo que más llama la atención es la alta rotación de los empleados, producto de un ambiente laboral asfixiante. En apenas cinco años, entre 2014 y 2019, 52 fueron desalojados de sus puestos de una plantilla de 110 personas. Dieciséis dimitieron, once fueron despedidos y a ocho se les rescindió el contrato. Antes de hablar, los consultados se tientan la ropa. «Todos están en guardia y miden muy bien sus palabras», escribe Waringo. Al conversar con ellos, la alegría y el humor se desvanecen.
Como se preveía, la gran duquesa María Teresa no queda muy bien retratada. Por algo ella es la responsable de reclutar a los trabajadores de la corte y asignarles una misión. Su nombre se cita hasta en doce ocasiones, muchas veces para mal. «Me gustaría decir honestamente y con el riesgo de ser malentendido que en la cadena de toma de decisiones del palacio, especialmente en el campo de la gestión del personal, el papel que debería ejercer la gran duquesa es una función puramente representativa. Debemos reformar el funcionamiento de nuestra monarquía en este punto esencial. En mi opinión, no hay otra solución. [...] La política de personal plantea numerosas preguntas».
El disgusto por el hecho de que los trapos sucios de la institución luxemburguesa se laven en público seguirá acechando a la duquesa. El estudio será sometido al escrutinio del Parlamento. Si los trabajadores continúan expuestos a presiones, como sucede ahora, «su comportamiento puede cambiar radicalmente. Caerán enfermos más a menudo y buscarán un nuevo empleo más rápidamente», subraya el informe.
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