José Luis Villar Palasí, en una intervención en el pleno de la UNESCO.

Villar Palasí, el padre de la EGB, hablaba 15 idiomas

Valenciano de Ruzafa, el ministro que creó la «valiente» Ley General de Educación se opuso a los sectores más conservadores tras una «feroz crítica» al sistema de enseñanza del régimen

Paco Huguet

Sábado, 23 de mayo 2015, 00:26

"No, no hablaba 8 idiomas; hablaba 15 ó 16: chino, japonés, árabe, polaco...», explica José Luis Villar Ezcurra, hijo de José Luis Villar Palasí, el ministro de Educación y Ciencia que escribió, literalmente, la Ley General de Educación de 1970.

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El padre de la EGB, a diferencia de la mayoría de ministros y presidentes posteriores, gozaba de «una facilidad innata para los idiomas. Era un autodidacta, se aprendía los diccionarios». Entre las lenguas extranjeras «normales» su hijo incluye el holandés, «la primera que aprendió en Valencia porque no encontraron profesor de las otras: inglés, italiano, alemán...». Usaba el valenciano, «no sólo con la familia, sino también en discursos. Su madre, mi abuela, hablaba mal el castellano».

Villar Palasí (1922-2012), nació en Ruzafa y se licenció en Derecho y en Filosofía y Letras en Valencia (1945), antes de trasladarse a Madrid. Con sólo 25 años, entró en la Administración. «Empezó muy joven en política, en el Ministerio de Información y Turismo y luego en el de Comercio», recuerda su hijo.

Ganó una cátedra de Derecho Administrativo en la Universidad de Madrid (hoy Complutense), y en 1968 se convirtió en ministro de Educación y Ciencia. Aurelio González, vicedecano del Colegio de Pedagogos de la Comunitat y profesor de Historia de la Pedagogía, y Fernando Serrano, vicedecano de Educación de la Universidad Cardenal Herrera-CEU, mantuvieron con Villar Palasí una entrevista en 2010 y recuerdan que al exministro valenciano «le llamó Franco para reformar la ley universitaria». Pero en un viaje a Galicia «comprendió que hacía falta una Ley General de la Educación y de Financiación de la Reforma Educativa, una ley que transmitiese a la sociedad española que la educación era una inversión que costaba dinero; de hecho, involucró al director general de Hacienda».

Su ley y el Libro Blanco que la precedió fueron una «feroz crítica» a la situación de la Educación en España, apunta González. Tras tener que hacer «una segunda versión más suavizada» de las 'Bases para una nueva política educativa' (libro blanco), comenta Serrano, «hizo una ley muy valiente, que lanzó temas tapados, que tuvo la oposición de los más conservadores y que los progresistas vieron como buena». Considerado como un técnico, tuvo que superar los recelos de sectores como el Opus Dei, recuerda su hijo.

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El NODO de la época, basado en los contenidos del libro blanco, habla en 1969 de «anomalías», «errores», «defectos del sistema de enseñanza arraigados», «fracaso», de dos educaciones, para ricos y pobres y de un «débil tratamiento didáctico», entre otras duras críticas al régimen.

Una de las cosas que más le enorgullecían era que hubiera tantos colegios con su nombre y que éste no fuera retirado en democracia. «Él no era ni franquista ni antifranquista», puntualiza Villar Ezcurra. Aunque ha sido uno de los personajes más ilustres de la historia de la Educación, este valenciano no tiene calle en su ciudad. «La vanidad era ajena a él», destaca su hijo, restando importancia al agravio.

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Villar Ezcurra agrega que la ley recogió las «directrices internacionales de la UNESCO». El ministro intervino cuatro veces en la Asamblea de la ONU. Después, la normativa «fue copiada por varios países del Este», de régimen comunista. «Él hizo personalmente la ley. Yo lo recuerdo encerrado en casa trabajando», recuerda. De hecho, José Luis Villar Palasí se mantuvo activo hasta casi sus últimos días, dirigiendo tesis e impartiendo clases magistrales.

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