El contrato viral entre padres e hijos para el buen uso del primer móvil: «Nunca antes de dormir...»

Carmen Osorio es una periodista y divulgadora que era conocida en España por sus blogs, sus libros y sus labores de divulgación. Autora de 'No soy una drama mamá', ahora ha dado el salto a la creación de contenido relacionado con las nuevas tecnologías y ayudo a las familias «a que tengan una relación sana con las pantallas», como ella misma confiesa.

Experta en gestión de redes sociales, es además madre de cuatro hijos y acaba de lanzar en su web adictosalatecnologia.es una guía indispensable para los padres que tienen hijos en edad de usar el móvil y que se enfrentan al dilema de hasta dónde fijar los límites para, por un lado, conseguir un uso responsable y miniminzar los riesgos y, por otro, no controlar a los menores más allá de lo que dicta el sentido común.

Así, ha publicado el 'CONTRATO familiar para un buen uso del MÓVIL', un documento que se puede conseguir de forma muy sencilla a través de sus redes sociales con una simple suscripción a su newsletter y en el que recoge, con humor y sencillez, una serie de normas para que padres e hijos inicien juntos la aventura del primer móvil.

Si eres padre/madre con hijos en edad de tener móvil y has llegado a la conclusión de que realmente tienen la madurez suficiente y lo necesitan para el día a día, es el momento de fijar los límites de uso del dispositivo. Carmen Osorio ha redactado un contrato de dos páginas para establecer normas básicas de uso, desde las aplicaciones que se instalan (empezando por el control parental) hasta el tiempo máximo de uso y cuándo debe y sobre todo no debe utilizarse. «Nunca antes de dormir...», recomienda. «El objetivo debe ser que nuestros hijos elijan antes un plan en la vida real que en la vida online», explica la periodista.

En el contrato se especifican las cosas que no se deben hacer bajo ningún concepto, como enviar fotos o vídeos íntimos o revelar información privada, y se establecen normas de uso del móvil en relación a los padres, como la obligación de coger el teléfono si te llaman o «avisar sobre cualquier mensaje o comentario que pueda ser extraño o dañino».

Por último, al tratarse de un contrato, se establecen las sanciones por su incumplimiento, acordes a la gravedad de la infracción cometida, y abre la puerta a actualizarlo conforme pase el tiempo y el menor adquiera mayor madurez y responsabilidad en su uso.

El contrato, finalmente, debe ser firmado por las dos partes, padres e hijo, consiguiendo de esta manera un compromiso entre las partes y, en cualquier caso, aportando al menor información sobre qué supone tener un móvil, sus ventajas y peligros y las consecuencias que puede tener, positivas y negativas, un uso más o menos responsable.

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