DGT: las gafas de sol que «nunca» hay que usar al volante

El verano trae temperaturas altas y muchas horas de sol. La fuerte luminosidad de esta estación puede empeorar nuestra visión al volante, tal como recuerda la DGT en su revista 'Tráfico y Seguridad Vial'. Muchos conductores utilizan gafas de sol para mejorar el confort y proteger sus ojos de la radiación solar que pueden llegar a dañarlos.

Son muchos los tipos de gafas de sol que existen en el mercado, en general con una buena eficacia a la hora de mejorar el confort a la hora de conducir. Los cristales marrones, grises o verdes son los más habituales. Los expertos explican que los marrones incrementan el contraste y los verdes, además, reducen los reflejos y la fatiga ocular. Los cristales de color rosa también incrementan el contraste y reducen la fatiga ocular en usos prolongados, mientras que los amarillos, por bloquear la luz azul, pueden ser aconsejables en pacientes con patologías retinianas.

La DGT recuerda que «Nunca deben utilizarse al conducir ni gafas de sol fotocromáticas ni las de filtro de categoría 4. Con este tipo de gafas, al entrar en un túnel, la visión queda gravemente comprometida, ya que reducen tanto el paso de la luz (categoría 4) que es como conducir a ciegas, y el largo tiempo de adaptación de las fotocromáticas (3-5 minutos) reducen dramática y peligrosamente la visión».

Las gafas de sol con filtro de categoría 4 son indicadas para su uso en zonas de alta montaña, la práctica del esquí y deportes acuáticos, donde la incidencia del sol sea extrema. Son capaces de absorber hasta el 98% de la luz, pero no deben ser utilizadas para conducir.

Las fotocromáticas -explica la DGT- cambian de color cuando se exponen a la luz. Se oscurecen con bastante rapidez (unos 30 segundos) ante la radiación ultravioleta, aunque con altas temperaturas no se activan. El inconveniente es el tiempo de desactivación (aclarado), de 3 a 5 minutos, lo que las hace desaconsejables para conducir.

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