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«¿Es a los doce años el mejor momento para que los niños pasen al instituto?» Con esta pregunta, el psicólogo valenciano Alberto Soler abría ... un melón que parecía cerrado desde 1990, cuando la LOGSE, la ley educativa que se aprobó en aquel momento -ha habido dos más desde entonces- se cargó la Educación General Básica (EGB), que mantenía a los niños en los colegios hasta los catorce años. Con aquella nueva norma la Educación Primaria se acotó desde los seis a los doce años, mientras que séptimo y octavo se reconvirtieron en primero y segundo de la Educación Secundaria Obligatoria, adelantando la entrada de los niños al instituto.
¿Qué ha sucedido para que Alberto Soler haya lanzado esta pregunta? El psicólogo, especializado en crianza, se hacía eco en realidad de una medida que anunció la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el pasado mes de septiembre. Así, los nuevos colegios madrileños que se inauguren a partir del curso 2025-26 acogerán también los dos primeros niveles de Secundaria, lo que retrasará la entrada de estos alumnos al instituto hasta los catorce años, como sucedía antes de 1990. De hecho, ya hay una decena de centros escolares en Madrid que están trabajando de esta manera, y la intención de Ayuso es que en el siguiente curso se vaya extendiendo al resto de colegios de la comunidad.
El argumento que esgrime Ayuso es «proteger» a los menores al evitar su convivencia con adolescentes mayores en los institutos, y proporcionando de esta manera un entorno más adaptado a su momento evolutivo. En realidad, lo explica el valenciano Enrique Castillejo, presidente del Consejo General de los Colegios de Pedagogos y Psicopedagogos de España, a nivel evolutivo, «los niños de doce años están más cerca de la Primaria que de la Secundaria». De hecho, muchos alumnos que comienzan en los institutos en primero de la ESO tienen todavía once años, una edad a la que acceden a un entorno donde conviven con adolescentes de 16 años, y que están en otro momento de su desarrollo emocional.
Entre quienes defienden la posibilidad de volver al sistema educativo anterior, hay algunos expertos que sostienen que retrasar la entrada al instituto podría disminuir el abandono escolar de forma temprana, ya que una adaptación más gradual podría permitir una mejor integración académica y social. De hecho, en los primeros cursos de Secundaria se dispara la repetición de curso ante el cambio que supone dejar atrás Primaria de una forma temprana.
Hay una pedagogía, la que creó hace más de cien años el alemán Rudolf Steiner, y que se aplica en los colegios Waldorf, que divide el desarrollo humano en septenios, y las primeras corresponden con las etapas que deberían coincidir con los niveles educativos. En esta pedagogía, el segundo septenio correspondería de los siete a los catorce años, permitiendo que los estudiantes enfrentaran los desafíos académicos más complejos en una etapa de mayor madurez.
Castillejo cree que, efectivamente, «nos estamos encontrando con diversos puntos de conflicto en referencia a esas etapas educativas tan diferenciadas» entre quienes acceden a los primeros cursos de la ESO con los alumnos de la última etapa de Secundaria. «Nuestros niños experimentan y conviven con situaciones inadecuadas para su edad temprana, que tiene que ver con el uso de las pantallas, el acceso a redes sociales, a pornografía o a alcohol y tabaco». De hecho, ha habido muchas voces, tanto de educadores como de padres, que han alzado la voz en los últimos años para alertar de que la entrada en el instituto supone 'de facto' una obligación de que los niños accedan a un móvil en propiedad y a contenidos que todavía no son adecuados para su momento evolutivo. De hecho, Alberto Soler cree que el cambio de instituto no es sólo un cambio de edificio, sino que supone para niños de 11 y 12 años «salir de golpe» de la infancia y empezar a convivir, imitar y comparar actitudes de chavales de hasta 18 años, con consecuencias negativas para su rendimiento social y académico«.
En este sentido Enrique Castillejo está de acuerdo en que si se tiene en cuenta sólo la variable de la edad, que los niños lleguen al instituto a los catorce años «me parece razonable». Es más, es partidario de que haya una preparación a la entrada de la ESO, anticipando en el colegio una especie de COU (Curso de Orientación Universitaria) que antes de 1990 preparaba a los alumnos para el acceso a la universidad. Castillejo cree que la medida puesta en marcha por Díaz Ayuso tendría que ir acompañada de otras iniciativas -entre ellas una dotación presupuestaria muy importante- que en realidad no dependen de una administración autonómica, ya que las leyes educativas se legislan desde el Congreso de los Diputados.
El debate sobre qué sistema educativo es el que más se adapta a las necesidades de la sociedad española está pendiente, según Castillejo. «Es imprescindible crear un espacio alejado de las ideologías para consensuar el mejor sistema educativo para España para alejarnos de esta diarrea legislativa que en nada ayuda a la educación de este país».
Pero, ¿qué piensan las familias? Se hizo una encuesta en el colegio público Antonio Machado de Madrid y el 80% de los padres eran partidarios de esta medida. Y en los más de cinco mil comentarios que ha ido acumulando Alberto Soler en su vídeo hablando de esta posibilidad hay una abrumadora mayoría de comentarios a favor. «¿Para cuándo en la Comunitat Valenciana?», pregunta una madre.
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