Por qué no hay que enjuagar los platos antes de meterlos en el lavavajillas

Lavar los platos es una de las tareas de limpieza más tediosas en el hogar. Aunque son muchos quienes cuentan con un lavavajillas en la cocina y no necesitan dedicar tanto tiempo a desinfectar la cubertería, siempre se suele enjuagar primero cada pieza antes de meterla en el electrodoméstico. Es una costumbre arraigada para evitar que queden restos de suciedad en la vajilla y reducir los residuos dentro del friegaplatos.

Pero no siempre sabemos cómo sacarle el máximo provecho a este electrodoméstico y tendemos a repetir acciones a diario solo por pura costumbre. La realidad es que no es necesario enjuagar los platos antes de meterlos en el lavavajillas e incluso puede llegar a ser contraproducente para nuestro bolsillo.

Es habitual sentir más seguridad al prelavar manualmente los platos, creyendo que de esta forma se reduce la suciedad que el lavavajillas debe limpiar, pero esta tarea es completamente innecesaria y además aumenta el gasto en la factura. Y es que lavar la vajilla antes de meterla en el friegaplatos es muy poco eficiente en lo referente al ahorro de agua.

Los lavavajillas emplean altas temperaturas para asegurarse de limpiar en profundidad los platos y deshacerse por completo de la suciedad, desincrustando cualquier resto de comida. Por lo tanto, enjuagarlos antes sólo sirve para gastar agua de más.

Además, si los platos ya están casi limpios cuando los metemos en el lavavajillas, el jabón rinde menos y por lo tanto la función del electrodoméstico no se aprovecha al máximo. Al prelavar también ocurre que el sensor con el que el friegaplatos regula cuánta agua necesita la vajilla no haga la lectura correcta y por lo tanto no salga del todo limpia.