El virus enmudece las flautas

«Yo la flauta la he descartado ya». Salvador, profesor de música en un instituto alicantino de enseñanza secundaria, ha decidido que este instrumento no entrará en las aulas en medio de la situación actual de incertidumbre generada por el Covid-19. Y no es el único docente de esta materia ni mucho menos, tanto en primaria como en secundaria, que acumula dudas de lo más variadas sobre qué hacer a partir del próximo mes de septiembre al tratarse de una asignatura con unas particularidades especiales.

El de la flauta podría considerarse a primera vista un asunto menor e incluso apto para el chascarrillo. Pero no lo es para los diferentes profesores de música tanto de primaria como de secundaria consultados por LAS PROVINCIAS.

En teoría se podría alegar que si cada alumno trae su propia flauta de casa no debería haber riesgo alguno de contagio. Pero no opinan así los propios docentes, quienes advierten de que podría haber riesgo de contagio al tratarse de un instrumento de viento que transmite micropartículas al utilizarse.

«También podría darse el caso de que uno de los alumnos se olvide su flauta en casa y, para no ser penalizado, se la pida a un compañero de otro grupo», apuntaron desde otro centro educativo.

Desde este mismo instituto ya señalaron que, vista la incertidumbre, optarán por que no haya instrumentos en las aulas durante el primer trimestre del curso hasta ver cómo evoluciona la situación. En este centro, ubicado en la provincia de Valencia, tienen prevista la introducción del ukelele, pero habrá que definir los detalles de su uso, quién lo limpia después de cada clase, etcétera. Por el momento, el inicio del curso no contará con instrumentos en las aulas en muchos centros.

Padres consultados por LAS PROVINCIAS recordaron que, por contra, y sin que haya resolución de la conselleria en sentido alguno, en algunos centros la flauta está incluida en la lista de materiales que han de comprar para el próximo curso escolar.

En lo que sí coinciden todos los docentes consultados es en las críticas a la conselleria de Educación al no haber concretado, cuando se ha superado el ecuador del mes de julio, las reglas para todas las asignaturas y más para una, como la enseñanza musical, que tiene sus características especiales.

«Además, ¿cuándo hago la programación de mi asignatura? Yo solía prepararla cada mes de julio y ahora no podemos plantarnos el 1 de septiembre sin saberlo todo», se lamentó un docente, quien reconoce que ésta es una situación especial, pero pidió más celeridad y concreción a los responsables autonómicos.

Uno de los profesores también advirtió de que hay que estar atento a otra de las actividades que han llevado a cabo con normalidad durante muchos años en esta asignatura. Algo tan sencillo como cantar también puede ser un foco de riesgo: «Al cantar proyectamos más y más lejos que cuando hablamos. Se ha demostrado que ha habido contagios en diferentes agrupaciones corales. Hay que tener cuidado con esto también».

Los docentes echan en falta muchas aclaraciones y consideran insuficientes las actualizaciones semanales que, por el momento, está publicando la conselleria de Educación.

En la jornada del pasado miércoles, desde el organismo que dirige Vicent Marzá recordaron, una vez más, que siguen trabajando en el protocolo global de organización de cara al inicio del curso. Desde Educación señalaron que tan pronto cuenten con el protocolo efectuado por Sanidad al respecto, que han estado abordando en coordinación, «habrá unas medidas sanitarias y de seguridad concretas a partir de los marcos globales que ya se conocen». Todas estas recomendaciones, agregaron, se incorporarán en los planes de contingencia con que deberá contar cada centro.

De este modo, y según apuntaron desde Educación, será ese plan de contingencia, una vez que se incorporen las instrucciones de Sanidad y también las directrices fijadas por el Instituto Valenciano de Seguridad y Salud en el Trabajo «el que marque al profesorado lo que se puede y lo que no se puede hacer dentro de las aulas y en el resto de espacios de los centros».

Pero las interrogantes de los docentes no se detienen ahí, sino que piden aclaraciones ante muchas otras dudas.

«¿Por ejemplo, tendré que llevar la mascarilla en clase?, ¿quién me la proporcionará?, ¿tendrá que ser de algún tipo determinado?, ¿qué hago si un alumno me dice que se la quiere quitar? Son muchas cosas y no veo que haya una agilidad para que comencemos el curso sabiendo exactamente las reglas del juego«, explicó un profesor de informática, quien señaló que, por lógica, deberán ser los propios alumnos quienes limpien el teclado y el ratón después de cada clase.